Los hábitos de ahorro de los costarricenses cambiaron durante el 2021 impulsados principalmente por la pandemia.
Las personas dejaron de lado sus posiciones de ahorro a largo plazo para iniciar nuevas cuentas a la vista que les permitiera tener una mayor flexibilidad sobre posibles retiros sin importar el hecho de que se sacrificara los rendimientos a largo plazo.
Datos de las cuentas corrientes y de ahorro (a la vista y a plazo) del Banco Central de Costa Rica (BCCR) muestran este comportamiento.
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Por ejemplo, las cuentas de depósitos a plazo retenidos en el sistema financiero muestran que desde abril del 2020 tienen cifras con variaciones interanuales negativas. De hecho a noviembre del 2021 la variación interanual era de -7,9% con respecto al mismo periodos del 2020.
La incertidumbre ante la COVID-19 y las finanzas públicas son uno de los principales motivadores de este comportamiento.
Por otra parte los ahorros a la vista se mantienen al alza. Las personas que cuentan con cuentas dentro del sistema financiero nacional han decidido mantener posiciones más liquidas, por lo que las cifras para los depósitos de ahorro a la vista aumentan.
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Los hábitos de consumo se modificaron y el ahorro a la vista aumentó significativamente, impulsado, especialmente, por la incertidumbre.
Laura Céspedes, gerente sénior de productos de depósito de Scotiabank, explicó que situaciones como la pérdida de empleo, la reducción en las jornadas laborales y las medidas de distanciamiento social produjeron variaciones en el comportamiento de los ahorrantes.
“Quien perdió su empleo y dejó de percibir ingresos empezó a vivir de sus ahorros hasta agotarlos; y quien mantuvo un ingreso se convirtió en un ahorrante “forzado” durante el confinamiento ya que, a raíz de las medidas interpuestas para evitar la propagación del virus, desaparecieron las oportunidades de gastar en viajes, entretenimiento o comidas fuera de casa, y otros gastos recurrentes como transporte y combustible también se redujeron”, explicó la Céspedes.
De esta manera junto con el aumento en los ahorros a la vista también surgió la figura de “ahorro o fondo de emergencia” el cual consiste en un ahorro intocable que todas las personas deberían tener en sus finanzas personales. De manera que si repentinamente se quedan sin trabajo o una situación similar a la pandemia se apodera de las economías mundiales, al menos tendrán un monto significativo para abastecer las necesidades básicas.
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“Muchos empezaron planes de ahorro o inversión, principalmente por temor a perder su empleo o sufrir cambios en sus ingresos”, señaló Céspedes.
La especialista de Scotiabank resaltó cuatro aspectos que caracterizaron los nuevos hábitos de ahorro adoptados durante el 2020 y 2021:
- Más ahorros para emergencias: a raíz de la disminución en el consumo, aumentaron los ahorros con carácter precautorio; fondos disponibles para hacer frente a imprevistos. No se trata de ahorros que serán destinados a la inversión de bienes duraderos sino, más bien, dinero que se guarda en efectivo y depósitos a la vista para poder hacer uso de este en el momento que sea necesario.
- Preferencia por el corto plazo: quienes tenían fondos a la vista empezaron a buscar plazos cortos -hasta 12 meses- ya que la tasa de referencia de la Reserva Federa (FED) empezó a bajar drásticamente.
- Mayor apetito por la seguridad: en cuanto a los depósitos a plazo, la seguridad de los ahorros e inversiones prevaleció sobre la atracción por mayores tasas de interés.
- Ahorros programados: las restricciones de movilidad aumentaron el uso de canales digitales de entidades bancarias para la gestión de productos y servicios financieros. La programación de ahorros automáticos desde canales como la banca en línea ganó terreno.
No obstante para el 2022 conforme se reactiva la economía, de acuerdo con Céspedes, se reducirán las tasas de ahorro, pero a niveles saludables, ya que la experiencia que deja la pandemia por Covid-19 impactó positivamente los hábitos de ahorro en los hogares.