Con la disminución en las tasas de interés pasivas, el premio por ahorrar en colones lleva seis meses desde que entró en terreno negativo. El cambio en el premio le da más incentivos a los ahorrantes —y posteriormente a los inversores— para apostar por instrumentos en dólares por encima de la moneda nacional. No obstante, es un comportamiento que todavía no se ha observado.
Naturalmente, los movimientos en el ahorro no se ven de forma inmediata, suele haber un periodo de ajuste mientras se liquidan o se mueven los portafolios. Aún así, dos expertos en inversión consultados por El Financiero consideran que hay un factor principal que podría estar poniéndole un freno a la dolarización: las expectativas cambiarias.
Caída en el premio
El premio por ahorrar en colones alcanzó su techo en el último trimestre del 2022, cuando llegó a estar hasta en 7 puntos porcentuales (p. p.) por encima del correspondiente en dólares. Dicho premio lo calcula el Banco Central de Costa Rica (BCCR) tomando en cuenta las tasas pasivas en colones y dólares, los plazos y las expectativas cambiarias de mercado y elaboradas a partir de encuestas.
Por ejemplo, un escenario de ahorro a un año que en setiembre de 2022 tuvo un premio de 7,62 p. p., en diciembre de 2023 bajó a -1,39 p. p. A dicho mes, ninguno de los tres premios que toma en cuenta el Central para el Informe Mensual de la Coyuntura Económica (de 180 a 539 días de plazo) está en números positivos.
Estos resultados son congruentes con la disminución en la Tasa de Política Monetaria (TPM) —3,25 p. p. menos— y la influencia que dichos ajustes ya han tenido sobre las tasas pasivas del mercado en colones.
Sin embargo, estos cambios en los premios no se han traducido en ajustes en la preferencia de monedas con lo observado al término del 2022. Según cálculos del Central, a diciembre del 2023 la participación relativa del componente de la moneda extranjera en los agregados monetarios disminuyó entre 0,7 p. p. y 1,3 p. p. con respecto al mismo periodo del año anterior.
“En el M1 amplio (medio circulante) vemos señales de desdolarización, en la riqueza financiera muy poca (dolarización) y en la liquidez sí vemos un indicio de dolarización, pero sea lo que sea, no se ve muy alto, no es definitivo”, mencionó Róger Madrigal, presidente del BCCR, el pasado 31 de enero en la presentación del Informe de Política Monetaria.
Desconfianza en el dólar
Vidal Villalobos, asesor económico de Prival, considera que la incertidumbre cambiaria podría estar jugando un papel importante en que no se vea un mayor uso de dólares.
“Lo que los mismos empresarios nos dicen a nosotros es dólar que cae, dólar que quema. Como mañana me lo pagan más barato, entonces lo liquido hoy. Esa es la expectativa que hay: si las personas dolarizan su portafolio tienen inmerso el temor de una rebaja en el tipo de cambio y que en realidad no sea tan atractivo pasarse monedas”, explica Villalobos.
Esta es una idea con la que concuerda Douglas Montero, economista experto en mercados internacionales. “Mientras no cambian las expectativas de la gente y crean que el colón se puede volver a devaluar, entonces me sirve más tener colones que dólares en el corto plazo”, agrega Montero.
LEA MÁS: Disminución de tasas sigue sin notarse en los préstamos, pero sí en los ahorros
Lo curioso es que las expectativas que mide el Banco Central apuntan hacia una subida en el tipo de cambio. A 12 meses, las expectativas de encuestas y mercado esperan un incremento del 2,6% y el 3%, respectivamente.
Sin embargo, Montero menciona que los últimos casi dos años de fuerte apreciación de la moneda nacional han creado una especie de desconfianza con respecto a qué va a pasar con el valor de la divisa y esto podría causar una desconexión entre las expectativas que mide el Central y lo que realmente están viviendo los agentes económicos.
Por ejemplo, en setiembre del 2022, cuando el premio por ahorrar en colones se calculó por encima de los 7 puntos, las expectativas a 12 meses apuntaban hacia una subida en el tipo de cambio de entre 0,7% y 2,8%. La realidad fue otra: el colón se apreció un 12% en 2023.
Pese al incremento en el tipo de cambio que señalan las expectativas, a Montero no le sorprendería que volvamos a tener un año de apreciación en el colón, principalmente porque se espera que el ingreso de dólares siga fuerte, tanto por turismo como por exportaciones, y porque el Gobierno tendrá acceso a eurobonos por $1.000 millones más en este año (aunque estos montos no llegarían necesariamente al mercado cambiario, reducen la necesidad de que el Estado demande dólares).
Villalobos también agrega que los agentes económicos han interpretado que el BCCR no le angustia la caída en el precio del dólar y eso les da argumentos para creer que en el corto plazo el valor de la divisa pueda seguir bajando.
“Para que cambie el comportamiento tendría que estabilizarse el tipo de cambio durante mucho más tiempo y ver una actuación diferente del Banco Central”, agrega Villalobos. Entre ese cambio menciona como ejemplo una mayor disminución de la Tasa de Política Monetaria y una menor intervención cuando el precio de la divisa muestre presiones hacia el alza.
En la presentación del último Informe de Política Monetaria, el jerarca del BCCR defendió el nivel que tiene el tipo de cambio, argumentando que son las fuerzas del mercado las que han dictado el precio. También agregó que sería incorrecto que el Central tratara de inducir artificialmente un tipo de cambio para forzar un aumento o una disminución.
Aumento en créditos
Donde sí se ha visto una mayor dolarización es en el mercado crediticio. En 2023 el crédito al sector privado creció a una tasa del 6,7%, pero fueron las operaciones en moneda extranjera las que tuvieron un impulso más grande: alrededor de un 11%. Este comportamiento ubicó en un 32,8% la participación relativa de las divisas en la cartera total; 1,3 p. p. por encima de lo registrado en 2022.
Este es un crecimiento que probablemente viene impulsado del encarecimiento de las tasas de interés en colones (aunque pronto debería verse una reducción) y la caída en el tipo de cambio que hace más atractivo —en el corto plazo— que deudores con ingresos en moneda nacional se endeuden en dólares.