BAC Credomatic anunció este jueves el despido de colaboradores, cierre de sucursales, y también el retiro de miles de tarjetas de crédito de una parte de sus clientes.
Federico Odio, gerente de este banco, explicó que la razón que impulsó los anuncios es la entrada en vigencia de la reforma a la Ley 7472, Ley de Promoción de la Competencia y Defensa Efectiva del Consumidor, que establece nuevos topes a las tasas de interés de productos financieros.
Luego de un análisis, BAC determinó que las nuevas reglas del juego afectarían sus ingresos en un 26%, debido a mayores costos en el modelo de servicio al cliente.
El anuncio se da en medio de una economía golpeada por la pandemia, pero que viva voz del gerente no es la razón de los anuncios.
A continuación, un extracto de la entrevista que dio Odio a La Nación y El Financiero, la tarde este 2 de julio:
¿Cuál criterio se utilizó para elegir a los clientes que ya no podrán tener una tarjeta de crédito con ustedes? ¿Cuál es el perfil de ellos?
Se hizo un análisis, por ejemplo, de rentabilidad, de transaccionalidad, del grado de vinculación —que para nosotros es cuántos productos tiene el cliente con nosotros— y también el potencial de desarrollo de ese cliente. Es decir, cuál es el valor potencial de ese cliente, porque podría ser que nosotros tenemos una parte de su actividad pero que tiene potencial para más.
Entonces, es una combinación de todos esos elementos lo que utilizamos para hacer el ejercicio de cuánto es el ingreso y el potencial que tienen para generar ingreso, y cuánto nos cuesta servirlos, el costo del modelo de servicio.
Es importante resaltar que esos clientes, los que tienen cuentas y productos de débito, las mantienen. Lo que no podemos seguir ofreciendo con el modelo anterior y las condiciones anteriores es el crédito en la tarjeta.
Habiendo dicho eso, sí estamos con toda la energía y la intención de explorar soluciones, por ejemplo la ley permite operar temas de microcrédito y estamos pensando que puede haber soluciones de microcrédito automático o incluso estamos explorando servirlos con productos de crédito tal vez sin los beneficios y sin las condiciones que teníamos anteriormente.
Es un ejercicio de adaptarnos a las nuevas reglas del juego y seguir adelante como siempre.
Entiendo que los efectos de la ley no son retroactivos, es decir, los topes en las tasas de interés no deberían de aplicar sobre estos clientes. Ante la consulta de La Nación, el Meic indicó que era para nuevos contratos. ¿Cómo lo interpretan ustedes?
Es un tema importante y, como la ley es tan importante desde el punto de vista de consecuencias, hay interpretaciones y en este caso, nosotros estamos tomando una del equipo legal más conservadora.
Es correcto que no es retroactiva. Se podría interpretar que la tarjeta, siendo una línea de crédito, tiene compras que se hicieron antes de la entrada en vigencia de la ley, y lo que venga después, esas compras nuevas que se financien deberían venir con las nuevas condiciones.
Sin embargo, eso tiene complejidades desde el punto de vista técnico, de separar en un sistema que tiene una línea revolutiva las compras de antes de la promulgación de la ley y las compras de después.
Entonces, estamos tomando la posición conservadora y estamos ajustando las tasas para cumplir con el marco legal de la nueva ley. Esa es una decisión que hemos tomado nosotros y conocemos esas interpretaciones, pero así lo estamos manejando.
Pero la ley aplicaría no para el momento en el que se haga la compra, sino para el momento en el que firma el contrato...
Bueno, hay todo tipo de opiniones ahí. La interpretación que nosotros estamos tomando es que aunque el contrato se haya firmado antes, tiene que respetar los límites del tope a las tasas.
¿No hubiera sido más oportuno esperar una versión más oficial antes de tomar la decisión?
Sí, lo que pasa es que como entró a regir la ley de un solo y las consecuencias de no cumplir son muy severas, entonces la verdad es que hicimos el ejercicio con el equipo de abogados nuestro y tomamos la decisión de hacerlo.
Si hubiera alguna rectificación de eso pues ahí lo veríamos, pero la realidad es que la ley ya empezó a funcionar, teníamos que tomar la decisión y no podíamos esperar la aclaración sin asumir consecuencias que no estamos dispuestos a asumir.
¿Los anuncios obedecen mayoritariamente a la Ley o también a la situación económica que les ha generado menos utilidades y les obliga a hacer recortes?
En realidad el ejercicio es por la entrada en vigencia de la Ley y cómo afecta los negocios. Todo el ejercicio es analizar los segmentos de clientes, qué va a pasar con los ingresos de esos clientes hacia adelante y qué va a pasar con los costos del modelo de servicio. Esta acción que estamos tomando es para adaptarnos y adecuarnos a las nuevas condiciones.
Ahí es importante que habrá que operar de una manera más eficiente, el componente de digitalización va a tener que ser más amplio y más profundo. Nosotros también vamos a tener que esforzarnos en diseñar más productos tal vez de microcrédito y de crédito, que sean rentables en esas condiciones y que tal vez podamos servir digitalmente.
Pero, esta acción es para compensar el efecto de los topes a las tasas y el nuevo marco de acción que tenemos para operar.
El cierre de tarjetas está alineado con la nueva ley, pero ¿los despidos de más de 300 personas y el cierre de puntos de servicio también, o se pueden atribuir a la crisis generada por la pandemia?
No, en realidad la razón es la ley definitivamente. Todo el análisis es sustentado en la ley y proyectando qué va a pasar con la parte de los ingresos y de nuevo, los costos de servicio a los clientes. Eso es lo que detona la decisión, está asociada específicamente a eso.
En la otra parte, nosotros estamos ahorita igual que todos con mucha incertidumbre, analizando, entiendo cómo va a evolucionar y la verdad es que no estamos pensando ahorita tomar acción porque hay mucha incertidumbre y estamos tratando de esperar. Y ojalá que haya una recuperación pronta para empezar el camino de regreso, pero eso no está.
El detonador de esto son las nuevas condiciones dentro de las cuales tenemos que jugar y que nos hacen repensar el modelo de productos y de servicio.
¿Cuáles son las proyecciones del banco para este año?
Sí, nosotros estamos con impacto importante. El impacto de la ley en la utilidad neta es de alrededor del 26%. Y con estas acciones, que mitigan costos, logramos recuperar más o menos un 40%, de ese 26%. Entonces, sí vamos a tener una disminución en la utilidad.
Tenemos un estimado ahí que anda en el orden del 30% de impacto, si asumimos que la cosa no sigue muy negativa y que hay un rebote hacia la última parte del año.
¿Qué tipo de arreglos de pago ofrecerán a las personas a las que les cerrarán la tarjeta de crédito?
Obviamente es bastante gente y hemos tenido todo el esmero y el cuidado para hacer esto de la mejor forma posible.
Lo que diseñamos fue un periodo de transición que va a ser de 60 días, hasta el 2-3 de setiembre donde ellos pueden seguir utilizando el producto de forma normal y entonces le estamos anunciando con 60 días de antelación que después de esa fecha ya no vamos a poder seguirlo atendiendo con el mismo producto, y al llegar ahí, si hay un saldo financiado, eso se lo transformamos en un crédito decreciente y va a poder pagar hasta en un periodo de cinco años.
Mientras tanto, seguimos enfocados, con las cuentas y productos de débito y pensando en soluciones de financiamiento, y definitivamente el microcrédito automático podría ser uno en los puntos de venta o... Hay ideas ahí de cómo vamos a poder seguir apoyando a ese segmento, pero de momento con el producto que tenemos y el modelo que tenemos no es algo que sea sostenible con el esquema anterior.
¿Ese plazo de hasta cinco años aplica para todos los tarjetahabientes o se analizará cada caso según el tamaño de la deuda y cada cliente?
En realidad la idea es ponerlo a cinco años, pero el que pueda y quiera pagar más rápido, que lo haga. Quisimos ser muy amplios ahí, para no presionar al cliente y darle la opción si puede pagar en menos tiempo.
En un mercado tan competitivo, las otras entidades estarán viendo si existen posibilidades de asumir estos clientes, ¿están cerrando las tarjetas de los clientes más riesgosos?
No tan así, porque el análisis que hicimos fue qué nos aportan a nosotros esos clientes. Y ahí incluimos temas como baja transaccionalidad, vinculación con otros productos del grupo... Por ejemplo, pueden haber clientes que tienen ahorros o algún otro producto que nos permite al verlo integralmente como un cliente que sigue siendo rentable.
Es un análisis más integral y tratando de ver si a través de una mayor vinculación o de otra forma, podemos salvar a una cantidad importante de clientes.
Colaboraron en esta entrevista Esteban Ramírez y Patricia Leitón.