Es difícil proyectar cifras macroeconómicas en medio de la estela de incertidumbre que provoca una pandemia. Muchos factores relacionados con los choques externos y con las medidas de aislamiento social impuestas por las autoridades nacionales están sujetos al imprevisible comportamiento del coronavirus, una enfermedad de la que todavía se sabe poco y se aprende a diario.
El Banco Central de Costa Rica (BCCR) publicó la tarde de este viernes una revisión de las proyecciones macroeconómicas para el 2020 y 2021. Una tarea complicada con un escenario tan cambiante y con datos que todavía no se tienen, como, por ejemplo, la tasa de desempleo o el Índice Mensual de Actividad Económica (IMAE) de marzo.
Aún así, el Central prevé una contracción económica para el país del -3,6% en 2020 con una modesta recuperación del 2,2% para el próximo año, una tasa similar a la registrada en 2019 (2,1%).
La caída en el Producto Interno Bruto (PIB) real del país se explica en buena parte por una reducción en las exportaciones −sobre todo de servicios− y una contracción en el consumo de los hogares, por primera vez en 38 años.
El sector de hoteles y restaurantes sufrirá un desplome del 27,6% y las demás actividades económicas caerán a tasas de un dígito.
EF conversó con cinco economistas para conocer sus perspectivas sobre los datos revelados este viernes, cuando todavía faltan las estimaciones del déficit fiscal y la deuda gubernamental que serán publicadas por el Ministerio de Hacienda la próxima semana.
José Luis Arce
El economista José Luis Arce, de la firma consultora FCS Capital, considera que debieron incluirse las cifras fiscales en este informe del Central.
Explicó que la proyección podría estar basada en un escenario fiscal optimista pese a un entorno en donde ocurre un deterioro de las finanzas públicas.
Por eso considera que es vital que se tenga un plan adecuado para el financiamiento del Gobierno y también una hoja de ruta clara en materia de gasto para este y el próximo año.
En lo concerniente a la producción, Arce coincide en que se dará una contracción fuerte que ocurrirá especialmente por una caída de la demanda interna (consumo de hogares), mientras que el Central señala el descenso de las exportaciones como un factor influyente.
FCS Capital tiene una proyección de -2,5% en la variación del PIB para el 2020.
Luis Mesalles
Mesalles reconoce que el acto de dar una proyección numérica en este momento es difícil dadas las condiciones. Afirma que detrás de la cifra existe un escenario que maneja el Central en donde se terminan las medidas de restricción de las personas.
Para este economista y empresario será importante conocer el tipo de medidas de restricción que se anunciarán próximamente, así como el grado de apertura que tendrá la economía para darse cuenta si la contracción del 3,6% fue optimista o pesimista.
“Me extrañó mucho no ver las cifras fiscales”, agregó, pues en las proyecciones que hace el Banco Central siempre se incluyen los pronósticos para este campo, además de ser un componente necesario para el pronóstico. Resaltó que este sector será importante porque al Gobierno se le evaluará su capacidad para controlar el gasto.
Respecto a las consecuencias en diferentes sectores, Mesalles dijo que hay empresas que tienen efectos directos como en el caso del turismo, pero que aunque hayan otros menos golpeados, en sus cifras la demanda reporta una caída neta. Esto último puede presentarse en el abastecimiento de firmas de entretenimiento. “Los efectos en las empresas tienen sus particularidades”.
Luis Liberman
Liberman coincidió en la dificultad de dar una proyección debido a la enorme cantidad de factores que influyen en la economía costarricense y que dificultan la posibilidad de dar un pronóstico más preciso.
Algunos de estos elementos son externos, por ejemplo, la fuerza de la recuperación de Estados Unidos, la reactivación del turismo y de sus principales países emisores, el comportamiento de la demanda de productos costarricenses que requiere Europa y el volumen de las remesas que se hacen a Centroamérica desde suelo estadounidense.
Incluso resaltó que el número para el PIB dado en esta ocasión podría tener un cambio significativo en la revisión del Programa Macroeconómico en julio próximo, una vez que se tenga más certeza.
El exvicepresidente de la República (2006-2010) también llamó la atención por la ausencia de datos sobre el déficit fiscal, pero reconoció que hay algunas señales dadas por el Central que permiten conocer de alguna manera la situación que tendrá al país al respecto.
Se refiere específicamente a la diferencia en el rendimiento de los bonos de deuda soberana costarricense sobre la de Estados Unidos, lo cual es un indicador de la percepción que tienen los inversionistas sobre Costa Rica.
Para Liberman es claro que existirá una presión importante para controlar el gasto, lo cual se verá con más claridad en el 2021. Esto lo explica al decir que por el momento lo importante es obtener recursos para atender la emergencia y asegurar la sobrevivencia de empresas y personas.
No obstante, la importancia de un adecuado desempeño de los ingresos y gastos públicos se verá en el 2021, cuando se pidan resultados y no existan tantos financiamientos de emergencia disponibles.
Eli Feinzaig
Considera que las proyecciones del Central se basan en el supuesto de que las restricciones de aislamiento social se van a levantar a partir de mediados de año. El economista plantea que la forma paulatina en que se decida quitar esas medidas tendrá efectos directos en el ritmo de recuperación de algunos sectores.
“No me sorprendería que en el futuro haya una segunda revisión de las perspectivas, lamentablemente aún más hacia abajo. No critico a nadie, en este momento hacer pronósticos de eventos que no son de naturaleza económica, es complicado”, apuntó.
Feinzaig dijo que lo anunciado por el BCCR está dentro de lo “esperado” para este etapa, pero posiblemente no serán las últimas estimaciones que emita la institución durante el año.
Sobre el golpe al turismo, el economista señaló que la proyección del Central da casi como “un año perdido” a esta actividad económica, sobre todo porque la recuperación depende de la mejora en los socios comerciales que inyectan flujos de turistas extranjeros −Estados Unidos, Centroamérica y Europa− donde tampoco se tiene certeza de cómo evolucionará la reactivación de sus mercados laborales y del consumo.
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En cuanto a la ausencia de datos del déficit fiscal y la compleja situación de las finanzas públicas, Feinzaig recalcó que Costa Rica no tiene espacio para salir a los mercados a buscar recursos en 2020, y aunque la estrategia de optar por pequeños préstamos con entidades multilaterales para atender la emergencia podría funcionar pare este año, es necesario explorar otras opciones de cara al 2021.
“Lo que hay que hacer es negociar un plan de ajuste estructural con el Fondo Monetario Internacional (FMI) donde se obtiene un crédito grande que permita cancelar las deudas que tienen vencimientos próximos con tasas relativamente a la baja. Este préstamo debería ser con condiciones blandas, por debajo del mercado, a un plazo largo y con un periodo de gracia importante de por lo menos tres años”, concluyó.
Miguel Ángel Rodríguez
El economista y expresidente de la República (1998-2002) enfatizó que las proyecciones del Central se basan en un escenario en el cual se dará un levantamiento de las medidas de restricción relativamente rápido y con un panorama de entrega de subsidios a los afectados económicamente durante tres meses.
“Esas cifras son muy dolorosas, pero no son lo peor que uno podría pensar porque la crisis que estamos viviendo es muy grave y nos afecta en muchos frentes; entre ellos, el turismo, que golpea a hoteles y restaurantes, pero también las exportaciones que se ven disminuidas por la situación que viven los mercados, que son nuestros principales clientes”, comentó.
Rodríguez ve con preocupación los datos preliminares del mercado laboral, a pesar de que el BCCR no cuenta con los resultados más actualizados de la tasa de desempleo, las cifras del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS) muestran que unas 7.000 empresas aplicaron reducciones de jornada laboral y suspensiones de contratos de trabajo que afectan a más de 118.000 personas.
A criterio del expresidente este número elevaría en cerca de un 2% la tasa de desempleo para llevarla hasta un nivel superior al 14%, a lo que se deben sumar otros sectores afectados por lo que espera un crecimiento mucho mayor de ese indicador.
“Vivimos un momento de gran incertidumbre, no conocemos todas las características de la enfermedad, esta es la limitación más grande que se tiene para poder calcular los efectos que el coronavirus y su tratamiento tienen sobre la economía. El Banco Central no es mago para tener esa información, no la tiene ningún banco central del mundo”, aseveró.
De acuerdo con Rodríguez, las estimaciones señalan que el empobrecimiento de las personas y empresas es importante y que se trata de un fenómeno que se mantendrá durante todo el 2020 y parte del 2021.
El economista incluso considera que el próximo año no se retornará a una tasa de crecimiento del PIB real parecida a los niveles previos al 2019, por lo que es importante que los agentes económicos tomen decisiones con cautela.