Las expectativas de que la inflación en Costa Rica continúe al alza son persistentes y generalizadas ante una serie de factores que generan presión y que ya mueven el comportamiento de los inversionistas.
El Índice de Precios al Consumidor (IPC) presentó una variación interanual de 2,09% para setiembre de este año, es decir está dentro del rango meta establecido por las autoridades monetarias. El indicador lleva dos meses consecutivos con variaciones al alza.
Cuatro expertos consultados por EF aseguraron que la perspectiva es que el indicador inflacionario siga en aumento al cierre del 2021 y a inicios del 2022.
Fernando Naranjo, economista de Consejeros Económicos y Financieros (Cefsa), aseguró que la inflación podría cerrar este año más arriba del 3%. Asimismo, un análisis hecho por el grupo financiero Acobo señala que podría terminar el año en el rango entre 2,50% y 3,25%.
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En cuanto a los factores, el primero de ellos es el tipo de cambio, que ha venido con tendencia al alza en el segundo semestre del año y al 21 de octubre se encontraba por encima de los ¢630.
A setiembre de este año, la expectativa de mercado sobre la variación cambiaria a 12 meses, publicada por el Banco Central, es que la divisa aumente un 5,58%, el porcentaje al alza más alto en los últimos tres años.
“Un tipo de cambio que se mantenga relativamente alto significa que vamos a tener importaciones más caras y que tarde o temprano eso se traslada directamente a la inflación al consumo”, señaló el economista Vidal Villalobos.
El segundo factor, relacionado con la inflación importada que experimenta Costa Rica, es el aumento en las materias primas, principalmente del petróleo, por la recuperación de las economías a nivel mundial y una mayor demanda de productos.
“Tenemos una economía muy abierta al comercio internacional, entonces tenemos que importar productos de Estados Unidos y de Europa con precios mayores y eso repercute en lo que llamamos inflación importada, nos llega del exterior”, comentó Naranjo.
Por su parte, Villalobos enfatizó en que el Índice de Precios al Productor de la manufactura está repuntando con mayor fuerza que el IPC. Para setiembre, dicho indicador reportó una variación interanual de 11,03%. Pese al aumento en los precios para los productores, estos no han sido trasladados en su totalidad al consumidor.
“El traslado al consumidor de los mayores precios que enfrentan los productores está condicionado, entre otros, por los márgenes de comercialización y los inventarios. Además, en un contexto de capacidad ociosa, el poder de fijación de precios por parte de los productores es bajo”, agrega el Informe Mensual de Coyuntura Económica de setiembre del Banco Central.
No obstante, el fenómeno podría no ser sostenible permanentemente, por lo que hay posibilidades de que comiencen a trasladarse los aumentos de los precios en meses siguientes con una mayor recuperación económica.
A nivel interno, según explicó el economista de la Universidad Nacional, David Cardoza, también podrían afectar los eventos climatológicos que generan pérdidas en las producciones agrícolas. En casos en los que se genere escasez de algún producto, esto podría aumentar los precios. Este tercer factor es transitorio y podría no darse.
Como cuarta presión está la política expansiva del Banco Central de Costa Rica (BCCR). Las medidas del Central buscan una mayor reactivación económica, al inducir a la reducción continua de las tasas de interés de mercado, aliviar el flujo de caja de los hogares y empresas e incidir en una aceleración del crédito en colones al sector privado.
Como parte de las medidas, la institución inyectó poco más de ¢800.000 millones al sistema financiero lo que generó mayor liquidez.
Además, en el Informe de Coyuntura Económica de setiembre, el Central señaló que aún hay persistencia de presiones desinflacionarias, manifiestas en la economía costarricense desde el 2019 y acentuadas a partir de abril del 2020 por el impacto de la pandemia.
“Estas presiones se focalizan en una brecha negativa del producto (pese al impulso de la recuperación económica), alta tasa de desempleo, un crédito total al sector privado estancado y expectativas de inflación bajas según la información de mercado”, menciona el informe.
Los modelos de pronóstico del Banco Central indican que la inflación se mantendría por debajo del rango de tolerancia alrededor de la meta de inflación en lo que resta del presente año y en el 2022.
Demanda de bonos y otras señales
Algunas señales también reflejan la expectativa de los inversionistas, quienes también esperarían que el ritmo de incremento se mantenga. Una de ellas es una mayor demanda de los títulos de deuda indexados a la inflación o títulos de propiedad en unidades de desarrollo (Tudes).
La subasta de títulos de deuda interna del Ministerio de Hacienda del pasado 4 de octubre tuvo un cambio de tendencia en la respuesta de los inversionistas y la institución colocó poco más de ¢54.000 millones en un instrumento de unidades de desarrollo con vencimiento al 2040 y con un rendimiento del 5,63%. Dicho monto significa el 80,5% de lo colocado para esa subasta.
De acuerdo con BN Valores, los títulos de unidades de desarrollo son valores seriados emitidos por el Ministerio de Hacienda. Se ofrecen en dos modalidades: amortizables semestralmente y al vencimiento; los intereses se pagan semestralmente. Asimismo, el principal y los intereses se cancelan en colones según el valor que tenga la Unidad de Desarrollo (UD).
Se trata de títulos indexados a la inflación.
“Los inversionistas han desplazado demanda desde bonos en tasas fijas en colones hacia bonos de carácter variable, ligados a la inflación o que se benefician de un rebote o incremento en las tasas de interés de referencia de la curva de inversiones en colones”, señala el análisis de Acobo.
En la subasta del 4 de octubre también hubo gran demanda de bonos en tasa real ajustable soberano, en los que se colocó ¢10.308 millones.
Asimismo, la inflación estadounidense que se ha ubicado por encima del 5% también brinda señales de lo que podría pasar en el país por la dependencia que se mantiene a dicho mercado internacional.
Daniel Ortiz, director de Cefsa, explicó que un 75% de las importaciones del año anterior provenían de China, Estados Unidos y Latinoamérica, tres de los mercados en los que la inflación se está acelerando.
“Si yo como empresa tengo mayores costos, ¿qué se hace? Trasladar esos mayores costos a los precios finales de los productos y servicios”, agregó Ortiz.
Pese al aumento en la inflación estadounidense, la Reserva Federal (FED) de dicho país continúa apostando que la variación en el indicador será transitoria.
Por último, el último reporte del Índice de Precios al Consumidor (IPC) muestra que alrededor del 60% de los productos que confirman el indicador subieron de precio para setiembre; es decir, más de la mitad de los productos que conforman el indicador tuvieron un incremento en sus precios.
Los bienes y servicios que mostraron mayor efecto positivo en la variación mensual del índice son: telefonía móvil, automóviles nuevos y arroz. Por otra parte, la cebolla, la gasolina y la papa figuraron entre los principales con mayor efecto negativo en la variación mensual del índice.