Reducir costos y barreras al comercio intrarregional y con México, mejorar las condiciones de trabajo e infraestructura digital y aumentar la inversión en el capital humano son unas de las medidas que propone el Banco Mundial para estimular el crecimiento económico en los países de Centroamérica.
El Banco Mundial realizó un estudio en los seis países de Centroamérica, donde analizó el desempeño de la región y algunas acciones estratégicas que permitirían que Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Panamá, se recuperen con éxito del shock de la pandemia y mantengan un desarrollo sostenible.
La región tiene la posibilidad de incrementar la productividad de sus economías y su fuerza laboral para recuperarse de la mayor recesión económica en su historia —causada por la pandemia y exacerbada por el paso de los huracanes Eta e Iota— y avanzar hacia un crecimiento económico firme y sostenible, así lo afirma el Banco Mundial a través de su informe
Este martes durante la presentación de resultados, Carlos Jaramillo, vicepresidente del Banco Mundial para América Latina y el Caribe, explicó que uno de los principales hallazgos del informe ‘Desatando el potencial de crecimiento de América Central’ es que si bien entre 1991 y 2017 la economía del Istmo creció en promedio 4,5% al año, por encima del resto de América Latina y el Caribe, esto se logró con poco crecimiento de la productividad.
Reformas estratégicas
Debido a la gran oportunidad de mejora que representa para la región una productividad y empleo sostenibles, el Banco Mundial identificó cuatro áreas clave para impulsar reformas de políticas.
1. Reducir costos y barreras al comercio intrarregional y con México: los elevados costos para el comercio internacional en Centroamérica en cuanto a transporte y aranceles evitan un mayor intercambio de bienes, además encarecen los productos finales.
Por ejemplo, el precio de transporte tiene un promedio de $0,17 por tonelada-kilómetro en América Central, mientras que el precio promedio en las economías avanzadas y en África es de $0,02-0,05 y $0,06-0,11, respectivamente. Por otra parte los aranceles son hasta un 74% más elevados en Centroamérica que en el resto de las economías.
Se estima que la plena implementación de los acuerdos de facilitación del comercio de la Organización Mundial del Comercio (OMC) reduciría los costos comerciales en 15,5%, aumentando el comercio intrarregional en 61% y el PIB de la región en 4,3% para 2030.
Si se amplía esta reducción de costos comerciales a México, el comercio entre Centroamérica y México crecería 130% y la producción de América Central aumentaría en 6,7% para 2030.
2. Invertir en capital humano y en cobertura y calidad de la infraestructura física y digital: reducir las brechas de conocimientos y habilidades fortalecerá la productividad, la flexibilidad y la capacidad innovadora de la fuerza laboral. Además apoyaría el desarrollo de industrias modernas que ocupen a trabajadores altamente calificados, como las tecnologías de la información y la comunicación, así como industrias menos intensivas en habilidades como el turismo.
Es necesario además impulsar la inversión para cerrar las brechas en cobertura y calidad de infraestructura física y digital, pues una infraestructura deficiente obstaculiza el crecimiento económico, exacerba la pobreza y la desigualdad y expone a algunos países a fenómenos naturales adversos.
3. La atracción de inversiones privadas a través de la mejora del entorno empresarial y la calidad de las instituciones: se necesitan grandes proyectos de inversión, pero éstos requieren reglas claras, instituciones capacitadas, disponibilidad fiscal y alianzas con el sector privado.
4. Modernizar los códigos laborales: Adaptarlos a situaciones híbridas en la pospandemia, atraer los empleos del futuro, facilitar la movilidad entre empresas y sectores y la formalización laboral e impulsar una mayor participación de mujeres y jóvenes en la fuerza laboral.
Recuperación desigual
La pandemia empujó a América Central a su mayor contracción económica. No obstante, el comercio mundial de bienes se ha recuperado, los precios de las materias primas se mantienen, las remesas son más altas que hace un año y la regionalización de las cadenas de valor globales hacia América del Norte se está acelerando, lo que representa un buen augurio para las economías de América Central.
Por ejemplo, las históricas bajas tasas de interés pueden mitigar algunos de los riesgos potenciales que plantean los elevados niveles de deuda hasta que empiecen a subir de nuevo o cambien las expectativas de los inversionistas
Actualmente los países de economías en desarrollo se enfrentan a grandes retos ante la recuperación económica desigual, debido a que es probable que algunas economías desarrolladas ante la rápida recuperación logren volver sus antiguas política fiscales.
Este movimiento traería como resultado condiciones financieras más estrictas y podrían generar mayor presión para las economías de mercado emergentes.
“La pandemia afectó significativamente el crecimiento económico y redujo el espacio fiscal en la región. Sin embargo, la recuperación del comercio global y la reactivación de Estados Unidos y China generan oportunidades para atraer nuevas inversiones domésticas y extranjeras y aumentar el volumen y el valor de las exportaciones de América Central, lo que puede dinamizar el crecimiento de una manera sostenible e inclusiva, con mayor creación de buenos empleos y reducción de la pobreza”, advirtió Michel Kerf, director del Banco Mundial para América Central y la República Dominicana.