En estas épocas, hablar sobre la inflación parece ineludible. En casi cualquier sobremesa de las últimas semanas inevitablemente sale a colación el tema: “¿qué caro está todo, verdad?”
Es difícil no comentarlo cuando basta con ir a hacer las compras del supermercado para toparse con que el precio de los alimentos se ha disparado. De hecho, esta categoría, junto a las bebidas no alcohólicas, vivió en junio un aumento interanual del 15,95%, según el último Índice de Precios al Consumidor (IPC) del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).
Estos incrementos se sienten todavía más si antes de ir al súper se detuvo a llenar el tanque del carro con los galopantes precios de los combustibles, los cuales, por cierto, volverán a subir por encima de los ₡1.000 por litro este agosto. En general, el sector transporte fue el que más variación interanual hacia el alza presentó en junio: 24,15%.
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No es de extrañarse lo difícil que es escapar del encarecimiento de los precios cuando los últimos datos del INEC muestran que el país vive la inflación más alta desde el 2009, con un aumento interanual del 10,06% a junio del presente año.
¿De dónde viene esta alza? El Banco Central de Costa Rica (BCCR) ha mencionado en reiteradas ocasiones que se trata principalmente de una inflación importada. Costa Rica, al no ser un país productor de materias primas, depende en gran medida de lo que compra fuera de sus fronteras. Esto significa que los precios del país obedecen a los precios de sus aliados comerciales, los cuales también están sufriendo una escalada inflacionaria.
Aliados en aprietos
Cuatro de los cinco países a los que Costa Rica más le importó productos en 2021 cuentan con inflaciones muy por encima del objetivo dictaminado por cada uno de sus bancos centrales. Estos cinco países, en orden, son Estados Unidos, China, México, Guatemala y Alemania.
De estos socios comerciales, China es el único país que mantiene niveles de inflación contenidos con un aumento interanual del 2,5%. Quien sufre una mayor inflación y que es, al mismo tiempo, el país al que por mucho Costa Rica más le importa, es Estados Unidos, con una inflación del 9,1%.
Para contextualizar cuán grande es la dependencia costarricense del país norteamericano, basta con ver los números más recientes de importaciones: de los $5.489 millones que el país pagó por bienes fuera del país a marzo de 2022, un 38% vino de Estados Unidos. Cuando se suman los siguientes cuatro socios comerciales, el porcentaje llega hasta el 65%.
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En síntesis, Costa Rica es un país importador en medio de un contexto inflacionario mundial, una receta perfecta para el alza de precios. Los problemas en el encadenamiento del comercio exterior, impulsados por la crisis de contenedores ante la situación sanitaria mundial y la guerra en Ucrania han causado una reducción significativa en la productividad de los principales puertos del mundo, disparando los precios del transporte marítimo.
Aumento de las materias primas
Las materias primas, un componente tan importante en el comercio internacional, no han escapado del aumento de precios e incluso se ha agudizado su subida con el conflicto armado en el este de Europa, el cual le pegó a los precios de la energía y los alimentos, las principales exportaciones de Rusia y Ucrania.
Según cálculos del Banco Central, el precio de las materias primas importadas por Costa Rica —granos, metales y petróleo crudo— tuvo un aumento interanual del 18,67% el pasado junio y en abril del 2021 tocó su pico en la variación anualizada: 139,23%.
En el efecto del aumento de las materias primas en la factura importadora destaca particularmente la compra de hidrocarburos, la cual creció a una tasa interanual del 95,2% en el primer semestre del 2022. Esta escalada se explica principalmente por el incremento del precio promedio de la mezcla de hidrocarburos (81,3%) y, en menor medida, la mayor cantidad importada de barriles: 7,7% más.
Importaciones más caras
Los aumentos en las materias primas tienen un efecto directo sobre el costo de lo que se produce aquí en Costa Rica. De hecho, si se observa la lista de las diez categorías de productos que el país más importó a marzo de 2022, se encontrará que muchos de ellos influyen en los precios de los bienes que el país más produce para sí mismo. Aclaración: se utilizan los datos a marzo y no a junio porque son los más recientes en la clasificación de importaciones por producto.
Como ejemplo, se puede tomar cualquier cosecha del país. Si bien todo el proceso de siembra, cuido y recolección se hace sobre suelo nacional, para el éxito de los cultivos es necesaria la utilización de abonos, pesticidas y otros productos químicos de uso agrícola, los cuales los agricultores costarricenses deben comprar del extranjero y que han tenido un aumento interanual del 64,31% en la factura importadora. No sobra señalar que el mayor exportador de fertilizantes del mundo en 2021 fue Rusia y sus sanciones internacionales por la guerra han sacudido la oferta mundial de este producto.
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Además, una vez recolectada, la cosecha debe ser transportada hacia sus lugares de venta por medio de vehículos que, independientemente de si utilizan gasolina (115,20% de aumento) o diesel (99,75%), no se escapan de la escalada en el precio del combustible.
El círculo vicioso del tipo de cambio
Cuando se mide cuánto se han encarecido las importaciones, siempre hay que tomar en cuenta la devaluación de la moneda nacional. El aumento en el tipo de cambio tiene una extraña influencia sobre la inflación, pues crea una especie de círculo vicioso: cuando suben los precios internacionales también aumenta la factura importadora que debe pagarse en dólares. Es decir, sube la demanda de la moneda extranjera, lo que a su vez eleva el tipo de cambio, sobre todo cuando ese aumento en la demanda se da en una época de sequía en la oferta de la divisa dentro del mercado, como fue la pandemia.
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Entonces se crea la siguiente cadena: sube el precio de las importaciones, lo que causa un presión en el tipo de cambio, a su vez sube el precio de las importaciones por efecto cambiario y comienza de nuevo el ciclo.
Aunque julio presentó una tendencia hacia la baja en el precio del dólar con respecto al colón, la realidad es que el 2022 ha sido un año marcado por la devaluación de la moneda local. Desde el 1° de enero hasta el 2 de agosto, el tipo de cambio ha visto un aumento del 4,67%, lo que se traduce en una subida de ¢30 por dólar, según el promedio ponderado del Mercado de Monedas Extranjeras. Incluso, durante el pasado mes de junio, ciertas ventanillas de bancos nacionales tasaron el precio de venta del dólar en hasta ¢700.
Aumento en el consumo
Si bien la invasión de Rusia a Ucrania vino a exacerbar las presiones inflacionarias, lo más probable es que de todas maneras el mundo iba a padecer un mayor encarecimiento postcovid. Esto se debe a que, tras más de un año de encierros y cuarentenas, las personas salieron de sus hogares a consumir más. El problema es que, si bien ese aumento en el gasto ayudó a reactivar la economía, la demanda iba a crecer a una mayor velocidad de lo que el mundo podía producir, sobre todo con las secuelas de la pandemia y la crisis de los contenedores reteniendo la capacidad de oferta de los mercados.
Conforme se aflojaron las restricciones de la pandemia, el aumento en el gasto fue un fenómeno mundial del que Costa Rica no se escapó. Para visualizarlo hay que revisar el indicador de consumo final de los hogares del país, el cual vio un crecimiento interanual del 8,7%, 9,5% y 9,2% en el segundo, tercer y cuarto trimestre del 2021, respectivamente.
Cuando se aumenta el consumo, al cabo de un tiempo, también sube la inflación y esta, a su vez, baja el gasto. Este podría ser el fenómeno que se ha visto durante el segundo trimestre del 2022, en el que el aumento en el consumo final de los hogares se ha moderado en una variación del 3,5%. El BCCR asocia el menor crecimiento con el deterioro en los indicadores de confianza del consumidor, nada de extrañar cuando la inflación supera los dos dígitos anualizados.
De momento, todo parece indicar que el ciclo inflacionario no se revertirá a muy corto plazo ni en Costa Rica ni en el mundo. Recientemente el Banco Mundial revisó hacia la baja sus proyecciones de crecimiento mundial para el 2022-2023, justamente por las presiones inflacionarias que no cesan. Incluso una potencia como Estados Unidos, cerca del doble dígito de inflación, tiene una discusión interna sobre si está o no en una recesión económica.
Para combatir el encarecimiento, el Banco Central ha asumido una serie de medidas entre las que destacan los aumentos en sus tasas y el incremento gradual del Encaje Mínimo Legal en colones con el fin de disminuir la liquidez del sistema financiero y contener el consumo. Aún así, en sus predicciones la inflación no bajaría al rango meta de tolerancia (3% ± 1 p.p.) hasta el 2024.