Tratar de predecir con precisión el precio del dólar es una tarea, sino imposible, por lo menos arriesgada. Por eso nuestro objetivo es, en lugar de prometerle qué es lo que va a suceder, presentarle cuáles escenarios son probables y, en caso de cumplirse, cómo influirían en el tipo de cambio.
En resumen, no le vamos a hablar si el tipo de cambio va a subir o va a bajar, le vamos a decir cuáles fuerzas podrían poner presión hacia el encarecimiento o abaratamiento del dólar.
Pese a esa incapacidad en la precisión, todo parece indicar que deberían haber más presiones hacia el alza y que los ¢540 fueron, posiblemente, el suelo del tipo de cambio por los próximos meses. Sin embargo, se espera que la abundancia de dólares no deje que el precio de la divisa suba abruptamente.
Le contamos cuáles son los factores que incidirán en el precio del dólar en lo que queda del 2023.
Regreso de las estacionalidades
Un factor que nos apunta hacia un periodo de alza en el tipo de cambio es el aparente regreso de las estacionalidades. Según Róger Madrigal, presidente del Banco Central de Costa Rica (BCCR), este año se han manifestado algunos elementos de estacionalidad que se habían perdido durante los años de pandemia.
Las estacionalidades son periodos en los que el mercado cambiario tiende a comportarse de una manera en similar en cada año. Estos comportamientos no son categóricos, pero suelen responder a una tendencia de mayor o menor oferta de divisas.
De regresar a las estacionalidades de la prepandemia, el mercado debería estar entrando en los meses de menor abundancia de dólares. Esto normalmente significa que, por una menor oferta, el precio del dólar tiende a ser más propenso a subir entre mayo y octubre.
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En efecto, a partir de mayo la abundancia de dólares en las ventanillas y en el Monex se redujo en comparación con el primer cuatrimestre del año. Además, el precio se ha estabilizado alrededor de los ¢540 en el último mes.
A partir de noviembre, el mercado vuelve a llenarse de dólares de la mano de las exportaciones de cosechas y, después, por el regreso de la temporada alta de turismo. Esta etapa se extiende hasta el mes de abril del año siguiente y es donde es más propensa la caída del tipo de cambio.
Premio en colones se reducirá
De continuar con una inflación baja, el Banco Central tendrá más espacio para reducir su Tasa de Política Monetaria (TPM) y, por ende, se reducirá la brecha que hay entre las tasas de interés en colones y dólares. Esto le daría un mayor incentivo a los inversores de apostar en instrumentos en dólares y fuera de Costa Rica (recordemos que mientras nuestro país ha reducido su TPM en 2023, Estados Unidos ha subido la suya).
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Un mayor apetito por las inversiones en moneda extranjera le agregaría presiones hacia el alza en el precio del dólar al subir la demanda por la divisa estadounidense y propiciar una salida de capitales fuera de Costa Rica.
Menos deuda en colones
A este atractivo por la inversión en dólares, podría sumarse la posibilidad de que el Gobierno emita menos deuda interna, causando que más divisas salgan del país en busca de más y mejores inversiones en el extranjero.
El mercado de valores costarricense está dominado en su gran mayoría por la emisión del Ministerio de Hacienda y el Banco Central, sin embargo las posibilidades de financiamiento locales de estas entidades se ven reducidas por la regla fiscal y porque el Gobierno ha apostado por el endeudamiento externo (recordemos la colocación de eurobonos por $1.500 millones a principio de año)
Esto significa que los grandes inversionistas institucionales de Costa Rica como las operadoras de pensiones van a encontrar un mercado doméstico mucho más limitado y podrían convertir sus fondos en dólares y llevarlos fuera del país.
Dependiendo de cuán grande sea ese éxodo, el tipo de cambio podría subir. Este fenómeno ya lo vimos durante la pandemia, cuando las operadoras de pensiones convirtieron sus fondos de colones a dólares y los llevaron a instrumentos extranjeros, poniendo una fuerte presión hacia el alza en el mercado cambiario.
“Hemos visto que algunas operadoras de pensiones están yendo más al sector externo, entonces si salen $1.000 millones, por ejemplo, tenga seguridad que el tipo de cambio va a responder hacia el alza”, dijo Madrigal en entrevista con El Financiero el pasado 7 de junio.
Abundancia de dólares continuará
Pese a que la estacionalidad nos dice que estamos en la época relativamente seca de dólares, la realidad es que es probable que el mercado siga presentando una abundancia en el flujo de la divisa. Menor que la que vimos en el primer cuatrimestre, pero abundancia, a fin de cuentas.
Esta riqueza de dólares, de mantenerse, serviría como una especie de ancla para que el tipo de cambio no suba marcadamente, a pesar de las presiones hacia el alza.
Madrigal señala que la abundancia de la divisa viene de una inversión extranjera directa que, hasta el momento, sigue fuerte.
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Precios internacionales bajan
Por parte de las influencias externas, los precios internacionales continúan a la baja, lo cual le resta presiones hacia el alza al tipo de cambio.
El Índice de los Precios Internacionales de las Materias Primas Importadas acumula ya diez meses seguidos con caídas interanuales. Este indicador incluye las cotizaciones de granos, metales y petróleo crudo.
Sin embargo, un hipotético aumento en el precio de estos productos podría empujar el tipo de cambio hacia el alza.
Reservas robustas
Otro elemento que apunta a que un eventual aumento en el valor del dólar no sería tan fuerte es el músculo de intervención que ahora tiene el Banco Central.
Durante estos meses de caída, el BCCR ha aprovechado para fortalecer su reservas internacionales por medio de una agresiva compra de dólares. Actualmente, las arcas del Banco Central están en sus niveles históricos más altos con poco más de $11.000 millones.
Las mayores reservas le permitirán al Banco Central, en caso de que el tipo de cambio empiece a escalar, intervenir para suavizar los aumentos.
El Banco Central solo puede intervenir bajo las siguientes premisas: para suplir las necesidades de divisas del sector público no bancario, para reforzar sus reservas y para acotar cambios abruptos en el tipo de cambio.
¿Hacia dónde se mueve la balanza?
¿Pesan más las presiones hacia el alza o la baja? Eso es complicado de asegurar ya que dependerá de con cuánta fuerza se manifiesten los choques.
Rodrigo Cubero, expresidente del BCCR, considera que, con la información actual, ve más probable que prevalezca el encarecimiento del dólar, es decir, que sean las fuerzas hacia el alza las que ganen el pulso, pero mantiene que predecir su comportamiento es una tarea difícil.
Aún así, espera una subida controlada, principalmente porque el Banco Central tiene las herramientas para evitar que el aumento no sea demasiado perpendicular.
Por otra parte, las expectativas cambiarias también apuntan hacia un aumento en el precio del dólar. El BCCR mide estos datos por dos medios: encuestas y mercado. Las encuestas promediaron para el mes de mayo un aumento interanual del 6,3% en promedio, mientras que el mercado del 3,83%.