La Junta Directiva del Banco Central de Costa Rica (BCCR) acordó este 20 de setiembre mantener la Tasa de Política Monetaria (TPM) en 6,50%, nivel en el que ha estado desde finales de julio y que todavía considera restrictivo.
La TPM es la herramienta que utiliza el BCCR para controlar la inflación y guiarla hacia sus objetivos. En el último mes de agosto Costa Rica registró una inflación negativa del -3,28%, colocándola por cuarto mes seguido por debajo del rango de tolerancia de ±1 punto porcentual alrededor de la meta de 3%.
Según el comunicado enviado por el BCCR, la decisión de mantener la TPM en el mismo nivel responde a una serie de elementos externos e internos.
En el ámbito internacional, el Central explica que la desaceleración de la inflación ha diferido entre países, pero esa tasa aún supera el objetivo definido por sus bancos centrales y el tono de su política monetaria continúa siendo restrictivo.
Los bancos centrales de los principales socios comerciales han tenido comportamientos mixtos: los países más desarrollados todavía mantienen ligeros incrementos en sus tasas de interés (Europa, por ejemplo), otros están en una pausa condicionada (recientemente la Fed de Estados Unidos y el Banco de Inglaterra mantuvo el nivel de sus tasas), mientras que la mayoría de países latinoamericanos las han disminuido.
En otras ocasiones, Róger Madrigal, presidente del BCCR, ha mencionado que el comportamiento de los bancos centrales de potencias económicas pone una especie de “restricción adicional” a la política monetaria costarricense.
“La experiencia que hemos visto es que cuando se desalinean de manera significativa las tasas de interés locales con las internacionales, se provocan movimientos de cartera o de portafolio, y eso tiene incidencia en el tipo de cambio. No necesariamente por lo que los externos quieran hacer, sino porque los mismos costarricenses empiezan a considerar la posibilidad de hacer arbitraje con tasas de interés”, explicó Madrigal en julio.
En el ámbito local, el Central se justificó en que los indicadores de corto plazo muestran que la actividad económica “crece a buen ritmo”. En julio del 2023 el Índice Mensual de Actividad Económica (IMAE) registró un crecimiento interanual de 6,3% y una tasa media anual de 5,5% en los primeros siete meses del año.
Además se ha mostrado una mejoría en el mercado laboral: las tasas de desempleo y de subempleo alcanzaron 9,6% y 6,3%, en el orden respectivo, inferiores en 2,2 y 2,6 (p.p.) a las registradas un año atrás.
En materia de inflación, los modelos de proyección del Banco Central señalan que en lo que resta del 2023 la inflación mostrará variaciones interanuales cada vez menos negativas y que ingresará al rango de tolerancia alrededor en el primer semestre del 2024.
Según explica el comunicado, la valoración de los riesgos para la proyección de inflación general se inclina al alza. De estos riesgos destacan los efectos sobre los precios por choques de oferta asociados a fenómenos de naturaleza climática que se han materializado, o bien, aquellos generados por acuerdos de reducción de la oferta, como es el caso de los hidrocarburos.
Estos elementos tendrían impactos directos sobre los precios locales, pero también influirían indirectamente en los costos de producción y en las expectativas inflacionarias.
Otro riesgo al alza que mira el Central es la potencial recomposición del portafolio de instrumentos financieros. Esto podría generar un incremento abrupto en las expectativas del tipo de cambio, lo cual también se transmitiría a las expectativas de inflación.
Dados estos fenómenos la Junta Directiva del BCCR prefirió “actuar con prudencia” y dar el espacio para que el proceso de reducción de la TPM, iniciado en marzo pasado, continúe su transmisión hacia el resto de tasas de interés del sistema financiero.
En lo que va del año, el Central ha reducido la TPM en cuatro ocasiones, pasando de 9% a 6,50%.