A pesar de la perspectiva negativa que las diversas calificadoras mantienen sobre Costa Rica y de la crisis económica, el país logró emitir bonos de deuda interna con tasas faciales menores en comparación con operaciones realizadas en años anteriores.
La revisión se hizo con bonos que tuvieran plazos de vencimientos similares al tomar en cuenta su fecha de emisión y que se encuentren activos en el mercado.
Según datos suministrados por la Bolsa Nacional de Valores con corte al 16 de diciembre, en el 2020 se colocaron seis títulos de propiedad de tasa fija en colones con tasas faciales entre los 7,80% y 10%. Si se comparan estos bonos con los emitidos en años anteriores con plazos cercanos, la tasa facial es menor en todos los casos (tanto para los de corto como para los de más largo plazo).
Así, por ejemplo, un bono de deuda interna en colones emitido el 27 de agosto de este año y con vencimiento para el 2025, se colocó a una tasa de 7,80%, por debajo del porcentaje a la que se colocaron bonos en el 2019 (10,6%) y 2018 (11,35%) con el mismo plazo.
No obstante, los seis bonos de deuda interna colocados a tasas fijas en el 2020 están por encima de la curva de rendimiento soberana del Banco Central al 16 de diciembre; algunos, hasta más de un punto porcentual arriba.
Algo similar a los instrumentos en colones sucede con el título de propiedad de deuda interna en dólares colocado el 24 de mayo anterior a un plazo de tres años, pues logró una tasa facial de 5,40% en comparación con un 10% al que se colocaron bonos de igual plazo en el 2018, un año convulso para las finanzas nacionales.
Para obtener estos datos, EF utilizó la lista de bonos de deuda en circulación y activos brindada por la Bolsa Nacional de Valores; se tomaron en cuenta los títulos de propiedad a tasa fija en dólares y colones emitidos en el 2020 y en los dos años anteriores así como la tasa facial de cada uno de ellos publicada por la Superintendencia General de Valores (Sugeval).
Posteriormente, se contrastaron las tasas faciales con la curva de rendimiento soberana del Banco Central entre la semana del 16 al 22 de enero.
Deuda alta
Los primeros diez meses del 2020 cerraron con una deuda del Gobierno Central que ascendió a un 69,16% del PIB, unos ¢24.109.869 millones, de la cual el 76,43% fue interna y el 23,57% externa.
La cifra resulta relevante en el contexto que atraviesa el país. El estudio Balance Preliminar de las Economías de América Latina y el Caribe 2020, Costa Rica es el tercer país en América Latina más endeudado (Argentina en primero lugar con 95,4% del PIB) y Brasil en segundo con 90,6% del PIB).
El 73,2% de la deuda se encuentra a tasa fija y el 54,60% vence a más de cinco años; el 36,96% se ubicó entre uno año y cinco años y el 8,44% está a menos de un año.
Para este año, la estrategia de cambiar deuda cara por una más barata no se pudo ejecutar en su totalidad, dijo a EF Elian Villegas, ministro de Hacienda. Además, hubo rechazo o poco avance de varios créditos en la Asamblea Legislativa, como el del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
El viceministro de Egresos, Isaac Castro, señaló se lograron canjes de bonos de deuda interna con vencimiento en los años 2020 al 2022, por una cifra de ¢642.894 millones. Estos bonos fueron intercambiados por nuevos bonos a plazos superiores a los cinco años, esto representa un 77,6% del monto total por canjes.
Del monto canjeado en el 2020, un 75,8% correspondieron a bonos a interés fijo, cuyas tasas faciales (cupón) promedio ponderado es de 7% en colones y 7,7% en dólares, con un plazo al vencimiento promedio ponderado de 12 meses.
Según un reporte del Ministerio de Hacienda, para el mes anterior (noviembre del 2020) el pago de interés alcanzó ¢1.538.760 millones, un equivalente a 4,41% del PIB. La cifra tuvo, incluso, números similares al del déficit fiscal registrado hace cuatro años, cuando alcanzó el 4,34% de la producción.
Villegas señaló a EF que la posición de Costa Rica continúa siendo positiva a pesar de la carga de deuda.
Un contexto difícil
José Rafael Brenes, director general de la Bolsa Nacional de Valores (BNV), aseguró que la gestión de la deuda fue activa y que Tesorería Nacional estableció contacto con los principales inversionistas institucionales y generó rotación de series emitidas en las subastas, utilizó emisiones en colones y dólares e implementó operaciones de canje y subasta inversa.
“Lo complicado del año fue el deterioro de la imagen y la percepción de riesgo país, que surgieron con las noticias de la agudización del problema fiscal por la pandemia y por el conflicto social que se generó al darse a conocer la propuesta de acciones del Gobierno para solicitar el crédito con el FMI”, comentó Brenes.
Pese a esto, según la BNV, Hacienda logró canjear un 32% de los títulos que vencen en el 2021 y cerca de 14% de los que vencen en 2022.
La economista, Adriana Rodríguez, aseguró que una de las falencias de Hacienda fue una mejor comunicación con los inversionistas y que aún es un área que se debe mejorar.
“La incertidumbre es algo que cuesta plata. En muchos momentos del año como inversionistas nos sentimos faltos de información y la necesitamos para poder confiar que hay un liderazgo en esta situación de crisis”, dijo Rodríguez.
Los retos del 2021
Faltan pocos días para que el 2020 finalice y Hacienda continúa insistiendo en que el comportamiento de la deuda y sus intereses es uno de los mayores desafíos para la sostenibilidad fiscal del país.
De cara al 2021, el gerente general de BN Valores, Melvin Garita, recordó que el manejo de la deuda no recae únicamente en la Tesorería Nacional o del Gobierno Central, si no que muchos aspectos que podrían colaborar al tema dependen de asuntos legislativos; es decir, leyes que se deben variar o aprobar.
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Garita mencionó que atender las necesidades de vencimientos a través de las líneas de crédito que dan los organismos internacionales es una solución de muy corto plazo, que colabora a conseguir mejores tasas de interés, por ejemplo. Sin embargo, dijo, el problema de fondo debe solucionarse al consolidar las finanzas públicas y generar superávits primarios que permitan empezar a disminuir la deuda.
Por su parte, Rodríguez aseguró que el país debe trabajar con mayor ahínco en la reducción del gasto público y Brenes dijo que es necesario comenzar a enviar señales de estabilidad, de consenso político, para que los inversionistas tengan confianza y se pueda restructurar la deuda.
Costa Rica iniciará en enero del 2021 la negociación con el FMI, con lo que Villegas espera que se habiliten otros créditos externos que puedan ser aceptados por el Congreso, incluyendo los ya presentados del Banco Mundial y el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE); sino se deberá buscar la forma de acudir al mercado local y una contención mayor del gasto público.