A falta de dos semanas para el cierre de 2022, el precio del dólar cayó un 8% desde el 1.° de enero pasado.
La apreciación del colón es alta con respecto a la divisa norteamericana, cuyo precio promedio en el mercado mayorista de Monex era de ¢643,31 a inicios de año y cayó hasta los ¢590,92, el 16 de diciembre pasado.
El precio del dólar incluso se acercó a los ¢700 a mediados de año; sin embargo, su caída fue vertiginosa desde entonces y el indicador actual es uno de los más bajos de los últimos dos años.
Pero, ¿qué implicaciones tiene este comportamiento del precio de la moneda norteamericana? Son múltiples, pero repasamos algunas.
Para bien y para mal
La apreciación del colón frente al dólar puede analizarse positiva y negativamente.
Entre los efectos positivos, el presidente de la firma Consultores Económicos y Financieros (CEFSA), Fernando Naranjo, explicó recientemente en el evento de Premios El Financiero que la caída en el tipo de cambio puede tener un impacto positivo porque reduce la inflación. No obstante, subrayó que también implicaciones negativas para sectores como el exportador, con todo el efecto que este tiene en términos de generación de riqueza y empleo para la economía costarricense.
Del lado positivo, una caída tan grande en el precio del dólar permite reducir los costos de bienes que se negocian en esa moneda y se comercian localmente en colones. Un ejemplo muy claro de ello son los precios combustibles, los cuales son importados en dólares por la Refinadora Costarricense de Petróleo (Recope) pero se venden en colones.
Pero un tipo de cambio más bajo también puede tener un impacto negativo en la economía costarricense, la cual es abierta al comercio internacional. Según recordó Naranjo, si cae el precio del dólar, entonces se reducen los rendimientos de las ventas del sector exportador.
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“Parece que nuestro Banco Central lo que quiere es apreciar la moneda para reducir la inflación del país, pero eso es muy peligroso”, comentó el economista y exgerente bancario. “Aquí estamos poniendo en riesgo 30 años de un desarrollo económico de Costa Rica, que ha sido a base de exportaciones, porque se pierde la competitividad comercial a corto plazo”.
La apreciación del colón hace que los dólares recibidos por el sector comercio valgan menos en el mercado nacional, en donde además ya existe una inflación del 8,26% que encarece la compra de insumos para la producción.
Las observaciones de Naranjo también las planteó el vicepresidente senior de Scotiabank para Centroamérica, Robert Williams, en el mismo evento.
Él subrayó que, “si bien la apreciación del colón ha mermado el efecto inflacionario, no elimina la inflación y se debe tener el cuidado de que, de mantenerse la apreciación, haya consecuencias negativas en lo que respecta a la competitividad de Costa Rica”.
¿Qué esperar para 2023?
Daniel Ortiz, economista y socio de CEFSA, aseguró que es esperable que en 2023 se modere la volatilidad del tipo de cambio. Sin embargo, lo que se desconoce en este momento es si será con una tendencia al alza o a la baja.
“Si se colocan los $1.500 millones en el primer semestre y los $1.500 millones del segundo semestre en eurobonos, si se aprueban todos los créditos externos que el Gobierno ha venido enseñando, podríamos ver una oferta muy fuerte de dólares en la economía (...) eso podría presionar hacia una estabilidad o a una apreciación” explicó.
“Pero si cambian algunos elementos y vemos a operadoras de pensiones que vuelven a invertir afuera, precios de materias primas que otra vez vuelven a subir o un Banco Central que decide restituir reservas rápido, inclusive pagar el préstamos que pidió al Fondo Latinoamericano de Reservas (FLAR) antes, podríamos de ver un tipo de cambio en otra tendencia”, concluyó.
Tanto Naranjo como Williams coincidieron en la necesidad de que se estabilice el precio del dólar para eliminar incertidumbre a los actores económicos.
Según Williams, un precio del dólar que oscila entre cifras tan variadas como las de este año (se movió en un rango de hasta ¢100 durante todo el año) afecta “las expectativas de las personas y de las empresas y, por lo tanto, sus decisiones sobre inversión, ahorro y consumo”.