Si bien el visto bueno que recibió la emisión de bonos soberanos de deuda de los $1.500 millones reduce la incertidumbre que existía sobre la capacidad del gobierno de Costa Rica para atender las necesidades en lo que resta del 2019, se mantienen retos para atender la deuda en el mediano plazo.
Además, la producción transita en una senda de desaceleración y esto podría reducir los réditos que obtenga el Gobierno de la reforma fiscal.
Esto es la conclusión a la que llega la agencia calificadora de riesgo Fitch Ratings, luego de que el martes 16 de julio los diputados dieran luz verde en segundo debate a los denominados eurobonos.
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¿Qué opina Fitch? La aprobación de solo $1.500 millones se traducirá en que nuevamente el Gobierno deba acudir al Congreso en busca de autorizaciones adicionales para realizar otras emisiones externas, lo que podría conducir a que se renueve la incertidumbre.
Al mismo tiempo, es probable que el alto déficit se mantenga en el mediano plazo y este es un factor clave que determina las altas necesidades de financiamiento del Gobierno en el corto plazo.
Fitch redujo la calificación de riesgo de Costa Rica en enero, a B+ precisamente por la combinación de niveles altos de déficit, presupuesto ajustado y crecientes necesidades en el corto plazo en vencimientos de la deuda.
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El que el Congreso restringiera a $1.500 millones, en vez de los $6.000 millones solicitados por el Gobierno, solo se podría traducir en la renovación de la incertidumbre cada vez que el Ministerio de Hacienda deba acudir a los diputados en busca de otra emisión de deuda internacional.
“El gobierno debe presentar informes de progreso trimestrales sobre la implementación de un plan de reforma fiscal aprobado en 2018; las autorizaciones de bonos posteriores probablemente estarán sujetas a su cumplimiento”, explicó el comentario publicado por Fitch.
Esta calificadora también destacó los esfuerzos para alcanzar la sostenibilidad de las finanzas públicas, tras la aprobación de la reforma fiscal a finales del 2018, lo que permitió obtener préstamos por parte de entidades como la Corporación Andina de Fomento (CAF), y otras entidades, incluido el Banco Mundial.
Estos préstamos y los eurobonos permitirán, según Fitch, aliviar las presiones en el mercado local, realidad que en el pasado causó un impacto abrupto en los vencimientos en el corto plazo.
Las estimaciones de la calificadora apuntan que las necesidades de financiamiento para le resto del 2019 son de 5,5% del Producto Interno Bruto (PIB) y promediarán el 11% del PIB en los próximos tres años.
También, proyecta que el déficit fiscal se mantendrán por encima del 5% del PIB hasta el 2021.
“El tamaño del ajuste necesario para estabilizar la deuda, respecto al PIB, podría ser mayor si los costos de los préstamos se mantienen altos”, destaca el documento.
La desaceleración económica fue otra de las variables que abordó el comentario de la calificadora, al considerar que la desaceleración económica en curso puede disminuir los réditos que genere la reforma fiscal al Gobierno.
Los altos niveles de desempleo, las tendencias adversas de los salarios reales y el débil crecimiento del crédito privado continúan arrastrando el consumo privado.
Además, a esto se suman los choques externos, incluidos los disturbios políticos de Nicaragua y los menores precios de los productos agrícolas, que han impactado las exportaciones y el sector agro, afirma Fitch.
Costa Rica crecería 2,7% en 2019 (0,5 puntos porcentuales menos de lo que había estimado esta agencia en enero) y gradualmente convergerá a una tendencia cercana al 3,5%.