Una combinación de factores nacionales e internacionales se están conjurando para propiciar que los grandes inversores institucionales costarricenses valoren sacar sus fondos del país.
Las consecuencias de que esto se concrete variarían dependiendo de la magnitud y las razones que hayan detrás de la salida, sin embargo podría tener un efecto en el tipo de cambio, en las tasas locales y hasta en los fondos de su pensión.
Le explicamos qué podría suceder en caso de un éxodo de inversionistas.
¿Por qué podría haber una salida de fondos?
Hay dos motores —los cuales se pueden combinar— que podrían impulsar el fenómeno: los planes de deuda del Ministerio de Hacienda y la mejoría en las condiciones del mercado internacional.
Por el lado de Hacienda: todo va a depender qué decida hacer el Ministerio con su plan de colocación. Este 2023 el Gobierno tuvo acceso a montos récord de financiamiento externo, tanto por la emisión de eurobonos por poco menos de $3.000 millones como por la obtención de préstamos con organismos internacionales como los dos programas que mantiene con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
“El hecho de que Hacienda haya logrado financiar una buena proporción de sus necesidades en el mercado externo reduce significativamente la necesidad de colocar bonos de deuda en el mercado doméstico y, consecuentemente, eso va a generar una escasez de opciones de inversión para los inversionistas institucionales, sobre todo representados por las operadoras de pensiones (OPC)”, explica Rodrigo Cubero, expresidente del Banco Central de Costa Rica (BCCR).
Hay que tomar en cuenta que alrededor del 90% de lo que se negocia en el mercado costarricense es deuda pública, así que las iniciativas privadas no podrían satisfacer la eventual demanda de los inversores.
Hacienda mencionó que utilizará los recursos de los eurobonos para pagar los vencimientos de deuda del próximo año. Además tiene la posibilidad de realizar dos emisiones más por $1.000 millones cada una en 2024 y 2025, lo cual podría satisfacer un porcentaje importante de los vencimientos que se avecinan en ese periodo.
Por el lado del mercado internacional: a pesar de que la inflación y las tasas siguen siendo adversas, los mercados internacionales han reaccionado positivamente en los últimos meses, después de un 2022 y parte del 2023 en los que estuvieron alicaídos.
Además, es posible que las tasas locales se reduzcan mientras que las externas se vuelven más atractivas, lo cual podría incentivar a los inversores a llevar sus fondos fuera del país.
¿Cuáles serían las consecuencias?
Las consecuencias pueden ser variadas, tanto las positivas como las negativas. Lo que probablemente sí suceda es una reestructuración de los portafolios de inversión.
En las operadoras de pensiones: podrían ser las más influenciadas en caso de que Hacienda decida no renovar su colocación local. Debido a lo masivos que son los fondos que manejan —solo el ROP pesa alrededor de un 25% del PIB del país— las OPC son altas demandantes de deuda pública y, dado lo poco profundo que es el mercado costarricense, es imposible que instrumentos privados puedan saciar sus necesidades de inversión.
En ese sentido las OPC —junto a otros grandes inversores—, quedarían huérfanas. Esto las obligaría a mirar hacia afuera del país. El problema en el caso de las operadoras es que por regulación no pueden invertir más de un 50% de su portafolio en instrumentos extranjeros y hay algunas operadoras que ya se están acercando a ese límite, como Popular Pensiones, la más grande de las OPC. Dependiendo cuán grande sea el éxodo, las operadoras podrían quedar arrinconadas ante una limitante en el porcentaje de su participación extranjera y la escasez de instrumentos locales.
De igual forma, salir del país les significaría aumentar su exposición al riesgo cambiario, ya que tendrían un portafolio todavía más dolarizado. Recientemente los activos del ROP han sufrido golpes debido a que la caída en el tipo de cambio les generó pérdidas contables al tener que expresar su valor en colones.
Sin embargo, Cubero considera que podría salir algo positivo de este riesgo y es que empujaría a las OPC a adquirir coberturas cambiarias, lo cual podría incentivar el desarrollo de un mercado de derivados cambiarios que sirva para que otros agentes se protejan de las fluctuaciones del precio de la divisa.
En el tipo de cambio: dependiendo de cómo reaccionen los inversores podría haber una presión hacia el alza en el tipo de cambio. En caso de que las OPC decidan salir a mercados internacionales —ya sea por escasez de instrumentos locales o por mejores condiciones externas— pudiese ocurrir una mayor demanda de dólares en el mercado cambiario y, por ende, una mayor presión hacia el alza en el precio de la divisa. Esto porque las OPC reciben periódicamente ingresos en colones por parte de los trabajadores aportantes que posiblemente necesitarán dolarizar para invertir afuera.
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El país ya vivió un fenómeno similar entre 2020 y 2022, cuando —ante la caída de los rendimientos locales— las OPC aumentaron considerablemente su participación en el mercado extranjero. Esta fue una de las razones que enumeró el Banco Central en la fuerte depreciación que tuvo el colón durante ese periodo.
Sin embargo, puede que el impacto no sea tan fuerte en caso de que los fondos ya estén previamente dolarizados. Por ejemplo, si un gran inversor (un fondo de inversión) tiene instrumentos en dólares que Hacienda decide no renovar, sus fondos no deberían de pasar por el mercado cambiario, simplemente pasarían de ser invertidos en instrumentos locales a internacionales. Además no se espera un éxodo tan fuerte como el del 2020 y 2021.
También existe la posibilidad de que haya una presión hacia la baja en el precio de la divisa. José Luis Arce, director de FCS Capital, ve esto posible si por coyuntura las tasas en colones resultan más atractivas y los inversores deciden cambiar sus dólares por la moneda local en lugar de salir al mercado extranjero. Esto aumentaría la disponibilidad de divisas en el país y sumaría fuerzas hacia la baja en el precio del dólar. Sin embargo, esto sucedería en un escenario en el que efectivamente exista el suficiente papel en colones como para permitir este arbitraje.
En la deuda de Hacienda: el Ministerio también tiene la posibilidad de aprovechar su menor necesidad de financiamiento local para obtener mejores condiciones en las colocaciones que sí decida realizar.
Hacienda sabe que habrá inversores que por su tamaño van a demandar instrumentos locales forzosamente —particularmente las OPC— y esa puede ser una oportunidad para negociar una deuda más favorable.
“Si yo (siendo Hacienda) tengo una mayor demanda por mis activos, podría bajar mi rendimiento y extender el plazo, lo cual me permite en el largo plazo administrar mejor mi deuda”, considera Douglas Montero, especialista en mercados internacionales.
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En la balanza de pagos: una internacionalización del ahorro costarricense provocaría un aumento en la tenencia de activos externos y se vería un flujo negativo de capitales a lo interno, no obstante, Arce no ve esto necesariamente como algo negativo.
“No es un flujo que debería preocuparnos tanto en capitales porque en el fondo simplemente lo que estaría pasando es dinero local que se está yendo hacia afuera por la coyuntura financiera, no es que están huyendo del país, los vamos a volver a ver, lo que pasa es que lo están parqueando afuera porque el mercado financiero local no los está pudiendo absorber”, explica.
¿Qué tan probable es la salida de capitales?
Esto dependerá de cuánto deje de colocar Hacienda, sin embargo expertos como Arce y Montero no esperan que la reducción sea demasiado drástica, especialmente porque el Ministerio sabe la gran dependencia que tiene el mercado local de sus emisiones.
“Hacienda no se puede desentender de que está el inversionista que demanda papel sí o sí porque colones solo hay en Costa Rica. Yo creo que va a ofrecerles activos para renovar en dólares a algunos inversionistas y usaría los dólares captados afuera para financiar otros gastos”, menciona Arce.
Además, tenemos el antecedente de este 2023, en el cual el Ministerio mantuvo una participación importante en el mercado de deuda interna a pesar del acceso a recursos externos.
Sin embargo, sigue siendo muy probable que haya algún nivel de salida de capitales porque las condiciones externas parecen estar mejorando, aún si Hacienda no le baja al grifo de la deuda local.
Un mercado internacional más fuerte le permite a los inversores institucionales invertir en instrumentos más diversificados y en mejores condiciones de los que hay en la oferta costarricense. Montero considera que esto naturalmente llevará los fondos fuera de nuestro país.
“Yo creo que los inversionistas grandes ya están migrando de nuevo a mercados internacionales y no porque no haya papel local, sino porque mejoraron las condiciones afuera también”, dice.