Con el rendimiento de los mercados internacionales por los suelos, medir la rentabilidad de las Operadoras de Pensiones Complementarias (OPC) se parece más a un recuento de daños que a una búsqueda de a quién le ha ido “mejor”.
Para agosto de 2022, las seis OPC del país han presentado rentabilidades reales y anuales negativas en lo que se refiere al manejo del fondo del Régimen Obligatorio de Pensión Complementaria (ROP), el cual ya tiene un tamaño nada despreciable de alrededor de un 25% del Producto Interno Bruto (PIB) del país.
Este comportamiento generalizado ha convertido a Popular Pensiones en el rey tuerto del país de los ciegos: con una caída del 8,35% en su rentabilidad real, es la operadora menos golpeada en el último año, según las estadísticas de la Superintendencia de Pensiones (Supén).
Esta OPC tiene una particularidad y es que es, por mucho, la más grande del país: cuadriplica en afiliados a la segunda en tamaño, BN Vital. Esto se debe, en parte, a que cuando un cotizado no elige previamente a cuál operadora desea pertenecer, el sistema automáticamente le asigna el manejo de su ROP a esta entidad, a menos que se trate de un trabajador del Magisterio Nacional; en dicho caso, caería a Vida Plena (la segunda OPC con la rentabilidad real menos dañada: un -8,52%).
Por el contrario, la operadora que más ha sufrido de esta tormenta es BAC Pensiones con rendimientos anualizados reales del -11,76%. Esta entidad es la única de las seis que presenta contracciones no solo en sus estadísticas reales sino también en las nominales, con un -1,05%.
Para el resto de las OPC, el orden es el siguiente: los rendimientos anualizados de BCR Pensiones cayeron en un 9,3%, los de BN Vital en 10,12% y los de la CCSS-OPC en 10,54%.
La rentabilidad de estos fondos empezó a desacelerarse en el último trimestre del 2021 y fue a partir del mes de mayo del presente 2022 que se empezaron a presentar variaciones negativas que se han agudizado desde entonces.
¿A qué se debe esta caída?
Las operadoras de pensiones son, a final de cuentas, inversores y, como inversores, no han estado exentas de las consecuencias de la caída de manera casi generalizada de los mercados en 2022. La tensión geopolítica en Europa, el aumento en el precio de las materias primas, los altos niveles de inflación y el creciente miedo a una recesión mundial le han inyectado a los mercados una dosis de volatilidad e incertidumbre que han succionado la rentabilidad de las inversiones de las OPC.
Esta caída de los mercados se dio justo en una coyuntura en la que las operadoras de pensiones acababan de realizar un éxodo hacia el extranjero. Entre marzo de 2020 y junio del 2022, el porcentaje de la cartera del ROP que se invertía fuera del país creció en un 252,74%.
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Esta salida se atribuyó a una serie de factores como los rendimientos negativos de los instrumentos en colones —ante la caída de tasas que se dio durante la pandemia—, la insuficiencia del mercado costarricense para abastecer las necesidades del ROP y la necesidad de diversificación de un fondo que cada año crece a una mayor velocidad que la economía costarricense.
Actualmente, las operadoras de pensiones tienen aproximadamente un 60% de los fondos invertidos en el sector público, un 30% en el exterior y un 10% en el sector privado costarricense.
Las seis OPC y la misma Supén han defendido la internacionalización de los recursos como una acción que era imperativa ante estas circunstancias.
“Si no existiera la posibilidad de invertir en el exterior no hubiese sido posible invertir los fondos que hoy día tienen las operadoras en el mercado local. Los tendrían básicamente en cuentas corrientes”, dijo Rocío Aguilar, superintendente de pensiones, durante el evento Foro de Pensiones: un conversatorio para entender cómo funcionan los fondos de pensiones, el cual fue realizado por El Financiero el pasado 31 de agosto.
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En su defensa, las OPC han mencionado en múltiples ocasiones que estos son fondos que se invierten en el largo plazo así que el análisis de los rendimientos debe de hacerse bajo ese horizonte temporal y no solo tomando en cuenta el último año. Desde la creación del ROP, la rentabilidad histórica de todas las operadoras ha sido positiva, aún así estos números se han visto golpeados por lo sucedido entre 2021 y 2022.
Esta no es la primera vez que los rendimientos anuales se contraen, lo mismo sucedió durante la crisis económica de 2008 y 2009 cuando las operadoras presentaron caídas por hasta 21 meses. La última vez que la rentabilidad de las seis OPC bajó a números negativos fue en mayo de 2009.
¿Qué significa esto para los afiliados?
La rentabilidad negativa tiene preocupados a los afiliados que mes a mes ven como los números se deterioran, sin embargo la Supén y las operadoras de pensiones le piden al público no trasladarse de entidad en busca de mejores rendimientos ya que ese cambio convertiría las valoraciones negativas en una pérdida materializada al tener que retirar las inversiones para pasar los montos a otra OPC.
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Todos los afiliados tienen el derecho a transferirse hacia otra entidad libremente y sin costo alguno, siempre y cuando hayan cumplido con una permanencia mínima de seis meses calendario en una misma entidad.
Cuánto más pueden durar las rentabilidades negativas es una pregunta con una respuesta esquiva debido a que todavía hay demasiada incertidumbre sobre la economía mundial, no obstante los miedos de recesión hacen que no sea muy realista pensar en una remontada durante este 2022.