Con cheques y más condicionalidad, el jefe del Consejo Europeo intenta recabar el apoyo de los países "frugales" a su plan desvelado este viernes para superar la crisis del coronavirus, a cambio de mantener las subvenciones al sur de Europa.
A una semana de una cumbre crucial, Charles Michel propuso adoptar un plan de recuperación de 750.000 millones de euros (unos 840.000 millones de dólares), monto que la Comisión Europea tomará prestado en nombre de la Unión Europea (UE).
El ex primer ministro belga mantiene así las grandes líneas de la propuesta de la titular de la Comisión, Ursula von der Leyen: un plan de recuperación de medio billón de euros en subvenciones y 250.000 millones en préstamos.
Los países adeptos del rigor fiscal y llamados "frugales" -Países Bajos, Suecia, Dinamarca y Austria- ya habían expresado su preferencia por un mayor volumen de préstamos, al considerar que el fondo beneficia sobre todo a los países del sur.
Ante un eventual rechazo de estos, cuando se necesita la unanimidad para que el plan salga adelante, Michel advirtió contra las consecuencias para el mercado único, si aumenta la elevada deuda de los países del sur, más golpeados por el coronavirus.
Pero, para atraer a los “frugales” al terreno del consenso, el jefe del Consejo endurece el proceso de concesión de los fondos. Los países de la UE deberán así aprobar por mayoría los planes nacionales de recuperación, previo al desembolso.
El primer ministro neerlandés, Mark Rutte, reiteró la víspera que la concesión de fondos a un país debe acompañarse de "reformas" para reforzar la UE, un llamado que en el sur despierta el fantasma de la 'troika' de la pasada crisis de la deuda.
Para acceder a los fondos, cada país debe presentar un plan de recuperación en base a las recomendaciones anuales de la Comisión, teniendo en cuenta también como prioridad las transiciones ecológica y digital, según el plan.
El reembolso del principal de la deuda contraída por la Comisión empezará en 2026, dos años antes de lo propuesto por Bruselas, hasta 2058 y, para sufragarlo, Michel propone nuevos impuestos europeos, uno de los previsibles escollos.
Su apuesta es recaudar impuestos al plástico, al sector digital y a las importaciones según su huella de carbono, pero sin aumentar otros, como el mercado de emisiones de carbono, como reclamaba la Eurocámara y al que se oponía Alemania.
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La canciller alemana, Angela Merkel, cuyo país ejerce la presidencia pro témpore de la UE, advirtió el miércoles que algunos de esos posibles "recursos propios" están ya en los presupuestos nacionales y abogó por un impuesto digital a nivel mundial.
Cheques “frugales”
El plan de recuperación estará vinculado al próximo Marco Financiero Plurianual (MFP) 2021-2027, el presupuesto común de la UE en negociación y que Michel rebaja a 1,074 billones de euros desde los 1,094 billones que propuso en febrero sin éxito.
En otra mano tendida a los "frugales", que querían un volumen todavía menor de MFP, el jefe del Consejo propone que los cuatro países y Alemania mantengan sus "cheques", es decir las rebajas en sus contribuciones al presupuesto común.
Ante la negativa de una decena de países como Francia o España a que se mantengan estos cheques, este se anuncia como otra de las batallas, junto a la voluntad de vincular el monto de los programas al respeto del Estado de derecho.
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El nuevo presupuesto será el primero sin el Reino Unido, un contribuyente neto al MFP. El objetivo es que entre en vigor a partir del 1 de enero, cuando finaliza el actual período de transición a ambos lados del Canal de la Mancha.
Pero, ante las difíciles negociaciones en curso sobre la futura relación comercial, Michel propone crear una "reserva" de 5.000 millones de euros para enfrentar las eventuales consecuencias del fin de los vínculos económicos con el Reino Unido.
La cumbre del próximo viernes y sábado se anuncia así difícil, pese a los llamados a actuar ya de Michel, en un contexto en que la Comisión Europea estima una contracción del 8,3% del Producto Interior Bruto (PIB) de la UE en 2020 por el coronavirus.