
El mercado de valores es una opción para que una empresa busque financiamiento, pero no es para cualquier empresa, pues se requiere un grado mínimo de preparación, madurez y una lista de requisitos que se deben cumplir ante la entidad reguladora.
La búsqueda de recursos por medio de una emisión de bonos de deuda o de acciones difiere, sustancialmente, de un préstamo bancario, por lo tanto, es una forma de diversificar las fuentes de dinero.
En Costa Rica, el mercado está organizado en las ruedas de negociación electrónicas que tiene la Bolsa Nacional de Valores (BNV). La supervisión la tiene a cargo la Superintendencia General de Valores (Sugeval), que debe autorizar las ofertas públicas de cualquier emisor.
Cuando se habla de que una empresa acude al mercado, lo puede hacer mediante emisión de bonos de deuda, que consiste en una promesa de pago a un plazo determinado, con condiciones previamente definidas, como el rendimiento y la periodicidad de pago de los intereses.
Con esta vía, la contabilidad de la empresa emisora debe registrar el monto de la emisión como un pasivo y, por lo tanto, terminará afectando las razones de endeudamiento.
La otra forma de llegar al mercado es por medio de la emisión de acciones. Esto implica compartir la propiedad de la empresa en algún porcentaje.
Con las acciones se recibe capital, pero no se incrementa el nivel de deuda y tampoco compromete los flujos de dinero futuros. Según Jorge Martínez, jefe de información y análisis de mercados de la BNV, la cotización del precio de estos instrumentos provee una valoración actualizada de la empresa.
Condiciones
Jorge Volio, especialista en banca de inversión y estructurador de emisiones, explicó que las empresas interesadas antes de ingresar al mercado deberían corroborar que tienen una administración profesionalizada y, por ejemplo, una junta directiva con miembros externos, así como auditorías con las firmas más reconocidas del mercado.
Incluso, agregó, cualquier compañía puede contratar una calificación de riesgo privada para recibir recomendaciones y de paso, conocer la experiencia de los trámites que puede encontrar cuando llegue al mercado.
Volio detalló que la emisión de valores es útil para quienes necesitan financiamiento de largo plazo, por ejemplo, proyectos de expansión, adquisición de un nuevo negocio o alguna diversificación en la actividades que ya se realizan.
Por su parte, el economista Max Goldberg, advirtió que las empresas que decidan emprender una emisión de cualquier tipo deben tener claro que parte del cumplimiento con el mercado implica algunos costos adicionales.
La elaboración de información financiera trimestral, de estados financieros, las auditorías externas, las calificaciones de riesgo e, incluso, la realización de asambleas de accionistas debidamente constituidas implican un costo que las compañías deben tomar en cuenta a la hora de hacer sus planes y, por lo tanto, evaluar si estos serán diluidos apropiadamente entre los recursos que obtendrá. De los contrario, es probable que una opción más barata sea un préstamo bancario.
Martínez afirmó que las firmas interesadas en el mercado deben tener alguna madurez. Lo anterior incluye estabilidad financiera, una estructura contable definida y una imagen consolidada, aspectos que calificó como condiciones necesarias para ofrecer algún valor y que los inversionistas perciban el respaldo que requieren.
A pesar de que existen ventajas, en Costa Rica la situación actual del mercado de valores para las empresas privadas no es atractiva. Existen pocas compañías inscritas y el mercado transa una minoría de acciones y bonos corporativos privados, pues la mayor parte de las negociaciones corresponden a operaciones con bonos emitidos por el Ministerio de Hacienda o el Banco Central.
Grupo Britt ha participado en dos ocasiones con emisiones de bonos corporativos, la más reciente consistió en instrumentos en dólares por un monto de $10 millones.
Según su director general, Pablo Vargas, hicieron la emisión en el 2011 ante la incertidumbre que había sobre la posibilidad de créditos bancarios, pero que actualmente carece de atractivo realizar cualquier otra operación. Esta firma registró inicialmente un programa de bonos por $20 millones, de los cuales solo ha utilizado la mitad.
Según Vargas, los desincentivos se originan en una regulación orientada al cumplimiento de trámites burocráticos.
Debido a las condiciones actuales, Britt carece de interés para hacer cualquier operación en el mercado de valores; de hacerlo, sería en otro país, dijo Vargas.