Fitch Ratings revisó la calificación de la economía costarricense de estable a negativa, según un comunicado de prensa emitido por la firma calificadora.
La agencia mantuvo la nota en BB, lo que mantiene a Costa Rica en una categoría de alta especulación.
La reducción en la perspectiva se dio porque el país enfrenta dificultad para financiar su déficit fiscal y la presión que ejerce la deuda pública, al mismo tiempo que no se logra concretar una solución concreta que permita mejorar las finanzas públicas.
La perspectiva (que puede ser positiva, estable o negativa) indica la dirección que puede tomar una calificación dentro de un período entre uno y dos años. Al mismo tiempo, evidencia algunas tendencias o prácticas que aún no terminan por generar un cambio en la calificación, pero que podrían hacerlo si continúan.
Hace un año, Fitch degradó la calificación de riesgo soberano de Costa Rica que pasó de BB+ a BB, y de perspectiva negativa a estable. Hoy mantiene esa calificación pero cambia su perspectiva.
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Según Fitch, la dependencia del soberano en el mercado local de capital para satisfacer sus altas necesidades de financiamiento enfrenta una mayor presión.
El abrupto endurecimiento de la política monetaria a mediados de 2017 presionó las tasas de interés locales y esto generó que el Tesoro Nacional enfrentara dificultades para recaudar fondos a mediados de año.
Esto lo "evidenciaron las subastas fallidas y el ajuste de liquidez, pero desde entonces ha validado la demanda del mercado por tasas de interés más altas", explicó el comunicado.
Además, es incierto cuál será el futuro de la reforma fiscal, lo que implica un creciente déficit y una carga de la deuda que se incrementa.
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La agencia calificadora considera que "el probable ganador de las elecciones presidenciales del 4 de febrero de 2018 (y una posible segunda vuelta en abril) es muy incierto. El escenario base de Fitch asume que el ganador tendrá otro gobierno minoritario y enfrentará desafíos de una legislatura altamente fragmentada. Esto podría complicar la construcción de coaliciones y aumentar la parálisis legislativa y la inercia de las reformas".
Por su lado, la calificación de BB son respaldadas por indicadores estructurales que son fuertes en comparación con sus pares, como los altos niveles de ingreso per cápita, desarrollo social y estándares de gobierno, explicó el comunicado.
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Asimismo, se fundamenta en el modelo económico del país centrado en las actividades de servicios y manufactura de alto valor agregado –que la agencia describe como exitoso– que respalda el crecimiento sólido y las entradas de inversión extranjera directa.