El pasado 14 de marzo, el Ministerio de Hacienda anunció que no realizaría la colocación de los $1.500 millones que tenía previsto para financiarse este año mediante un contrato de colocación.
Ahora, el Gobierno debe tratar de solventar la necesidad de recursos mediante alguna figura de captación similar o continuar en el mercado local, que tiene una capacidad más reducida de la que puede encontrar con inversionistas que vengan del exterior.
La situación que se dio a conocer mediante un hecho relevante al mercado de valores, que explicaba que las condiciones financieras y el plazo de entrega de la operación estaban desligados de los intereses de Hacienda, no era viable concretar el contrato y por tanto, se declaraba “concluido sin colocación”.
El Ministerio anunció esa colocación desde el 17 de noviembre del año pasado y explicó que se realizaría en las siguientes seis semanas; sin embargo, luego de esa fecha, empezaron a surgir una serie de contratiempos que concluyeron en que la colocación se declarara como desierta.
Importancia de la colocación
Para el primer semestre de este año, Hacienda tiene que pagar $1.435 millones en vencimientos de deuda y, durante todo el 2018, deberá desembolsar $2.913 millones, $1.413 millones más de lo que se esperaba obtener con el contrato de colocación.
Pero los vencimientos no son la única responsabilidad de la que debe ocuparse.
Aunque hay una porción de la deuda que se venía tramitando en el mercado interno, la colocación externa era un intento para bajarle presión al mercado interno y buscar recursos en el exterior, para a su vez, quitarle tensión a las tasas de interés.
Los gastos corrientes, que ocupan una gran porción del gasto del Gobierno Central, también se saldan con colocaciones.
El pago de salarios, de cargas sociales, transferencias y el desembolso para bienes y servicios dependen de la capacidad de Hacienda de conseguir recursos, a razón de ingresos que no logran compensar los gastos del Gobierno y que tuvieron un crecimiento interanual del 24% al cierre del 2017.
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Esta carencia de recursos haría que la Tesorería tenga que acudir a otras fuentes para fondearse, en un escenario en que los ingresos siguen siendo mucho menores a los gastos, en una economía con perspectiva negativa por parte de las calificadoras internacionales. Es de esperar, que donde quiera que acuda a fondearse, tenga que hacerlo a tasas más altas de lo usual.
Esto concluiría en un escenario como el presenciado en diciembre del 2017, cuando la carencia de liquidez obligó a Hacienda a captar a una tasa tan alta que generó un impacto casi de golpe de un punto porcentual en las tasas.
La interrogante que surge ahora es ¿dónde captará Hacienda?
Para Antonio Pérez, gerente general de Mercado de Valores, el mercado local ya no tiene la capacidad de seguir financiando al Gobierno Central.
Según explica, Hacienda ha tratado de levantar colocaciones en el sector privado y no ha logrado su objetivo, por lo que la opción ideal sería buscar financiamiento externo, ante la incapacidad de tener una liquidez suficiente para cumplir con los compromisos de corto plazo.
Si Hacienda quisiera captar en el mercado local, los rendimientos tendrían que alcanzar niveles apetitosos para el mercado, compensando el riesgo.
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Hace unas semanas atrás, Hacienda había bajado sus tasas de captación al corto plazo, como una posible respuesta a la incapacidad de sostener tasas tan altas.
Empero, ante éste escenario, la seguridad relativa que brinda un bono de Hacienda por ser el principal emisor del país no parece ser suficiente, por lo que la seguridad tendrá que derivar de los rendimientos.
Para Hairo Rodríguez, gerente de Banco Cathay, no es factible que vuelvan a intentar otro contrato de colocación por no dar una mala imagen al mercado.
“Si un primer esfuerzo no fue exitoso, puede ser que las contra partes pierdan interés en ir a retomar conversaciones para otra colocación”, afirmó Rodríguez.
Según explicó Rodríguez, Hacienda recurriría a financiamiento interno aunque eso implique un impacto en las tasas de interés.
Sin embargo, la clave está en que la gestión no tenga efectos abruptos en las tasas de interés del resto del sistema financiero.
De no lograr encargarse apropiadamente de las captaciones que se necesitan en el primer semestre, las consecuencias se trasladarían al impago de salarios, cargas sociales y de vencimientos de deuda”, concluyó Rodríguez.