Las presiones inflacionarias de los últimos meses no solo inciden en las precios de los combustibles costarricense a través de la cotización internacional del crudo. El efecto es doble porque el Impuesto Único sobre los Combustibles, que representa un alto porcentaje de los precios de estos productos, se actualiza según la variación trimestral del índice de precios al consumidor (IPC).
Después de la quietud de 2020, cuando el impuesto apenas aumentó un 0,3% acumulado; el gravamen ya creció un 2,07% este año.
Esta cifra se aproxima a la tendencia de 2018 y 2019, en la prepandemia; cuando los aumentos fueron de 2,2% y 2,5%, respectivamente.
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El aumento podría ser mayor en los próximos meses. Rodrigo Cubero, presidente del Banco Central (BCCR), aseguró que los factores externos que han provocado un alza en las cifras de inflación durante los últimos meses deberían ser únicamente transitorios, “pero ciertamente podrían durar más de lo que se estimaba inicialmente”.
La inflación registró recién en octubre de este año su mayor variación interanual en lo que va del año 2021. Fue del 2,5%.
El Impuesto Único sobre a los Combustibles representa un alto porcentaje de la estructura de precio de los combustibles que establece la Refinadora Costarricense de Petróleo (Recope). En su último ajuste, publicado el 12 de noviembre en su página web, el gravamen representaba un 37% del costo por litro de gasolina súper, un 36% por litro de gasolina regular y un 25% por litro de diesel.
Los incrementos del gravamen se realizan trimestralmente en febrero, mayo, agosto y noviembre; con base en el aumento trimestral del IPC de hasta dos meses antes de realizar el ajuste. El último incremento de 2021 fue de un 0,7%, en noviembre. Antes, en agosto, había sido de un 0,8%.
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Presiones inflacionarias
El impuesto a los combustibles ya no recibirá más ajustes en lo que resta de este 2021. El próximo ajuste se realizará hasta febrero próximo, y tomará en cuenta el aumento en el índice de precios de entre setiembre y diciembre de este año.
El ligamen entre el impuesto y los indicadores de inflación someten al precio de los combustibles a una doble presión.
Por un lado, el aumento en los precios del crudo a nivel internacional impacta directamente sobre el precio de venta en el país, al tratarse de su materia prima. Por el otro, si existe inflación generalizada también crece el impuesto asociado.
Ambos factores están presentes actualmente.
El BCCR registra un aumento sostenido en los precios del crudo desde el cuarto trimestre de 2020, ante el incremento de su demanda provocado por la reapertura de muchas actividades comerciales en medio de la pandemia; y ese aumento, en conjunto con otros shocks temporales a nivel internacional, han provocado un efectos inflacionarios sostenidos.
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El emisor redactó en su más reciente Informe de Política Monetaria, con corte de octubre, que la inflación sufre de varias presiones al alza de corto plazo.
Estas presiones, indicó, corresponden a “mayores precios internacionales (especialmente de las materias primas como el petróleo), disrupciones en las cadenas de oferta internacionales que han ocasionado un aumento en el costo de los fletes marítimos, y al incremento del tipo de cambio en lo que transcurre del 2021″.
En la revisión del Programa Macroeconómico 2021-2022, publicada a mediados de año, el emisor había estimado variaciones interanuales del IPC del 1,9% y del 1,4% para los cuartos trimestres de 2021 y 2022, respectivamente. Sin embargo, las elevó a 2,7% y 1,8% recién en octubre.
Molestia con cálculo
La fórmula de cálculo del impuesto ha recibido críticas de sectores empresariales y legislativos en los últimos meses.
Por ejemplo, la Cámara de Industrias (CICR) ha abogado por una reforma a la estructura de precios de los combustibles, por considerar que depende excesivamente de precios externos.
Han llamado a sustituir el Impuesto Único actual por un impuesto general, como el Impuesto al Valor Agregado (IVA).
Sumado a esa molestia, varios diputados de los partidos Unidad Social Cristiana (PUSC), Liberación Nacional (PLN), Integración Nacional (PIN) e independientes presentaron el proyecto de ley “para hacer más justo el Impuesto Único a los Combustibles” (22.626), en agosto pasado.
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La iniciativa plantea que el impuesto se cobre como un porcentaje de su precio de venta vigente en el semestre anterior y no que aumente en la misma proporción que los demás precios al consumidor.
Esto permitiría que varíe en relación con el costo del crudo, según aumente o disminuya, y no de todos los productos que contempla el IPC.
Según redactaron los proponentes en su exposición de motivos, la idea es reformar un impuesto que hoy es “altamente gravoso y sin mayor elaboración, obsoleto”.
El texto se encuentra bajo análisis legislativo, en la Comisión de Asuntos Económicos; pero no cuenta con el impulso del Poder Ejecutivo y su trámite se detuvo en las actuales sesiones extraordinarias.
Alta recaudación
El Impuesto Único sobre los Combustibles es una de las principales fuentes de ingresos que tiene el país, por debajo del endeudamiento, el Impuesto sobre la Renta (IsR) y el Impuesto al Valor Agregado (IVA).
El Ministerio de Hacienda estimó que recaudará unos ¢525.000 millones por ese importe en 2022, según incluyó en sus estimaciones de ingresos del presupuesto nacional de ese año.
Esas estimaciones se presentaron al Congreso a inicio de setiembre, por lo que no habrían podido contemplar las revisiones más recientes hechas por el Banco Central sobre las expectativas de inflación para el próximo año.
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Los solos ¢525.000 millones, sin embargo, representan más de una cuarta parte de lo que ingresa el Estado por concepto de impuesto a las utilidades de personas físicas y jurídicas.
El gravamen también constituye un desincentivo a la importación y uso de combustibles fósiles.
El impuesto se cobra sobre la producción nacional y la importación de combustibles. Por este motivo, su declaración y liquidación la realiza Recope, mensualmente, sobre el producto que introduce en el país. Así lo explicó a EF la viceministra de Ingresos, Elizabeth Guerrero.
Esto quiere decir que no se cobra directamente a quien compra el combustible, sino de manera indirecta, a través de la formulación de precios.
El gravamen se encuentra estipulado en la Ley de Simplificación y Eficiencia Tributarias (8.114), la cual exceptúa del pago a los productos destinados para abastecer las líneas aéreas y los buques mercantes o de pasajeros de servicio internacional; la Asociación Cruz Roja Costarricense; y la flota de pescadores no deportivos.