Los mercados reciben un golpe más con la llegada de la variante ómicron que amenaza con mantener los elevados precios de las materias primas de manera permanente.
Durante el 2021 los diferentes mercados, tanto desarrollados como emergentes, se han enfrentado precios históricamente altos en los costos de importación y exportación de materias primas, por ende han presionado los precios finales y la inflación.
En un principio se describía como un fenómeno temporal, pero conforme el mundo se sigue enfrentando al COVID-19 y sus respectivas variantes, deben a su vez asumir nuevos retos y la posibilidad que este efecto no sea transitorio sino que se mantenga en las economías de manera permanente.
Florencia Castro-Leal, economista en jefe del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) explicó que de acuerdo al análisis de la institución el shock de oferta aunado a una creciente demanda internacional de productos, se han combinado para generar el repunte en los precios de las materias primas o commodities en general.
“Consideramos que este es un shock transitorio que se ha extendido más allá de lo previsto, aunque definir por cuánto tiempo se prolongará resulta un ejercicio difícil de realizar en medio de la incertidumbre predominante. Por un lado la pandemia del COVID-19 no ha quedado atrás, aunque continuamos aprendiendo a vivir con ella y las tasas de vacunación continúan incrementándose, pero recientemente la nueva variante ómicron y el incremento de contagios en Europa han incrementado aún más la incertidumbre”, explicó Castro-Leal.
LEA MÁS: Crisis de contenedores desembarca en Caldera con picos de demanda que saturan las operaciones
De acuerdo con la especialista si se logran superar las restricciones relacionadas con la oferta, se esperaría que las presiones inflacionarias se relajen, y se estaría definiendo cuanto tiempo se demorará el mercado reducir estas condiciones.
No obstante, la posibilidad de un posible rebrote de la nueva variante ómicron del COVID-19 podría desacelerar la economía en general.
Un informe del Banco Mundial advirtió que a octubre del 2021 el precio de la energía se mantenía al alza mientras que los precios de los productos básicos no energéticos se estabilizan en niveles altos, es decir, el efecto “transitorio” lo adoptaron como el nuevo costo base.
“Los precios de la energía han aumentado en los últimos tres meses, especialmente los del gas natural y el carbón, mientras que la mayoría de los precios de los productos básicos no energéticos se han estancado tras los pronunciados incrementos registrados a principios del año”, explicaron John Baffes y Peter Nagle, economistas del Banco Mundial.
De acuerdo a Baffes y Nagle la estabilización de los altos precios en las materias primas no eléctricas es el resultado de una menor oferta como resultado de condiciones meteorológicas adversas que han sacudido a muchos mercados de productos básicos.
Las temperaturas inusualmente altas en el verano aumentaron la demanda de electricidad, las sequías redujeron el suministro de energía hidroeléctrica y afectaron a algunos productos básicos agrícolas, mientras que las inundaciones tuvieron un impacto en la oferta de algunos metales y el carbón.
Por ejemplo, a finales de agosto de este 2021 cuando la variante Delta empezó a tomar protagonismo en los mercados europeos, su efecto se vio reflejado en los diferentes índices de precios de materias primas.
De manera que el índice de energía paso de 125,94 a 137,24, dentro de la categoría de energía se incluye el petróleo y los derivados del mismo, según un cálculo del Banco Mundial.
En el caso de los productos agrícolas como cereales, bananos, maíz y café entre otros, estos iniciaron su tendencia al alza desde julio del 2020, pero su precio se ha mantenido estable en las elevadas cifras desde entonces, es decir no se ha reducido.
Los precios de los productos agrícolas se estabilizaron durante el tercer trimestre de 2021, pero se mantienen en su nivel más alto desde 2013.
“La disminución de algunos precios de los alimentos (por ejemplo, el arroz en respuesta al buen rendimiento en Asia sudoriental) se compensó con el alza de los precios de las bebidas (especialmente el café debido a las heladas en Brasil)”, dice el artículo del Banco Mundial.
Los economistas del Banco Mundial explicaron que pese a la situación adversa actual se espera que la mayoría de los precios se reduzcan en 2022 a medida que se atenúen las limitaciones de la oferta.
“Después de varios años de crecimiento inferior al promedio, se espera que el suministro de cereales y oleaginosas crezca a niveles históricos en la actual temporada de cultivos de 2021-2022″, agregó los economistas del Banco Mundial.
Crisis inflacionaria
El incremento de las materias primas repercute directamente sobre los índices utilizados para calcular la inflación en los diversos mercados.
El Fondo Monetario Internacional, por ejemplo, prevé un repunte en la inflación en 2021, impulsado por alzas en los precios de los commodities. Entre los principales grupos se encuentran los alimentos y bebidas con alrededor de 27%, las materias primas agrícolas y metales con más del 40%, y el petróleo con 64%.
No obstante con el nuevo jugador, la variante ómicron, la situación parece agravarse, pues el ante la incertidumbre que genera la posibilidad de una nueva ola de contagios las economías reaccionan rápidamente y los precios se mantienen al alza.
Por ejemplo, el presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, Jerome Powell aseguró durante una conferencia de prensa que es probable que con la llegada de ómicron el efecto al alza de la inflación se extienda por más tiempo por lo que debería de dejar de verse como un efecto transitorio.
“Probablemente ha llegado el momento de dejar de usar esa palabra (transitorio) Los riesgos de una inflación más persistente han aumentado. El reciente incremento en los casos de COVID-19 y la aparición de la variante Ómicron plantea riesgos a la baja para el empleo y la actividad económica y eleva la incertidumbre por la inflación”, destacó Powell.
Los datos de inflación en el mercado estadounidense están en cifras históricas, esto repercute directamente al país, pues no solamente es el principal socio comercial de Costa Rica sino que también cumple un papel importante sobre los bienes importados.
En Costa Rica particularmente también se ha observado un aumento considerable de la inflación, inclusive alcanzó el porcentaje interanual más alto registrado en los últimos siete años. La variación interanual para noviembre se ubicó en 3,35%.
Esto coloca al índice más cerca del límite superior del rango meta determinado por el Banco Central de Costa Rica (BCCR), que es entre 2% y 4%
El IPC muestra una tendencia al alza desde febrero del 2021, inclusive en los últimos dos meses la variación interanual mostró cifras superiores al 2% después de un 2020 con datos menores al 0%.
Mientras las nuevas variantes del COVID-19 no dejen de surgir es posible que se sigan experimentando efectos al alza de las materias primas e inflación.
“En lo que resta del 2021 e inicios de 2022, hay más factores que presionan al alza la inflación, aunque también factores que presionan a la baja la inflación. El resultado final es por ahora incierto, lo más probable es que se mantengan las presiones inflacionarias en el corto plazo pero pareciera que estamos viviendo el pico de la inflación”, aseguró Castro-Leal.
Afectaciones al comercio
Por su parte la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) proyectó un incremento del 25% del valor de las exportaciones regionales de bienes, impulsado por el alza de los precios de exportación. En el caso de los bienes importados estos aumentarían un 32%.
América del Sur registraría el mayor aumento del valor exportado, ya que, dada su especialización exportadora, se beneficiaría especialmente de los mayores precios de las materias primas, pero para los países que no son productores de las mismas y deben importarlos el efecto será el opuesto.