Por primera vez en varios años, Hacienda tiene la posibilidad de acceder al mercado interno con negociaciones menos desesperadas, estructuradas y distantes del corto plazo.
Después de que el año pasado la Tesorería atravesara días oscuros de iliquidez, ahora vaticina la llegada de deuda externa, un mercado con más confianza sobre los bonos locales y la posibilidad de acceder a financiamiento multilateral.
Según la presentación hecha al mercado el pasado 23 de julio, se contempla un monto a captar de ₡1,4 billones, igual al que se dispuso a captar la Tesorería en el primer semestre, cuando no se tenía claro si iban a ser aprobados los eurobonos o no.
Ahora, con la certeza de $1.500 millones de bonos soberanos internacionales, surge la inquietud de cuál será la estrategia real que se empleará para mejorar el perfil de la deuda en los próximos meses y para mejorar los plazos de vencimientos, dos promesas que se hicieron con la recién aprobada reforma fiscal.
La deuda cara que contrajo el Gobierno el año pasado en medio de una limitada liquidez, es uno de los principales retos que debe enfrentar la Tesorería Nacional en los meses venideros.
Aunque los eurobonos pueden emplearse para pagar cualquier cosa que esté dentro del presupuesto aprobado del Ministerio, lo ideal sería que se utilizara un plan más reposado y menos desesperado, que permita que se empiece a avanzar hacia la tan esperada ‘sostenibilidad de la deuda’.
Según explicó Melvin Quirós, director de Crédito Público, la Tesorería logró reacomodar la deuda para que los vencimientos a menos de un año pasaran a representar del 13% del Producto Interno Bruto al 9%.
Esto propone un perfil de la deuda mas equilibrado, pero una importante porción del total vence en los próximos tres años.
De acuerdo con los datos del Ministerio de Hacienda, en el 2021 y 2022 caducan las mayores porciones de deuda.
En el 2021 hay una acumulación de vencimientos por ₡2 billones y en el 2022 un total de ₡2,2 billones.
Aunque el próximo año la porción es mucho menor, de ₡1,2 billones, se debe pagar un parte de los eurobonos anteriores, que vencen el 1 de agosto del 2020 y son por un total de $250 millones más los intereses del último semestre.
La estrategia
La decisión de qué hacer con la entrada de recursos de la deuda externa a las arcas de Hacienda dependerá en gran medida de cuánto dure el proceso de la emisión.
Según Quirós, usualmente muchos de los recursos de las emisiones externas se usan para el repago y amortización de deuda.
“Casi siempre se va pagando deuda que está próxima a vencer con eurobonos, porque estos usualmente tienen un plazo más extenso y una tasa más baja que la que podríamos encontrar en el mercado doméstico”, explicó Quirós.
Sin embargo, el funcionario de Hacienda dijo que todo dependerá del momento de la colocación.
“Si los eurobonos entran rápido y logramos completar el proceso, podremos usar los recursos para pagos de este año. Si no, vamos a tener que recurrir al mercado doméstico”, admitió.
Lo anterior es el principal motivo por el que Hacienda decidió captar el mismo monto que el semestre pasado.
Además de la deuda interna, a la Tesorería le queda aún un comodín: los préstamos multilaterales.
El Banco Interamericano de Desarrollo y la Corporación Andina de Fomento ofrecieron al Gobierno un préstamo cada uno, que juntos suman $750 millones.
Hay que tomar en cuenta que está en manos de la Asamblea aprobar o no el acceso a estos recursos. Si reciben el visto bueno las necesidades de captación en el mercado local se reducen significativamente.
Freddy Quesada, gerente de INS valores, explicó que Hacienda ya captó una porción de ₡300.000 millones en el mercado, antes de hacer el anuncio del plan de endeudamiento. Si a esto se le suman los financiamientos multilaterales por aprobar, quedarían aproximadamente entre ₡600.000 millones y ₡700.000 millones a colocar en el mercado local.
“Si ese préstamo entra, les favorecería para colocar a una tasa más baja, a plazos más largos y con menos presión, porque las necesidades son mucho menores”, afirmó Quesada.
Por otro lado, para Quesada, el destino de los eurobonos será pagar deuda a corto plazo que vaya a vencer a finales de este año y principios del 2020.
Una buena estrategia sería lograr colocar la deuda externa a el mayor plazo posible, a 30 años y con eso pagar vencimientos en dólares.
De esta forma, se podría alargar el perfil de deuda y cancelar deuda en dólares con recursos frescos en esa misma moneda.
Otra de las posibilidades es aprovechar el apetito por deuda que ha habido en los últimos meses y guardar fondos para necesidades futuras.
Hernán Varela, gerente de portafolios de Banco Lafise, explica que la mejor estrategia no es necesariamente pagar deuda cara con deuda barata.
“Una buena estrategia es armar un stock de recursos y administrarlos para períodos más difíciles, como los que vivimos el año pasado, por ejemplo”, dijo.
Para Varela lo ideal sería hacer una mezcla: cancelar deuda cara con los eurobonos, que tienen mejores condiciones y luego utilizar una porción para el fondeo habitual que necesita la Tesorería.
En cuanto a los bonos soberanos que se vencen en el 2020, Varela considera que, aunque una opción es pagarlos con esta emisión, una sería esperar a nuevas emisiones internacionales debido a que Hacienda pretende ir de nuevo a la Asamblea el próximo año para solicitar nuevas autorizaciones.
Respecto a las emisiones de corto plazo, hay probabilidades de que la gestión se base en canjes, como lo ha hecho hasta ahora. Según la Tesorería, en los primeros seis meses del 2019 se lograron canjear ₡833.000 millones, un monto superior a lo que se logró en los dos años previos.
“Los canjes les dan la posibilidad de tomar deuda de muy corto plazo y llevarla a muy largo plazo, idealmente 10 o 30 años y eso mejora el perfil. Lo ideal sería que los plazos queden mejor distribuidos, para minimizar el riesgo”, admitió Varela.