La crisis desatada por la pandemia golpeó a una Costa Rica con un espacio fiscal limitado o inexistente. Una vez más, la sostenibilidad de las finanzas públicas enfrenta un profundo bache.
La idealización de reducir el déficit fiscal y la deuda del Gobierno en 2020 quedó en pausa, y en cambio, nace la incertidumbre respecto a qué tan profundo puede caer la economía y cuánto más se dilatará el deterioro de las arcas estatales.
La pandemia va dejando huellas conforme pasan las semanas. Los trabajadores que perciben menos ingresos o pierden su empleo, el deterioro de los ahorros, el mayor endeudamiento, los negocios sin otro camino más que cerrar y la menor recaudación de impuestos del Gobierno son solo algunas de las más evidentes.
La verdadera profundidad de estas heridas se conocerá en algún tiempo, cuando se puedan medir, pero todas ellas golpearán la economía en 2020 y algunas serán un lastre todavía en años posteriores.
El golpe no acaba aquí. Después del año de la pandemia es cuando el Gobierno deberá lidiar con los grandes yerros que le dejó la crisis. El bienio 2021-2022 estará lleno de desafíos.
De momento es clara la necesidad de atender con prioridad la emergencia sanitaria, pero después de esto se tendrá que retomar la búsqueda de la sostenibilidad fiscal. Esta vez con un bache mucho más profundo entre lo que recibe el Estado y lo que gasta, y una economía mundial fracturada.
Obligaciones y retos
Los gastos estatales se destinan a la gran tarea de atender la emergencia sanitaria, pero también a evitar que la población termine aun más golpeada.
Programas de apoyo solidario a los hogares, como el Bono Proteger, moratorias en el pago de impuestos y de préstamos, así como la necesidad de sostener empleos en algunos sectores con el apoyo del Estado surgen con ese objetivo.
Esas acciones inevitablemente aumentan el gasto y el déficit será más grande. El Ministerio de Hacienda estima en el mejor escenario un déficit fiscal de 8,6% del Producto Interno Bruto (PIB) para 2020, pero reducirlo de golpe para el próximo periodo no será tarea sencilla.
Las obligaciones del Gobierno no dan tregua, crecen y suman más retos para los años que vienen, los cuales ya de por sí acumulaban importantes vencimientos de la deuda. Entre abril y diciembre de este año, la Tesorería muestra vencimientos por $2.435 millones.
Los años 2021, 2022 y 2023 aglomeran los montos más altos en pagos de la deuda en circulación, con un mínimo de $3.616 millones en un año. Estas cifras pueden subir o trasladarse para años futuros, en caso de que el Gobierno logre algunos canjes.
De momento, esos tres años suman pagos que representan el 19,6% del total de la deuda (que alcanzaba los $37.413,6 millones al 31 de marzo, 2020).
EF consultó a la Tesorería Nacional sobre la estrategia para cumplir con estas obligaciones en medio de la pandemia, sin embargo no se obtuvo respuesta.
El Gobierno tendrá que buscar recursos en el exterior para atender sus obligaciones en 2021 y minimizar el costo del nuevo endeudamiento, con la peculiaridad de que muchos países en el mundo tendrán la misma necesidad.
“Se convierte en una crisis de oferta y demanda, pero también esa crisis del futuro es financiera, lo que tarda más en levantarse”, explicó el expresidente y economista Miguel Ángel Rodríguez.
El ministro de Hacienda, Rodrigo Chaves, descartó una emisión de deuda externa para el 2020, pero afirmó que se retomará esta salida en 2021.
La intención, previo a la llegada de la pandemia, era buscar la aprobación del Congreso para emitir $4.500 millones en el exterior y esta negociación sería la que se retomaría.
Un elemento a favor al acudir al mercado pueden ser las tasas. Costa Rica puede aprovechar que estarán en niveles mínimos al menos dos o tres años, apuntó Freddy Quesada, gerente de INS Valores.
Los bancos centrales del mundo han apostado por inyectar liquidez a las economías, con tal de que existan recursos suficientes para prestar y que tanto el consumo como la inversión no se detengan. Esa liquidez a futuro podría traducirse en recursos de relativamente fácil acceso a Costa Rica, añadió Quesada.
También hay riesgos bastante altos de que los inversionistas cobren mucho más caro, por ser un país de mayor riesgo.
Con una rebaja adicional en la calificación de riesgo, por parte de Fitch Ratings, el país puede obtener recursos, pero a cambio de un costo muy alto. Queda esperar si el mercado internacional descontará los efectos de un coronavirus que golpeó a todos los países del mundo.
Si el Gobierno logra la colocación de deuda externa presionará menos al mercado local y dejará liquidez suficiente para el sector privado, que sin duda requerirá fondear proyectos en el proceso de recuperación.
De cualquier forma, acudir al mercado no será fácil y ahora más que nunca será urgente la gestión eficiente de recursos e inclusive, en la medida de lo posible, un blindaje.
En cuanto pase lo peor de la crisis, el Gobierno tendrá que retomar la disciplina fiscal y el cumplimiento estricto de la Ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas, pero también dar señales adicionales de reducción de gasto.
Economistas han señalado una y otra vez la necesidad de acciones concretas. Por ejemplo, el cierre de instituciones con duplicidad de funciones, la reforma de empleo público, para utilizar esos recursos en el pago de deuda, apuntó, Luis Diego Herrera, analista económico del Grupo Financiero Acobo.
Como medida de alivio al flujo de caja de negocios el Gobierno aplicó una moratoria en el pago de tributos, dando espacio a que normalicen sus pagos al 31 de diciembre del 2020.
Luego de esto, el pago de impuestos retomará su curso y la recaudación también se activará de lleno. Sin embargo, si la economía sigue desacelerada los ingresos que perciba Hacienda no serán los mismos de antes.
Estos son los retos del Estado en el manejo de sus finanzas, pero al mismo tiempo, el equipo económico tendrá que atender otros pesos que limitan el movimiento.
“Ahora lo que se está generando es un hueco en empresas y hogares, pero esos serán saldos que hay que arrastrar después de la crisis. Son hogares y empresas que van a salir más endeudados”, explicó el economista Ronulfo Jiménez, también asociado de la Academia de Centroamérica.
Si la economía levanta, la recaudación de impuestos se anota puntos y la estabilidad de los macroprecios (inflación, tipo de cambio y tasas de interés) pueden ayudar a que sea menos doloroso retomar la senda de la sostenibilidad de las finanzas estales.
“Tenemos que reconocer que nos empobrecimos. Estamos más pobres hoy y vamos a estar más pobres dentro de un mes”, anotó Rodríguez.