La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) considera que la independencia del Banco Central de Costa Rica (BCCR), en la conducción de la política monetaria, puede mejorarse.
Por lo anterior, recomienda adoptar el proyecto de ley que reforma la designación del Presidente del Banco Central y descartar la posibilidad de que los ministros o sus representantes puedan votar en las decisiones de la junta directiva de esté órgano.
Esta anotación se desprende del informe de Estudios Económicos de la OCDE: Costa Rica, 2018, en el que este órgano multilateral analiza la realidad económica del país y sus principales retos.
Al respecto, el gerente general del BCCR, Eduardo Prado, reconoció que la división entre el Poder Ejecutivo y la autoridad monetaria es una práctica común en otros países.
“Lo que la OCDE dice es que la política monetaria debería tener más independencia. Lo que puntualizan es que el Banco debe irse desvinculando el periodo del presidente del Banco Central del periodo presidencial, como es la practica internacional hoy día y el país tendrá que irse moviendo hacia esas mejores prácticas”, agregó el funcionario luego de la presentación del informe en la mañana de este 17 de abril.
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Al mismo tiempo, el documento señaló algunas deficiencias que prevalecen en la gestión de la autoridad monetaria y la necesidad de hacer una revisión de las medidas adoptadas para atender la dolarización del ahorro y del crédito, como por ejemplo, las alzas de la Tasa de Política Monetaria (TPM).
"Los mecanismos de transmisión de la política monetaria son débiles, la dolarización y los desajustes de divisas son altos", afirma el desglose de los principales hallazgos y recomendaciones del informe de la OCDE.
Por último, el órgano multilateral destaca la necesidad de que Costa Rica avance "gradualmente" hacia un régimen cambiario mucho más flexible y por tanto, el Central reduzca las intervenciones en el mercado de divisas.
Hallazgos y recomendaciones al detalle
La OCDE califica positivamente que Costa Rica haya avanzado hacia un esquema de metas de inflación desde 2005 –durante la última década el país logró alcanzar niveles bajos de precios– y lo adoptó oficialmente el 1 de febrero del 2018. Sin embargo, enlista una serie de deficiencias institucionales.
Los desafíos están, en primera instancia, vinculados a la necesidad de dotar de independencia al presidente del Banco Central del ciclo político y clarificar las reglas y motivos de su despido.
El informe de la OCDE explica y recomienda la adopción del proyecto de ley que se preparó para disponer que el presidente de la junta directiva del Central sea nombrado un año después de que asuma cada nuevo Gobierno y hace explícitas las razones de despido.
En la actualidad, el ministro de Hacienda tiene derecho de voto en la junta directiva del BCCR, realidad desligada de las mejores prácticas internacionales.
Menos dolarización
Además de la influencia del aparato político en la gestión del Banco Central, en segunda instancia, la dolarización es otro factor que limita la capacidad del Central para controlar la inflación y pone en riesgo la estabilidad financiera.
Al 2017, cerca del 40% de los depósitos y créditos estaban denominados en moneda extranjera y un 70% de las deudas pertenecen a los prestatarios que reciben su salario en colones.
Por lo anterior, la OCDE recomienda fortalecer la regulación prudencial de los préstamos de divisas otorgados a los deudores sin cobertura.
Si bien no existe una receta única para la desdolarización, la experiencia internacional muestra que para lograr estrategias exitosas es necesario contar con esquemas monetarios y cambiarios creíbles, inflación baja y estable y mercados financieros profundos, destaca el texto de la OCDE.
Las autoridades han aplicado tres tipos de medidas para abordar la alta dolarización de Costa Rica: una mayor flexibilidad del tipo de cambio a partir del 2006, un aumento en los encajes para los pasivos en dólares de los intermediarios financieros y por último, regulaciones prudenciales para préstamos en dólares a deudores no generadores de esta moneda.
Para Prado, un mercado más flexible es cuando existe más profundidad, lo que implica una mayor cantidad de oferentes y demandantes en general, lo que a su vez permitiría la mejor formación de precios.
"En un mercado como el nuestro que es poco competitivo, donde unos cuantos participantes pueden ocasionar movimientos en el tipo de cambio que no respondan a la oferta y demanda, eso puede ocasionar volatilidades y el Banco Central ha sido claro en decir que el mercado determina el precio y el Central está atento a evitar fluctuaciones violetas de ese precio. No obstante le permite al precio que de acuerdo con el flujo de oferta y demanda se determine la tendencia", añadió el gerente general de la autoridad monetaria y cambiaria.
Además, con el fin de contrarrestar la tendencia creciente de ahorrar en dólares y solicitar préstamos en colones que se presentó en el primer semestre del 2017, el BCCR reabrió Central Directo.
Mediante la plataforma, el Banco Central ofrece una mayor rentabilidad que los bancos comerciales en los depósitos a corto plazo con el fin de acelerar la transmisión de la política monetaria.
Sin embargo, anota la OCDE, “además de ser asimétrica, esta política puede tener consecuencias no deseadas, ya que ejerce presión sobre la rentabilidad de los bancos comerciales que ya es baja".
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La relación entre créditos en dólares y créditos totales en el sistema financiero disminuyó en 2,5 puntos porcentuales desde 2016 hasta 2017, y se mantuvo por debajo del 40% a partir de agosto de 2017, por primera vez en 20 años.
El Central también ha aplicado incrementos en la TPM.
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La OCDE resalta la necesidad de revisar estos cambios, aunque es "demasiado pronto para evaluar el impacto individual de cada medida".
En esa línea, aborda los efectos de la gestión cambiaria en la dolarización de Costa Rica.
"Las intervenciones preventivas del BCCR en el mercado cambiario pueden estar generando un exceso de confianza y riesgo moral, impidiendo que los agentes económicos internalicen las fluctuaciones del tipo de cambio, obstaculizando la desdolarización y contribuyendo a grandes desajustes monetarios sostenidos y posiciones sin cobertura", señala el informe.
Por lo anterior, la OCDE destaca la necesidad de que el país se mueva "gradualmente" hacia un régimen cambiario más flotante.
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Esa gradualidad se debe a que el país no está listo todavía y debe cumplir con algunas condiciones previas para dar el paso por completo.
Esas condicionantes empiezan en que el mercado cambiario sea más líquido y más profundo y que se promueva el uso de instrumentos derivados como protección contra riesgos de movimientos del precio del colón respecto al dólar.