El Banco Central de Costa Rica (BCCR) informó que ante las pocas presiones inflacionarias y el escenario macroeconómico que muestra el país actualmente, mantendrá la Tasa de Política Monetaria (TPM) en 0,75% anual y, de esa manera, continuará con la postura expansiva y contracíclica que la política monetaria ha tenido desde marzo del 2019.
El Banco Central conduce su política monetaria sobre la base de un esquema de metas de inflación. Bajo este régimen, las decisiones de política monetaria, y en particular los ajustes en la TPM, se fundamentan en un análisis del entorno macroeconómico actual y, sobre todo, de la evolución prevista para la inflación y sus determinantes. Es decir, el Banco Central toma sus decisiones de política monetaria de forma prospectiva.
Desde junio del 2020 como efecto de la pandemia, la TPM se ubicó en 0,75% un mínimo histórico. La postura ha sido complementada y apoyada por una política de holgada liquidez agregada, basada en particular en la disminución en la tasa de encaje mínimo legal para las operaciones en moneda nacional en junio del 2019.
Indicadores
La inflación general, medida por la variación interanual del Índice de Precios al Consumidor (IPC), se mantiene baja de acuerdo con expectativas del Central, pese a la aceleración registrada en el segundo trimestre del año.
En junio alcanzó un 1,9%, lo que le mantiene por debajo del rango de tolerancia alrededor de la meta de inflación definida por la Junta directiva del BCCR, la cual se ubica entre 2% y 4%.
En el repunte reciente de la inflación incidió, en buena medida, un efecto base, debido a los bajos niveles de precios observados en mayo y junio del 2020, así como el aumento en los precios internacionales de las materias primas importadas por Costa Rica, en especial, los combustibles, metales y granos. También ha incidido, en alguna medida, el aumento en el tipo de cambio.
Coherente con lo anterior, el promedio de los indicadores de inflación subyacente, que busca separar el impacto de algunos componentes volátiles o estacionales, como el precio internacional de los combustibles, y sobre los cuales la política monetaria carece de efectividad, registró una variación de apenas 0,9% en junio.
La baja tasa de inflación general y subyacente observada hasta ahora en Costa Rica contrasta con lo que ha ocurrido en otros países, pero es consecuente con la existencia de presiones desinflacionarias en la economía nacional desde el 2019: una brecha del producto negativa, una alta tasa de desempleo y bajas expectativas de inflación a 12 y 24 meses (en ese orden, 1,0% y 1,7% en junio último, según las expectativas de mercado).