La calificadora Moody’s actualizó este jueves la calificación de depósitos en moneda extranjera del Banco Nacional de Costa Rica (BNCR) a B2.
Según el informe, las calificaciones de depósitos en moneda local así como deuda en moneda extranjera de B2 incorpora la suposición de un pleno apoyo del gobierno, ante la característica de que es su propietario y la garantía estatal sobre las obligaciones de la entidad; así como su importancia en cuanto a depósitos y préstamos dentro del sistema financiero costarricense.
Como parte de las fortalezas de la institución, la calificadora resaltó la estructura de financiación, basada en depósitos minoritas de bajo costo; así como los amortiguadores de liquidez.
Por otro lado, los retos del Nacional van en línea con el aumento de los riesgos de los activos ante la recesión económica nacional así como su rentabilidad, por las transferencias que debe realizar a entidades gubernamentales.
Las calificaciones del BNCR así como su perspectiva negativa están en sintonía con las del Gobierno lo que, según Moody’s, muestra una interrelación entre el perfil de riesgo crediticio del país y el de la entidad bancaria.
Por ello, la calificadora recalcó que por el momento no se espera una mejora ante la perspectiva negativa; sin embargo, podría estabilizarse en cuanto también lo hagan las calificaciones del país. En otro escenario, si la calificación de los bonos soberanos de Costa Rica baja, también podría hacerlo los del BNCR.
Si la calidad de sus activos, su capital o la rentabilidad se deterioran por alguna razón, la evaluación del crédito de la institución podría tener presión a la baja.
Evaluación regional
A nivel centroamericano, la perspectiva de la calificadora de los sistemas bancarios es negativa tras los efectos generados en la región por el coronavirus.
La mirada a futuro es que las condiciones operativas continuarán siendo adversas para los banco de América Latina pese a un repunte previsto en el crecimiento del PIB de los países. Según Moody’s, hay incertidumbre respecto a los reembolsos luego de que expiren los aplazamientos de los préstamos, lo que amenaza los riesgos de los activos de las entidades.