Fitch Ratings informó este viernes 27 de enero que degradó la calificación de riesgo en la deuda de largo plazo a seis bancos de Costa Rica, como consecuencia de la difícil situación fiscal que atraviesan las finanzas públicas y de la rebaja en la calificación de riesgo soberano de Costa Rica el pasado 19 de enero.
La calificadora indicó en un comunicado que la medida aplica para la deuda de largo plazo del Banco Nacional de Costa Rica (BNCR), BAC San José, Davivienda, Banco de Costa Rica (BCR), Banco Internacional de Costa Rica (BICSA) y el Banco Popular y de Desarrollo Comunal.
Las perspectivas de calificación para estas entidades bancarias pasaron de negativas a estables por parte de Fitch.
Fitch rebajó los Ratings de Viabilidad (VRs) de BAC San José, BCR, BNCR y Banco Popular para mantenerlos al mismo nivel de la calificación soberana del país —que pasó de BB+ a BB el 19 de enero—, lo que refleja la alta influencia de la calificación soberana y el entorno operativo local sobre el sector financiero y los perfiles de crédito de estos bancos.
"Como se indica en los criterios de calificación de Fitch, los bancos rara vez son clasificados por encima de la calificación soberana del país. Ficth Ratings también rebajó los Ratings de Apoyo (SRs), Pisos de Rating de Soporte (SRFs) y Clasificaciones Nacionales en Panamá para algunas de estas instituciones", agregó la agencia en un comunicado.
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Las calificaciones a escala nacional de estas y otras instituciones financieras en Costa Rica no se ven afectadas, debido a que las calificaciones nacionales son rankings relativos locales de solvencia dentro de una jurisdicción particular, por lo que las condiciones de cada banco permanecen iguales.
En el caso del BCR, el Banco Nacional y el Banco Popular, la rebaja en las calificaciones está estrechamente relacionada con la calificaión soberana del país, debido a que las garantías de estos bancos residen en que son estatales.
Para los bancos del Estado, la calificación de la deuda de lagro plazo se degradó de BB+ a BB. La misma reducción que recibió Costa Rica por parte de la agencia.
En tanto que para Davivienda y BAC San José, entidades que cuentan con el respaldo de sus casas matrices —Banco de Bogotá para el BAC y Davivienda Group para Davivienda Costa Rica, ambos bancos con calificación BBB— pasan de BBB a BBB-, en la calificación de la deuda de largo plazo.
Seguida de rebajas
Fitch Ratings degradó el lunes 23 de enero la calificación de riesgo de largo plazo del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) y sus subsidiarias, la cual pasó de BB+ a BB, con una perspectiva de negativa a estable.
El pasado jueves 19 de enero, Fitch bajó la calificación de riesgo soberano de Costa Rica de BB+ a BB, con perspectiva de negativa a estable.
La calificación BB es reflejo de un elevado riesgo de incumplimiento en relación a otros emisores u obligaciones en el mismo país. Dentro del contexto del país, el pago es hasta cierto punto incierto y la capacidad de pago oportuno resulta más vulnerable a los cambios económicos adversos a través del tiempo.
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Asimismo, la perspectiva —que puede ser positiva, estable o negativa— indica la dirección que puede tomar una calificación dentro de un período entre uno y dos años. Al mismo tiempo, evidencia algunas tendencias o prácticas que aún no terminan por generar un cambio en la calificación, pero que podrían hacerlo si continúan.
En febrero de 2016, Moody's rebajó la calificación de deuda soberana de Costa Rica y a este anuncio le siguió la rebaja de Standard & Poor's.
El 8 de ese mes, Moody's dio a conocer que mantendría la calificación del país, pero que su perspectiva cambiaria de positiva a negativa. La explicación al cambio fue la falta de consenso político para reducir el déficit fiscal, lo que continuaría ejerciendo presión sobre el peso de la deuda del Gobierno.
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El 25 de febrero, una nueva reducción continúo alertando la necesidad de una reforma fiscal. En esta oportunidad a manos de Standard & Poor's.
En este caso, la principal razón para que Costa Rica pasara de tener un riesgo soberano de BB a BB-, fue la combinación de las crecientes presiones del gasto y, de nuevo, la ausencia de una reforma tributaria que ha debilitado las finanzas del país y aumenta la vulnerabilidad frente a shocks externos, según dio a conocer mediante un comunicado.