
La falta de educación financiera y la poca facilidad de contratación de seguros en líneas de catástrofes desincentivan a los usuarios a optar por coberturas por riesgos sísmicos e hidrometeorológicos. Esta característica del mercado persiste pese a que los eventos catastróficos en Costa Rica son constantes.
Datos del histórico de pérdidas que lleva la Comisión Nacional de Emergencias (CNE) muestran que del 2018 al 2020 el país contabiliza alrededor ¢100 billones entre daños sociales y de infraestructura, pero durante el mismo periodo la Superintendencia General de Seguros (Sugese) solo muestra una cobertura de ¢14.666 millones por los siniestros.
Es decir, menos del 1% de las pérdidas contabilizadas por la CNE tuvieron una respuesta en términos de cobertura de seguros.
De acuerdo con Tomás Soley, superintendente de Sugese, hay tres razones por las cuales las coberturas de líneas catastróficas no tienen un mayor auge en la población costarricense.
Como primer factor determinó la falta de educación financiera, argumento en el que coincide Natalia Silva, coordinadora de mercadeo de la aseguradora Assa. Ambos aseguran que el país debe trabajar hacia una estructura financiera que contemple los seguros como una necesidad.
Silva explicó que desde la aseguradora trabajan en conjunto con los intermediarios con la finalidad de concientizar a la población de la importancia de contar con un seguro. No obstante, aún hay camino por recorrer en este proceso de fortalecer la cultura de seguros en el país.
“El seguro no debe verse como una obligación, sino como una herramienta valiosa para proteger el patrimonio que se ha ido construyendo y que podría verse afectado en caso de un desastre evento natural u otro tipo de riesgos a los cuales está expuesto” agregó Silva.
Una falta de cultura previsoria es el principal error que comenten las personas en términos generales al adquirir un bien o servicio. Es decir, pensar que en un país tropical como Costa Rica nunca se tendrá que atravesar por un evento natural que culmine en un daño importante del patrimonio es lo que ocasiona la mayor cantidad pérdidas.
Cada vez que hay un evento natural siempre hay una acción de primer impacto donde a través de diferentes campañas y programas se le brinda a la familia una ayuda temporal, pero después queda en manos de cada familia recuperar y volver a construir desde cero.
Otra aspecto que desincentiva a las personas a optar por una línea de seguros con coberturas para catástrofes es la poca accesibilidad y facilidad para obtener una línea de seguros de este tipo.
De acuerdo con la oficina de comunicaciones del Instituto Nacional de Seguros (INS) la suscripción de la cobertura por riesgos que contemplan desastres se mantiene constante sin variaciones relevantes en los últimos tres años.
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No obstante, al observar detalladamente los datos oficiales de la página de Sugese estos muestran que las pólizas que cubren riesgos sísmicos e hidrometeorológicos, están todas categorizadas bajo el nombre de ‘incendios’ o ‘incendios y líneas aliadas’, es decir, hay poca claridad sobre lo que involucra o cubre esta póliza.
Por ejemplo, el INS tiene dentro de su portafolio de pólizas al menos cinco coberturas para diferentes tipos de siniestros naturales, entre ellos, inundación, deslizamiento, convulsiones de la naturaleza y otros. Empero todos están categorizados bajo una misma sombrilla el cual el Instituto denomina seguro “contra incendios”. Este tipo de prácticas son las que dificultan el acceso a nuevos usuarios a acercarse para obtener una cobertura.
Los seguros, y principalmente el de líneas catastróficas son poco inclusivos. Debido a esto en la Superintendencia trabajan para desarrollar un reglamento de inclusión financiera y acceso al seguro que les permita desarrollar coberturas más claras y de fácil acceso para este tipo de riesgos.
“La idea es que las aseguradoras con el tiempo empiecen a generar estos nuevos productos, pero también hay que hacer un esfuerzo de parte de las políticas públicas para incentivar este tipo de seguros. De lo contrario seguirá siendo un riesgo fiscal general” indicó Soley
Malas prácticas
No obstante, pese a que a nivel de sistema hay una serie de factores que no motivan a las personas a adquirir coberturas de seguros para riesgos sísmicos e hidrometeorológicos, en el país las malas prácticas —tanto de usuarios como aseguradoras— también tienen una relevancia en este mercado.
Una de ellas es la construcción en zonas vulnerables o propensas a daños ante eventos naturales.
“Nos dedicamos a reconstruir vulnerabilidades. Hay regiones donde todos los años o cada dos años tienen grandes inundaciones y nos dedicamos a reconstruir esas comunidades, pero no generamos indagaciones para evitar que siga pasando” agregó Soley.
Es decir se genera una estructura de órganos públicos y privados que invierten en infraestructura que se va a deteriorar nuevamente y en poblaciones que van a volver a recibir los mismos impactos en unos años.
La cultura de seguros no es tan significativa en Costa Rica como en otros países, incluso latinoamericanos. De acuerdo a la oficina de comunicación del INS hay un factor de falta de análisis de riesgos que evita que las personas contemplen la posibilidad de adquirir un seguro
“Si analizáramos mejor los riesgos actuaríamos de una forma diferente estableciendo planes para evitar que sucedan (prevenir), y en caso de que sea inevitable que ocurran, como un evento de la naturaleza, pensemos en disminuir el impacto económico (reducir), o bien, que otro responda por esas pérdidas, transfiriendo el riesgo y eso se logra a través de la compra de un seguro”, expresó a este medio de comunicación la aseguradora.
La trasmisión de riesgos a una aseguradora, así como un buen contrato de seguros es la mejor protección ante pérdidas cuantiosas de las diferentes actividades económicas de un país.
Evolución del mercado
Pese a la falta de inclusión y claridad en términos de riesgos sísmicos e hidrometeorológicos, el mercado de la línea de cobertura de catástrofes creció en los últimos trimestres si se compara con el mercado de seguros general.
Por ejemplo, en términos porcentuales en el tercer trimestre del 2020 las primas de cobertura de catástrofes abarcaban el 4,68% de mercado general, mientras que para el segundo trimestre de este 2021 esa cifra aumentó a 7,84%.
La variación interanual trimestral de las primas pagadas y siniestros indeminzados para las líneas de cobertura de riesgos naturales muestran que en el primer trimestre del 2020 hay un crecimiento del 54,6% específicamente en los montos de la primas, pero en los montos indeminizados por siniestros de este tipo una contracción del 37,8%
Con el golpe de la pandemia y el huracán Eta para el cuarto trimestre del 2020 se observa un aumento del 90% en las cifras de las primas pagadas, las cuales posteriormente se ven reflejadas en un incremento de del 389% para los siniestros indemnizados pero en el primer trimestre del 2021.