La inflación interanual en Costa Rica ha retrocedido a casi un cuarto de lo que era cuando tocó su techo en agosto del 2022. Esto es, indudablemente, una buena noticia. Sin embargo, si está esperando que siga desacelerándose a esa misma velocidad o que, incluso, se reduzcan los precios en los próximos meses, hay posibilidades de que se lleve una decepción.
El encarecimiento del país podría compararse con una persona que está en una dieta con la meta de bajar diez kilogramos y ya redujo los primeros ocho. ¿Un avance importante? Sí, pero acaba de entrar en esa recta final donde el último esfuerzo es el más complicado.
¿Qué endurece el último tracto? Para José Luis Arce, economista y director de FCS Capital, el problema tiene que ver con que los dos principales motores que ayudaron a que se desacelerara la variación del Índice de Precios al Consumidor (IPC que mide la inflación) probablemente ya no halarán con la misma fuerza durante los próximos meses.
“En este último trimestre la variación (acumulada) del IPC fue negativa, pero eso no va a ser algo que vaya a continuar de esa manera. Yo creo que la parte de la desinflación fácil ya pasó. ¿Cuál es esa parte? La que estaba asociada con los precios de materias primas y el tipo de cambio, entonces ahora lo que continúa para mantener la inflación a raya es una tarea más complicada”, dice Arce.
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Los precios de las materias primas parecen ya haberse estabilizado y no se espera que se presenten caídas importantes como las que se tuvieron en la segunda mitad del 2022. En el Índice de Precios Internacionales de Materias Primas Importadas por Costa Rica todavía se observan disminuciones anualizadas, sin embargo a partir de enero del 2023 se detuvo el ascenso mensual y empezó un breve periodo de estabilidad.
El tipo de cambio, por su parte, mantiene una tendencia hacia la baja, no obstante la expectativa de Arce es que haya una mayor estabilidad cambiaria en lo que queda del año.
Con estas dos fuentes de desinflación a menor intensidad, lo que queda para encaminar la inflación hacia la meta del 3% interanual del Banco Central de Costa Rica (BCCR) es la política monetaria.
Es decir, dependerá de que los esfuerzos que ha hecho el BCCR por recoger la liquidez del mercado, principalmente vía aumento de tasas de interés, tengan un efecto lo suficientemente fuerte dentro de la demanda agregada como para mantener el hielo sobre los precios.
¿Qué se puede esperar de la inflación de los próximos meses?
El último pronóstico que hizo el Banco Central proyectaba que la inflación interanual iba a llegar al rango de tolerancia de ±1 punto porcentual alrededor de la meta del 3% en el último trimestre del 2022. Tanto Arce como Daniel Ortiz, director de Cefsa, coinciden en que es probable que esa meta se alcance antes.
“Uno lo observa en las expectativas de inflación, las cuales se están acercando más y uno pensaría que podamos llegar a ese rango meta incluso en el primer semestre, lo cual es bueno porque al Banco Central va a tener más espacio para seguir reduciendo su Tasa de Política Monetaria (TPM)”, dice Ortíz.
A Arce no le sorprendería que la variación interanual del IPC llegue a ser cercana a cero durante los meses de junio, julio y agosto.
¿Significa que bajarán los precios?
No necesariamente. Ambos economistas coinciden en que la caída que viene responde principalmente a que el indicador de inflación se está comparando con una base cada vez más alta, lo que ayuda a que el crecimiento porcentual se vea menor.
“Eso no es señal de que estamos en una deflación, lo que pasa es que está jugando la base”, dice Arce.
“Vamos a tener inflación menor, vamos a estar en el rango meta antes, pero eso no significa que los precios van a ser menores de los que teníamos en enero, febrero o marzo del año pasado y eso tampoco significa que las familias van a sentir un alivio inmediato”, agrega Ortiz.
Junio, julio, agosto y setiembre del 2022 fueron los meses donde el IPC alcanzó su mayor variación interanual con crecimientos del 10,06%, 11,48%, 12,13% y 10,37%, respectivamente. Si bien esto ayudará a que la comparación anual sea más favorable para este 2023, la variación acumulada y mensual del IPC tendrán un camino más difícil sin la eventual ayuda de la reducción en precios de las materias primas y una hipotética estabilidad cambiaria.
“Yo creo que la inflación va a seguir desacelerándose, pero ya no de golpes tan acentuados, golpes fuertes producto de caídas en materias primas, sino producto de que la política monetaria tuvo un impacto sobre la demanda y eso va a mantener la inflación a raya”, dice Arce.
¿Cuáles riesgos hay sobre el horizonte?
Así como la reducción en los precios de las materias primas han ayudado a que la inflación se desacelere, un aumento en ellas nos podría hacer una zancadilla. Al Costa Rica ser un país pequeño y abierto, una coyuntura internacional adversa influiría con fuerza dentro de nuestros precios, como ya se vio durante gran parte del 2022 y su inflación importada.
“El barril del petróleo otra vez está negociando a precios por encima de los $80 (llegó a estar por debajo de $70 hace menos de un mes) en los últimos días y en otras economías se observa que la inflación no se está reduciendo tan rápidamente”, dice Ortiz.
El incremento en los precios del crudo responde al anuncio de recortes en la producción que hizo la OPEP+, los cuales se temen que puedan escalar y entorpecer la lucha contra la inflación no solo de Costa Rica, sino del mundo.
Además, el promedio de las encuestas de expectativas de inflación a 12 y 24 meses del BCCR —probablemente la referencia que mayor importancia le dan las autoridades monetarias del país— todavía no se alinean con la meta de precios a pesar de la marcada desaceleración en el IPC.
Esto quiere decir que el Banco Central todavía tiene que terminar la tarea de anclar esas expectativas que, de momento, se acomodan alrededor del 5%, pero con la ventaja de que han mantenido una tendencia hacia la baja.
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En materia de precios, es probable que durante el 2023 el encarecimiento de los servicios sea más difícil de enfriar, a diferencia de los cambios que han tenido los bienes. De hecho, el precio de estos lleva siete meses continuos en desaceleración interanual, mientras que los de los servicios, los cuales suelen ser más estáticos dentro de un mismo año, no se han desacelerado en meses continuos durante el 2023.
Aún así, Arce no espera incrementos marcados en los servicios. “Vamos a verlos mantenerse estables. Yo creo que entre 3% y 5%, quizás van a bajar un poquito, pero no van a tener la volatilidad que tuvo la inflación de bienes”, dice el director de FCS Capital.
Para Ortiz, el principal problema que va a vivir el país durante el 2023 es que aunque la inflación se modere, las personas no van a sentir que el dinero les alcance para más debido a que el IPC se va a estabilizar en nivel bastante mayor al que se tenía antes de que iniciara la ola inflacionaria en 2022.