El Ministerio de Hacienda capitalizó con ¢30.843 millones al Banco de Costa Rica (BCR), el viernes 29 de marzo.
El pago corresponde a parte de los compromisos que adquirió Hacienda con el BCR tras la absorción contemplado en la Ley No. 9605 “Fusión por absorción del Banco Crédito Agrícola de Cartago y el Banco de Costa Rica”, del 12 de setiembre del 2018.
Esta ley indicaba que, si la fusión del BCR y Bancrédito impactaba negativamente el patrimonio del BCR, Hacienda debía asumir la suma necesaria para revertir el efecto.
En diciembre, el Gobierno anunció que la capitalización al BCR sería por ¢30.000 millones. Sin embargo, el monto pagado el 29 de marzo incluye los intereses generados desde el registro del patrimonio hasta la fecha en la que se saldó este pendiente.
Cuando el BCR absorbe Bancrédito, el patrimonio efectivamente se convirtió en una cifra negativa. ¿Por qué ocurrió esto? El BCR debía aplicar la normativa Sugef 1-05, y aprovisionar dinero sobre la cartera de crédito, explicó meses atrás Douglas Soto, gerente del BCR.
Inclusive, una parte de la cartera de crédito, la de mayor riesgo, fue liquidada, para evitar una afectación en la morosidad del BCR, pero faltaba un paso adicional: evitar un deterioro en la suficiencia patrimonial del banco.
Es ahí en donde entró la participación del Gobierno, que debía capitalizar al BCR.
Hacienda reducirá la deuda que Bancrédito le debía (de ¢133.000 millones) con tal de evadir una afectación al BCR. Así, el Gobierno condona parte del pendiente, pero recupera una parte y el BCR mantiene sus indicadores intactos.
“No es que la plata se está perdiendo. Si bien es cierto que se reduce el monto por pagar a Hacienda, a través de este mecanismo también se está capitalizando al Banco de Costa Rica, que es un banco del Estado. Al final, no hay una afectación, si lo vemos desde el punto de vista del Estado”, explicó Marco Hernández, quien fue interventor de Bancrédito.
El BCR señaló en setiembre del 2018 que su objetivo para absorber Bancrédito llegó para potenciar la gestión comercial y el posicionamiento en zonas como Cartago y Turrialba.
Los negocios que absorbió el BCR fueron: el cobro de impuestos de salida, que genera unos $4 millones al año; depósito de almacén fiscal; la gestión de las tiendas del IMAS, que generan unos $300.000 anuales; y la cartera de crédito, que acumula ¢137.000 millones y que el banco cree que pueda rescatar bastante de ella.