El Gobierno de la República presentó oficialmente, este 1.° de septiembre, su proyecto de Presupuesto Nacional para el año 2023. El plan de gastos lo conforman erogaciones por hasta ¢12,3 billones (colones corrientes), para un crecimiento de 6,5% en la comparación con la autorización del año en curso hasta ahora.
Esta variación porcentual no toma en consideración la inflación que a julio registró un crecimiento interanual del 11,48%.
El crecimiento presupuestario responde principalmente al pago del servicio de la deuda pública. A este rubro se le destinarían unos ¢5,77 billones en 2023: ¢3,27 billones para amortizaciones y ¢2,50 billones para intereses. El pago del servicio de la deuda representará en 2023 un 47% de los gastos incluidos en el plan de gastos.
Si no se contemplan el pago de intereses y amortizaciones, ni el pago de pensiones con cargo al presupuesto (que aportan un limitado crecimiento adicional) –indicó el ministro de Hacienda, Nogui Acosta–, el monto de las erogaciones solo crecería un 0,01%.
Por debajo del pago de la deuda, como es costumbre, las principales erogaciones presupuestadas serían las destinadas al Ministerio de Educación Pública (MEP), a las pensiones con cargo al presupuesto, al Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS), al Poder Judicial y al Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT). Estas cinco partidas representan otro 42% de las erogaciones totales previstas para el próximo años en el nuevo plan del Gobierno.
Sin embargo, el comportamiento de todas esas partidas es desigual. El pago del servicio de la deuda crece un 14,9% en la comparación con el presupuesto aprobado actualmente; mientras que el de Educación cae un 1,6% y los de pensiones, MTSS, poder Judicial y MOPT apenas crecen 0,7%, 2,4% y 2,3%, respectivamente.
El resto de entidades que reciben recursos del presupuesto se dejarían apenas una décima parte restante de los recursos, y la gran mayoría (con excepción de los ministerios de Hacienda, la Presidencia, Gobernación y Vivienda) sufren recortes.
El presupuesto de Hacienda sube hasta en un 55%; sin embargo, ello responde a una capitalización que se hará a la Corporación Andina de Fomento (CAF) para acceder a créditos de apoyo presupuestario.
El ministro de Hacienda, Nogui Acosta, aseguró que el presupuesto para 2023 pone al país en un escenario complejo. Los altos niveles de inflación y el crecimiento de las tasas de interés para aplacar esa misma subida en los precios se conjugan en una mala combinación, la cual obligará a todas las instituciones a hacer un “mejor uso de los mismos recursos”.
En cuanto a la regla fiscal, que este 2023 restringirá el crecimiento del gasto total a un 2,56%, Acosta recordó que se deben excluir los pagos de amortizaciones de deuda. Sin esa participación, expuso, el crecimiento es de 2,52%.
Deuda financia el 40,9%
Como también es costumbre, el nuevo endeudamiento financiaría el grueso del gasto público. Específicamente, hasta un 40,9% de las necesidades establecidas por las 26 entidades que reciben recursos de Hacienda obtendría su dinero de esa fuente en el próximo año.
Hacienda estima que el impuesto al valor agregado dejaría en 2023 unos ¢2,5 billones, el impuesto sobre la renta unos ¢2,3 billones, el impuesto único a los combustibles unos ¢580.000 millones; los cuales representan un las principales fuentes propias de recursos para el Estado.
Las proyecciones de Hacienda contemplan un crecimiento de 8% en la recaudación tributaria.
La presentación del proyecto de Presupuesto Nacional ante el Congreso es solo la primera fase de un extenso proceso parlamentario. Ahora, el documento contable deberá pasar a estudio de los legisladores, primero la Comisión de Asuntos Hacendarios y luego en el Plenario legislativo. Por ley, el plan de gastos debe ser aprobado en Cuesta de Moras a más tardar el 30 de noviembre de cada año.
El texto se tramitará bajo el expediente legislativo 23.318.