El margen que tiene el Gobierno para actuar sobre el manejo de la deuda se estrecha poco a poco y, aunque el Ministerio de Hacienda asegura que aún hay espacios de gestión, la velocidad de crecimiento y el nivel alcanzado este año ya son, para algunos, insostenibles.
En el 2016, la deuda pública del país representó el 63% del PIB, y solo la del Gobierno Central, el 43%.
El comportamiento de la deuda comenzó a tener una tendencia al alza desde el 2008, cuando se cambió la estrategia del manejo hacia emisiones a más largo plazo.
Este resultado se acerca al límite que establece el Fondo Monetario Internacional para Costa Rica, que afirma que el límite máximo es del 50% del PIB.
Según el nuevo estudio “Gestión y riesgo de la deuda pública en Costa Rica”, elaborado por la Academia de Centroamérica y publicado en setiembre de este año, antes de la crisis del 2008, la gestión de la deuda se había mantenido en niveles bajos y considerables de acuerdo con el crecimiento.
Para ese momento, se tenía una tasa de interés baja y los riesgos implícitos (de tipo de cambio, liquidez, tasas de interés e inflación) estaban controlados.Entre el 2004 y el 2008, la razón deuda/PIB decreció 21 puntos porcentuales, alcanzando el 38% en el 2008 y pasando de ¢9,7 billones de colones en 2004 a ¢7,9 billones en el 2008, en términos reales.
Para Miguel Loría, analista de la Academia de Centroamérica, ese periodo fue bueno en cuanto a crecimiento económico, algo que incentivó a aumentar la recaudación y ayudó a reducir el margen de la deuda, ligado a un contexto macroeconómico muy favorable.
Además, estaba colocada mayormente en bonos a tasa fija y eso ayudaba a la gestión y manejo de la deuda.
Sin embargo, en el periodo poscrisis no fue igual de bueno.
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“El Gobierno comenzó con una política financiera orientada a cambiar el perfil de la deuda, entonces se cambió la deuda muy del corto plazo al mediano y largo plazo, y también se quiso mantener el perfil de tasas a tasa fija, pero eso resultó difícil porque el déficit después del 2008 comenzó a ejercer presiones”, explicó Loría.
Intentos de contención
A partir del 2008, cuando los niveles de endeudamiento comenzaron a aumentar, se establecieron algunas medidas para cambiar el perfil de esas obligaciones.
Primero, se comenzaron a emitir instrumentos con tasa variable, impulsado también por la demanda del mercado, aunque eso generó presiones adicionales.
También se emitieron eurobonos, se realizaron canjes y se hicieron subastas.
Loría explica que, a pesar de los intentos, la deuda continuó en aumento, especialmente porque no se trató el problema central, a saber, el déficit fiscal.
“Se estaban acumulando los riesgos asociados, la tasa de interés variable aumentaba, la deuda en dólares aumentó por los eurobonos y el efecto de tipo de cambio estaba implícito y desde el año pasado se comenzó a mover más”, afirmó. Desde entonces, el margen entre la deuda y las posibilidades de actuar para reducirla se acortaron y se cree que, más que reducirla, ayudarían solo a pagarla.
Adriana Rodríguez, gerente de Análisis Económico de Scotiabank, aseguró que el espacio para que una adecuada administración de pasivos resultara en menos costo de la deuda en ausencia de recortes al gasto y ajustes fiscales ya se agotó.
“En ausencia de una reforma fiscal, el perfil de riesgo país implica premios más altos. Además, el mercado interno clama por un reconocimiento de ese mayor riesgo al entregar sus recursos al Gobierno, por lo que se está dando un ajuste al alza en la curva de rendimientos internos y eso implica mayor costo de financiar la nueva deuda y para pagar la deuda vigente”, explicó Rodríguez.
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Según ella, con el incremento en la proporción de títulos ajustables de Gobierno en moneda extranjera se aumentó la sensibilidad de la deuda a movimientos de las tasas, lo que implica un riesgo adicional en el corto plazo.
Para Thelmo Vargas, exministro de Hacienda, el principal riesgo en el corto plazo es que no se logre producir un superávit primario ni se promueva el crecimiento de la economía en tasas mayores al 6%, un factor que ayudaría a la contención de la deuda.
“Si no crece la economía, la relación deuda/PIB subiría y podría llegar a niveles explosivos”, aseguró.
Sin embargo, Martha Cubillo, viceministra de Egresos y Tesorera Nacional, afirmó que el manejo de la deuda aún presenta espacios de gestión asociados a bajos niveles de inflación y relativa estabilidad cambiaria, que permite todavía a los inversionistas obtener tasas atractivas.
Hacienda presentó algunas recomendaciones en caso de que no se apruebe una reforma fiscal, entre las que se encuentra el financiamiento con bancos locales comerciales, una legislación que permita emitir deuda interna y colocarla en instituciones internacionales, una modificación a la regulación que pone un tope a colocaciones del Gobierno en fondos de inversión y de pensión entre otros.
Para esto, se presentó un proyecto de ley en la Asamblea Legislativa y se están revisando los mecanismos legales para efectuar la colocación de títulos en organismos internacionales.
Empero, dadas las condiciones del mercado y la necesidad de financiar la deuda, Hacienda ya realizó ajustes en las tasas en colones, en cerca de 40 puntos base, principalmente en plazo de tres años, para hacer los instrumentos más atractivos.
Cubillo aseguró que desde inicios de año hasta la fecha, se dieron ajustes en promedio de 150 puntos base en los diferentes plazos (cinco, siete y diez años).