La actividad económica de Costa Rica se contrajo por octavo mes consecutivo. Enero y febrero reflejaban tasas de crecimiento muy bajas con respecto al leve repunte del segundo semestre del 2019.
Sin embargo, a partir de marzo esas tasas de crecimiento empezaron a ser negativas, hasta alcanzar un -7,7% en julio y agosto de este año. Las cifras de los últimos seis meses se deben al impacto de la crisis provocada por el coronavirus.
Los más golpeados por esta adversa coyuntura son las actividades que se relacionan −y sufren− directamente el impacto de las restricciones de movilidad y cierres, como, por ejemplo, hoteles, restaurantes, transporte y comercio.
El Índice Mensual de Actividad Económica (IMAE), publicado la noche del viernes 9 de octubre, por el Banco Central de Costa Rica (BCCR), mostró que la producción nacional decreció a una tasa interanual del 7,7% en agosto, el mismo ritmo registrado en julio.
Este nivel representa una desaceleración de 9,5 puntos porcentuales en la tasa de variación con respecto al mismo periodo del año previo (entre enero y agosto). La variación media de los ocho meses de este año fue de -5%.
El Central indicó que aunque persiste la contracción de la economía nacional por el impacto de la COVID-19, la tasa disminuye desde mayo.
Para comprender esta afirmación es necesario revisar la tasa de variación trimestral anualizada de la serie ajustada por estacionalidad (elimina el efecto de factores que ocurren en un momento específico del año).
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Este indicador muestra que la variación trimestral a julio fue del -17,2% y para agosto se redujo al -1,8%. La tasa trimestral anualizada alcanzó su punto más bajo en mayo y desde entonces registra un repunte constante, lo que indica que la economía nacional decrece a un ritmo cada vez menor.
La mayor contracción de la actividad económica en el país se registró entre abril y junio (segundo trimestre), de acuerdo con las variaciones de la serie ajustada por estacionalidad.
El IMAE es un indicador que mide la evolución de la actividad económica en el corto plazo y se publica con dos meses de rezago.
Los más golpeados
Las industrias que reportaron mayor impacto negativo son hoteles y restaurantes con una caída del 59,3%, transportes y almacenamiento (27,4%), y comercio (15,5%).
Las actividades económicas más afectadas son las que se relacionan directamente con las restricciones nacionales e internacionales de movilidad de personas y mercancías, que tienen como fin mitigar el contagio de la COVID-19.
El comercio se contrajo por la menor venta de materiales de construcción, automóviles, productos de línea blanca y combustibles. Mientras que algunos bienes como alimentos (8,2%) y medicamentos (6,4%) mostraron crecimiento.
Los servicios también reportaron un descenso del 9,1% que se explica por la menor demanda en hoteles y restaurantes, y transportes.
De acuerdo con el BCCR, existe una menor prestación de servicios de entretenimiento, profesionales, administrativos y de apoyo a las empresas.
La construcción es otra industria que antes del impacto del coronavirus registraba contracciones importantes, pero en los últimos meses el golpe se agravó. El decrecimiento de esta actividad fue del 13,5% a agosto, por la disminución de obras residenciales (casas y condominios) y de proyectos públicos.
La caída del 10,5% en la obra con destino público se debe a la menor ejecución de los programas de acueductos y alcantarillados, así como del fideicomiso del Ministerio de Educación Pública (MEP).
La agricultura tuvo un decrecimiento del 1,7% por una producción más baja de piña, debido a la combinación de una menor área sembrada, menos demanda externa y la caída en la productividad. Mientras que el banano creció 1,9% impulsado por las exportaciones.
El panorama en manufactura no es positivo, esta industria tuvo una caída del 4,1% que se explica por el menor procesamiento de productos alimenticios como pollo, café, bebidas, aceites, conservas de frutas y nueces. Se contrajo la fabricación de ropa, materiales de construcción y papel.
El efecto negativo en la manufactura se compensó parcialmente por el aumento en la fabricación de instrumentos médicos.
Situación por regímenes
La producción en los regímenes especiales (aquellos que gozan de beneficios fiscales, como las Zonas Francas), reportó un decrecimiento del 0,1%, lo que significa una importante recuperación con respecto a los seis meses anteriores.
La fabricación de productos médicos (6,8%) y el incremento de servicios de apoyo empresariales (15,5% y de informática (4,5); impulsaron el repunte de este sector.
“Sin embargo, hubo una disminución en la producción de preparaciones para bebidas gaseosas, jugos y frutas en conserva y la prestación de servicios de consultoría en gestión financiera”, apunta el informe del Banco Central.
En tanto, la producción en el régimen definitivo se contrajo 9,3% por el impacto en actividades antes mencionadas como servicios de hoteles y restaurantes, comercio, y manufactura.
La tasa de variación anualizada de la serie ajustada por estacionalidad fue del -3,5% para el régimen definitivo y 6,9% para el especial, esta última repunta luego de tres meses de mostrar valores negativos.
La evolución de agosto estuvo marcada por los resultados negativos en el régimen definitivo y se observa que el impacto de la pandemia en las Zonas Francas ha sido mucho menor, los datos revelan indicios de una pronta recuperación en ambos regímenes y, por ende, en la economía nacional.