El repunte en los precios de los hidrocarburos, especialmente el petróleo, introduce nuevas incógnitas en los principales indicadores del país. Sin embargo, mientras el BCCR asegura que esto no genera presiones con respecto a sus proyecciones macroeconómicas, algunos especialistas difieren con el criterio de la institución y aseguran que deberán tomar medidas más agresivas con respecto a sus políticas.
Datos de la Refinadora Costarricense de Petróleo (Recope) demuestran que del consumo total de energía que se realiza en el país al menos el 65% corresponde a hidrocarburos, de manera que la variación en los precios internacionales de esta materia prima tiene un gran impacto dentro de las actividades diarias de las personas.
Luis Carlos Solera, director financiero de Recope, explicó que de noviembre 2020 a marzo de este año es evidente la mayor demanda global de hidrocarburos. Por ejemplo, el precio del crudo aumentó en 58%, mientras que el del la gasolina aumentó 71% y del diésel 52%.
En el 2020, el precio promedio del cóctel de hidrocarburos que compra Costa Rica fue de $56,81; el índice de precio de metales creció 43% y el de granos básicos un 21,6%. Pero para este 2021 se espera un aumento de 28,8% en el precio del cóctel de hidrocarburos en 2021.
En enero el precio promedio del barril de petróleo era de $59.69 por barril. Sin embargo para marzo este ponderado subió a $70.45 por barril.
Este incremento no tiene el mismo impacto en todos los sectores, de manera que alguien que por lo general se transporte en autobús muy probablemente no notará la diferencia, pero para quien debe llenar el tanque de gasolina o diésel de su carro sí observará la diferencia.
El índice de precio global del crudo evidencia que en el 2020 el precio del barril estaba en $63,27; se desplomó en abril para llegar a su punto más bajo en $-36,98.
Sin embargo, a partir de mayo, los precios se comenzaron a recuperar nuevamente, en noviembre se empezaron a ver cifras prepandémicas y en febrero el precio del barril no solo se había recuperado sino que retoma su senda al alza, incrementando así la inversión de los países para la compra de esta materia.
El presidente del Banco Central, Rodrigo Cubero, ve un panorama de largo plazo para las proyecciones que es hasta de 24 meses. En este horizonte es el que considera que pese a los cambios actuales, los indicadores permanecerán en los rangos establecidos.
Solera explicó que el aumento de precios internacionales que inició en noviembre responde a dos factores, el primero que con el anuncio de la vacuna y las primeras aplicaciones de la misma bajó el temor de las personas y aumentó la movilidad por consiguiente la actividad económica.
Otro factor importante fue la decisión de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) por recortar la producción ante la incertidumbre, este comportamiento no es nuevo, pero en marzo del 2020 cuando colapsaron los precios por el shock de la pandemia, desde el organismo se tomó la decisión de reducir la producción del crudo en 9,7 millones de barriles por día. Esto equivale a un 10% de la producción de petróleo en el 2019, lo que presionó la oferta.
Al combinar ambas situaciones la materia prima se enfrenta a una importante demanda global de combustible.
Los hidrocarburos no son el único ‘commodity’ que apunta al alza, los precios de las resinas plásticas que se utilizan mundialmente, según muestran los datos de los mercados del material, han aumentado hasta un 100% en comparación con octubre del año anterior.
Estos comportamientos inciden directamente en las proyecciones macroeconómicas para el 2021 y 2022 que presentó el Banco Central de Costa Rica en enero de este 2020.
De acuerdo al informe de Perspectivas Macroeconómicas 2021-2022 del Banco Central de Costa Rica (BCCR), se mantendrían bajas tasas de interés y una política monetaria expansiva como método para reactivar la demanda interna y dinamizar el crédito. Además según el Central el país debería esperar una inflación por debajo del rango meta pues carecía de presiones inflacionarias.
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El economista Fernando Naranjo explicó que el incremento en los precios es un fenómeno relativamente reciente en lo que va del año, pero estima que para finales de año el precio del barril sea de $64 o $65, lo que implicaría un aumento en el índice de precios al consumidor (IPC) y por ende una presión en la inflación. Esto haría que el índice llegue al final de año en un rango entre 2% y 3%, siempre dentro del rango meta pero superior a lo estimado.
Las materias primas al no ser producidas en Costa Rica y requerir de su importación pueden llegar a generar grandes presiones de demanda en los principales macroprecios.
Los precios de las materias primas se caracterizan por una alta volatilidad, ante eventos geopolíticos, la actividad económica global y acuerdos por cuotas de producción entre los principales productores.
En el 2020 la caída en el precio del petróleo fue determinante en la reducción de la inflación mundial (general y subyacente), de manera que todas las regiones cerraron el año con cifras por debajo de la referencia u objetivo de sus bancos centrales.
En el análisis de riesgos del informe, en el ámbito externo uno de los principales consiste en el lento crecimiento de la economía, así como un aumento en los precios de materias primas por encima de lo previsto.
El BCCR advirtió que para este 2021 se espera un aumento de 28,8% en el precio del cóctel de hidrocarburos, en respuesta al incremento en la demanda global de petróleo, consecuente con la recuperación de la economía global.
“Aun cuando está previsto un aumento en el precio de nuestros principales productos de exportación, el efecto del aumento en el precio de hidrocarburos llevaría a un deterioro en los términos internacionales de intercambio (de 1,9% en 2021)” advierte el informe.
Rodrigo Cubero, presidente del BCCR, explicó que pese al incremento en los precios de algunas materias primas, en particular de los hidrocarburos, las proyecciones de inflación sugieren que, en los próximos 24 meses, permanecerá en niveles bajos, coherentes con los previstos en el Programa Macroeconómico 2021-2022.
“Este comportamiento (inflación baja) obedece a la persistencia de fuerzas desinflacionarias en la economía nacional, como una brecha de producto negativa y una alta tasa de desempleo, unidas a expectativas de inflación contenidas”, añadió el jerarca.
Por otra parte, Cubero aseguró que en la medida en que la evolución de los determinantes macroeconómicos de la inflación lo justifiquen, y que la inflación proyectada se mantenga por debajo de la meta de inflación del BCCR en el horizonte de proyección, el Central mantendrá su postura de política monetaria expansiva.
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Criterios divergentes
Por su parte, Naranjo explicó que la presión de los precios de las materias primas llevaría a que el Central se plantee una vez más ajustes en la política cambiaria y provocar un deslizamiento mayor en el tipo de cambio.
“Con el impacto que puedan llegar a tener las tasas de interés, debido al aumento de precios, es difícil que el Central pueda mantener el programa como lo diseñó, cambios leves pero cambios”, agregó Naranjo.
Especialistas consultados por EF coinciden que si algo caracteriza al mercado costarricense es la volatilidad en la mayoría de los indicadores, pero en particular para estos próximos meses serán determinantes las acciones que giren en torno al acuerdo con FMI.
“Para todo esto hay un escenario con Fondo y otro sin Fondo. El que no implica el acuerdo con el FMI no lo queremos ver en el país bajo ninguna circunstancia”, agregó el economista especialista en mercados internacionales Douglas Montero.
El economista y asesor de Prival Bank, Vidal Villalobos, por el contrario, destacó la imposibilidad de mantener que la estabilidad en los precios internos en los próximos meses debido a que el BCCR ha mantenido una política expansiva muy fuerte y eso podría traer consecuencias en el mediano plazo.
“Todavía no hemos visto, porque la demanda interna en Costa Rica no ha aumentado por la recesión tan fuerte del 2020, pero es una posibilidad” agregó Villalobos
Montero explicó que ante la falta de demanda por crédito es difícil que el país vea presiones para cambiar la tasa de política monetaria.
Melvin Garita, gerente general de BN Valores explicó que dadas las condiciones actuales, donde se han inyectado cantidades de liquidez considerables a la economía costarricense, el aumento del precio del petróleo, y de otras materias primas en general, constituye un potencial riesgo de inflación que debe monitorearse de cerca.
Lo mismo sucede con los demás Bancos Central alrededor del mundo, si estos riesgos se empiezan a materializar es de esperar que los Bancos Centrales implementen políticas monetarias menos expansivas, e incluso si la actividad económica marcha a buen ritmo, podrían implementar políticas monetarias restrictivas.