Las exportaciones del régimen definitivo cayeron 9% en mayo, el decrecimiento más pronunciado desde el 2009, cuando el país apenas lograba respirar después de la crisis económica.
A pesar de que, en gran medida, las empresas en régimen definitivo producen para consumo interno, también exportan sus productos a diversos destinos.
La tendencia resulta preocupante, ya que evidencia un síntoma más de la desaceleración de la producción y el deterioro de la economía.
Por más de diez años, el desempeño de ambos regímenes, el especial y el definitivo, había sido muy diferente. Sin embargo, la brecha de desempeño entre uno y otro se comenzó a visualizar más pronunciadamente en el 2015. Desde entonces, mientras que el régimen especial crecía a un ritmo de 14,2%, el definitivo se deprimía a -6,7%.
Después de ese episodio, el comportamiento de las empresas del régimen definitivo siguió siendo inferior al de las del régimen especial, aunque con volatilidad.
La tendencia se acentuó en el 2018, cuando el crecimiento se deterioraba con cada mes que pasaba.
Para este año 2019, mientras que las zonas francas marchan con pie firme, las empresas fuera de ellas se debilitan.
Según el comentario de la economía nacional de junio, publicado por el Banco Central, el poco crecimiento que tuvieron las exportaciones en mayo responde a las ventas externas de las zonas francas, especialmente de empresas de equipos e implementos médicos.
Por el contrario, las empresas del régimen definitivo se contraen.
Según el informe de la evolución del producto interno bruto (PIB) real a junio, publicado por el Banco Central, la desaceleración del régimen definitivo tiene efectos sobre la contracción del PIB.
El PIB del primer trimestre del 2018 creció 3,3%, en comparación con el 2017; en el mismo período del 2019, creció únicamente un 1,8%.
Su decrecimiento se acentúa en el primer trimestre del año, mientras que en el régimen de zonas francas crece lentamente, pero de forma sostenida.
Motivos estructurales
El comportamiento de las exportaciones se explica desde la tendencia de la producción.
Según el índice mensual de actividad económica (IMAE), el factor que ha acentuado la desaceleración de la economía es la producción del régimen definitivo.
Marta Esquivel, directora de Inteligencia Comercial de Procomer, explicó que las exportaciones del régimen definitivo están principalmente compuestas por productos agrícolas, por lo que las variaciones que muestre este sector suelen afectar el desempeño del régimen como tal.
También ha influido la coyuntura de la crisis política de Nicaragua, que ha reducido la demanda de productos. A este destino en particular, las exportaciones acumuladas a mayo presentaron una caída de un 20%.
Las exportaciones del sector agrícola cayeron 16% con respecto a mayo del año pasado, hecho relacionado, sobre todo, con los factores climáticos que afectaron la producción y la caída en los precios internacionales de las materias primas.
Si se observa de forma desagregada la variación interanual por tipo de régimen, las zonas francas se estabilizan y mantienen un comportamiento muy conservador. Por el contrario, en el régimen definitivo se acentúa la baja.
Entre enero y abril esta porción de la producción cayó un 0,5%, mientras que el especial se desaceleró a un ritmo del 0,3%.
Según Andrés Gamboa, director de la Cámara de Exportadores de Costa Rica, el resultado de las exportaciones es alarmante, especialmente porque no se cuenta con estrategias a corto plazo que minimicen la tendencia.
Para el productor Jorge Gutiérrez, director comercial de la firma Tomatissimo que comercializa tomates frescos, el problema con las exportaciones del régimen es la dificultad que tienen para competir en los mercados internacionales.
Si bien esta situación siempre ha estado presente, se agrava cuando se mezclan otros factores, como la desaceleración de la economía, la incertidumbre por los nuevos impuestos y la agudización del proteccionismo en los mercados internacionales.
“Nuestros precios cada vez son menos competitivos en los mercados internacionales. México está compitiendo muy fuerte. Si entramos con un precio, ellos entran con otro todavía más bajo. Tenemos que buscar qué hacer; por suerte a muchos nos amparan los acuerdos de libre comercio”, explicó Gutiérrez.
Para Gutiérrez, el mejor ejemplo de esta situación es el comportamiento de los productos insignia.
Según datos de Procomer, el banano, la piña y el café representaron el 39% del total de las exportaciones del régimen definitivo en los primeros seis meses del 2019.
En el caso del banano, se ha observado una reducción en la demanda mundial: perdió un 4,5% del valor en el primer trimestre del 2019 si se compara con el mismo período del año previo.
Gutiérrez asegura que, en este momento, la reactivación económica es crucial. Trámites, plazos de aprobación de créditos y tasas de interés son los tres ejes fundamentales que considera para que las exportaciones del régimen definitivo levanten de nuevo.
Por su parte, Mauricio Quesada, encargado de logística de Ticofrut, que opera bajo el régimen de zona franca, afirma que el encadenamiento de las zonas francas a los procesos externos es lo que ha hecho que se ‘salven’ de verse afectados por la situación económica interna.
“Estamos encadenados a procesos de otros países. Somos parte de un proceso y, por ende, este grupo internacional se mantiene creciendo y hace que, a la vez, crezcamos nosotros. No estamos directamente relacionados al mercado local”, explicó Quesada.
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Por ejemplo, si una transnacional decide operar en el país y contrata a una empresa en zona franca para que en los próximos diez años produzca determinado producto, el conglomerado que utiliza a esa empresa es lo que hace que tenga resultados positivos y no lo que esté pasando en el ámbito interno.
Las empresas que operan en zonas francas se ven afectadas por las condiciones de competitividad y de tramitomanía. Sin embargo, no están atadas a préstamos internos, tasas de interés o situaciones de inestabilidad económica que sí tienen consecuencias sobre las empresas del régimen definitivo.
Al régimen especial también le beneficia la naturaleza propia de los negocios que operan.
Francisco Gamboa, director ejecutivo de la Cámara de Industrias, explicó que el tipo de actividad de las zonas francas obedece a otra lógica y al hecho de que exporta a mercados muy diferentes, como la industria de dispositivos médicos.
El régimen definitivo exporta otra clase de productos, a otros destinos y bajo otras condiciones, lo que hace que sea más difícil la competitividad por costos.
“La alta concentración del sector agrícola en el régimen definitivo indica que siempre habrá una correlación directa entre lo que ocurra en el sector y el comportamiento del régimen. Al mismo tiempo, la concentración del sector de dispositivos médicos en el régimen de zona franca crea una correlación directa entre el dinamismo del sector y el de las exportaciones de Costa Rica asociadas a zonas francas”, admitió Esquivel.
Según datos del Banco Central, mientras que en las zonas francas la industria manufacturera creció un 6%, fuera de estas la industria alimentaria decreció 12%.
Las exportaciones hacia América Central cayeron 4%, y, hacia América del Sur, un 30%.
Para el cierre del año, se espera que sean otros productos de exportación los que levanten el comportamiento del régimen definitivo.
Productos agrícolas como la sandía, la yuca y el mango podrían compensar la desaceleración experimentada por los productos líderes.
“En general, el desempeño de Costa Rica en las exportaciones sería uno de los más positivos a nivel regional, considerando el contexto internacional que incluye una desaceleración global”, admitió Esquivel.
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