Buenos Aires. La devaluación del peso argentino se aceleró el jueves reavivando los fantasmas de volatilidad cambiaria en un marco económico adverso que podría dificultar la reelección del presidente Mauricio Macri.
El dólar cerró en 43,50 pesos por unidad, según el estatal Banco de la Nación Argentina, superando así el récord de algo más de 42 pesos de fines de septiembre. La víspera, la moneda estadounidense había cerrado en 41,71 pesos en promedio.
Economistas resaltaron que el dólar se está fortaleciendo a nivel global y que las monedas de mercados emergentes se deprecian, siendo el peso argentino una de las que lo hacen con mayor intensidad. En ese sentido advirtieron que el Banco Central se encamina a aplicar un ajuste de la tasa de interés para absorber pesos del mercado.
En un intento de tratar de frenar la disparada el banco emisor salió a ofrecer dólar a futuro, señalaron analistas de mercado. La entidad no puede intervenir en el mercado de contado ya que la divisa se encuentra aún dentro de la franja de no intervención, que se ubica entre 38,79 y 50,19 pesos por unidad.
El gobierno no dio muestras de preocupación. “Tuvimos dos días feriados en la Argentina (lunes y martes), algunos movimientos externos, no encontramos causa de preocupación. Tenemos una política cambiaria definida, con los márgenes de intervención del Banco Central, así que desde ese punto de vista no estamos viendo problemas”, dijo a periodistas el ministro de Producción y Trabajo Dante Sica. El funcionario también indicó que la economía comenzará a estabilizarse.
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Los indicadores económicos negativos y la incertidumbre sobre las elecciones generales de octubre influyeron en la depreciación de la moneda, que en 2018 sufrió una pérdida de su valor de en torno del 51% en medio de una crisis cambiaria que obligó al gobierno a solicitar al Fondo Monetario Internacional (FMI) un crédito de algo más de 56.000 millones de dólares.
A fines del año pasado el Banco Central había logrado frenar la escalada del dólar, que desde mediados de febrero viene en ascenso.
El gobierno teme que la devaluación del peso se traslade a los precios y recaliente la inflación, lo que incidiría negativamente en las posibilidades de reelección de Macri, un conservador que llegó al poder a fines de 2015 y que según analistas podría lograr una victoria siempre y cuando la economía mejore y de un respiro a los argentinos.
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Frente a Macri se encuentra la expresidenta peronista Cristina Fernández (2007-2015) , la dirigente opositora con mejor intención de voto en las encuestas que aunque no anunció su candidatura, es dada por hecho en su entorno.
El FMI dijo que seguirá respaldando a Argentina quienquiera que sea el próximo presidente. Su portavoz, Gerry Rice, señaló el jueves a periodistas que la misión del organismo es “apoyar” a sus países miembros sin importar eventuales cambios políticos.
Las malas noticias de los últimos días no ayudan a estabilizar la moneda. El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) informó que la actividad económica sufrió una caída de 2,6% en 2018.
También indicó que la producción industrial registró un desplome del 10,8% en enero respecto del mismo mes del año pasado, liderado por los sectores textiles, de automóviles y maquinaria, entre otros, por una menor demanda interna y la falta de crédito.
En lo que se refiere a la inflación -la principal preocupación económica de los argentinos que padecieron un alza de los precios de 47,6% en 2018- las expectativas de desaceleración que mantenía el gobierno se han diluido. En enero se registró una inflación de 2,9% y analistas privados creen que será de 4% en febrero. El Banco Central ha indicado al respecto que buscará endurecer su política monetaria.