A partir de febrero, Costa Rica tendrá un nueva medición del Producto Interno Bruto (PIB).
Es una actualización de las cuentas nacionales de producción que intentan reflejar de manera más fiel la composición actual de la economía del país.
El proyecto –que lleva a cabo el Banco Central de Costa Rica (BCCR)– tendrá su publicación esta semana e implicará la divulgación de las nuevas cifras de producción, es decir, montos y variaciones.
Con el ajuste, muchas variables que se miden respecto de la producción también cambiarán, entre ellas, el déficit fiscal, la deuda pública, la reservación monetaria hasta el nivel de profundización financiera (crédito respecto del PIB).
El ancla del nuevo PIB será el año 2012, es decir, las comparaciones reales se harán con respecto a la producción que tuvo el país en ese año. Hasta ahora, las cuentas están referenciadas a 1991.
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Precisamente, la composición de la economía ha cambiado en 20 años, pues algunos sectores han perdido importancia relativa y otros han ganado. Por ejemplo, el sector de empresas que prestan servicios a otras compañías en el exterior no era del mismo tamaño con respecto al que existe en este momento.
También sucede con las compañías extranjeras que elaboran productos o dispositivos médicos, de las cuales había una pequeña cantidad al inicio de los 90.
El BCCR ha aclarado que el cambio del año base implica variaciones en las metodologías de cálculo, nuevas clasificaciones para actividades económicas, productos y sectores institucionales; una mayor cobertura y recopilación de información.
Nuevos números
Al hacer estos cambios, es previsible que el PIB cambie, es decir que el monto que conocemos ahora sea distinto. Es decir, que la producción del 2015 valorada en ¢28 billones sea diferente.
Especialistas y el mismo Banco Central han manifestado que probablemente el monto sea mayor debido al afinamiento de la medición, aunque no se espera que difiera mucho.
“Efectivamente, el proceso de actualización de las cuentas nacionales tiene como objetivo reflejar de mejor manera la estructura productiva del país, por lo que habrá modificaciones en los componentes del PIB por industria, así como en los componentes de ingreso y gasto”, dijo Eduardo Prado, gerente del BCCR al referirse a los eventuales cambios.
Para Rodrigo Bolaños, expresidente del Central, la nueva medición permitiría un análisis de mayor calidad de la economía. “Se conocerán mejor los componentes como los aportes de mano de obra, capital, insumos nacionales e importados en la producción de los diferentes bienes y servicios”, dijo.
Si el ajuste demuestra que el PIB actual tiene una subestimación de la producción, entonces se debería esperar un aumento en los datos.
Si esto ocurre, no solo el valor de la producción cambiará. También lo harán otros indicadores que se comparan o se expresan en proporción a la producción.
Uno de los más populares es el déficit fiscal, cuya magnitud se mide dividiéndolo entre el PIB.
Si el dato de producción, como denominador aumenta, el peso de indicadores como el déficit, la deuda pública, el faltante de la cuenta corriente o el tamaño de las reservas internacionales bajará automáticamente.
William Calvo, economista y exdirector de la división económica del BCCR, explicó que, al actualizar las ponderaciones, lo que cambia es la proporción de cada indicador entre el PIB.
No quiere decir, por ejemplo, que el déficit fiscal se haga más pequeño, por el contrario, seguirá siendo igual de grande con la diferencia de que su importancia relativa en la economía podría disminuir.
De esa manera, sin importar el porcentaje que se obtenga, el problema se centra en que el Gobierno siempre debe buscar financiamiento para cubrir ese déficit entre ingresos y egresos, agregó Calvo.
Hay más indicadores que se expresan en relación con el PIB, por ejemplo, la proporción del crédito al sector privado que mide la profundidad del sistema financiero y también la del mercado de seguros, que toma el aporte por concepto de primas y lo divide entre la producción total.
Esas mediciones permiten determinar si existe una evolución similar o diferente de la producción y, desde luego, ofrece el dato del nivel de participación de un sector dentro de la economía.
Tomás Soley, superintendente general de Seguros, explicó que una vez que cambie el año base, esos indicadores de penetración del sector cambiarán de nivel y, por lo tanto, no podrán ser comparables con años anteriores.
“A pesar de eso, una estimación más robusta del PIB permite contar con mejor información para el análisis”, añadió.
Según Soley, el cambio metodológico revelaría si el sector de seguros está sobrevaluado o subvalorado y posteriormente se debe determinar el origen del cambio, ya sea por un ajuste metodológico o que se tiene una evolución más precisa del sector.
Otro de los ajustes que se haría sería en el campo presupuestario, pues por mandato constitucional el Estado debe destinar el 8% del PIB a la educación.
Por el momento, ese cálculo está asociado a las cuentas nacionales de 1991 y ahora se pasaría a una referencia actualizada.
Esas son algunos de los aspectos que hacen necesaria la actualización de las cuentas nacionales, labor que se dejó de lado por varios años.
“Lo que se hace hoy en los países avanzados en estadísticas, y es lo que se quiere tener aquí, es que cada año se actualice una parte de las cuentas, para evitar que se repita lo que nos pasó: tener que hacer un trabajo de actualizar todo simultáneamente, lo que fue muy largo”, dijo Bolaños al referirse al proceso.
Inicialmente, el BCCR iba a publicar el nuevo año base en el 2015, pero decidió postergarlo a enero y febrero porque antes atendió la programación macroeconómica del 2016.