En medio de sabores agridulces, el rumbo de la economía de Estados Unidos sigue robándose la atención de sus principales socios comerciales.
Además, un amargor le dio la bienvenida a la nación norteamericana en el 2020 con las tensiones geopolíticas y comerciales. No obstante, hubo mejores resultados en el sector industrial y el leve aumento en el ingreso de los trabajadores.
Las tensiones con el Medio Oriente y el ya conocido conflicto comercial con China representan los principales riesgos de Estados Unidos. Además, son los factores que podrían cambiar la dinámica del comercio internacional y de la inflación del resto de países del mundo.
Aun en medio de estas amenazas, la dirección que tomará la producción norteamericana en el corto plazo es más certera que hace un año: crecerá menos, pero evadirá la recesión.
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Esto es lo que analizan organismos internacionales y economistas costarricenses, según el panorama actual de esta nación.
El dinamismo del Producto Interno Bruto (PIB) de Estados Unidos está lejos de alcanzar un crecimiento prominente y más bien, tiene el reto de estabilizarse.
La producción de esta economía se desacelerará nuevamente en 2020 (ya lo hizo en 2019). En esto coinciden el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM) y la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos.
Además, esa leve desaceleración o estabilización se mantendrá al menos hasta el 2022 o hasta el 2024.
El menor ritmo de crecimiento es un sinsabor para Costa Rica, al ser Estados Unidos su principal socio comercial, pero por ahora no representa una amenaza.
Al tener una expectativa de estabilización, esa desaceleración no es vista como un riesgo para Costa Rica.
Una escalada en los precios del petróleo, puede impulsar al alza los precios del consumidor en suelo costarricense.
Hechos recientes en EE. UU.
Hace cinco meses, la posibilidad de que Estados Unidos entrara en una recesión económica tenía tensos a los mercados bursátiles y la incertidumbre invadía a los inversionistas.
Precisamente las expectativas sobre el rumbo que tomaría esta economía y las tensiones comerciales, independientemente del comercio con China, generaron un impacto negativo sobre la demanda del consumo y la inversión.
Noticias más dulces sobre algunos resultados de Estados Unidos permiten que la mayoría de las compañías sea optimista sobre las perspectivas de corto plazo.
El crecimiento de esta economía es bueno si se compara con el desempeño que tiene la producción a nivel mundial.
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Crece más que el resto de las naciones avanzadas. Mientras EE. UU. repuntaría 1,8% en 2020, el dinamismo de la Zona Euro sería de 1,0% y de Japón, 0,7%, según las previsiones del Banco Mundial.
Sin embargo, la inversión y las exportaciones se han visto golpeadas por las modificaciones impositivas.
Al igual que muchas otras naciones, la industria de la manufactura de Estados Unidos se debilitó. Además, es de esperar que los recortes de impuestos y algunos cambios en el gasto del Gobierno, se conviertan a partir de este año y en adelante en un lastre para el crecimiento del sector.
Por su lado, el sector agrícola también se ha visto golpeado por la guerra comercial.
El desempeño del mercado laboral sí mejoró, así como la tasa de participación de la fuerza de trabajo.
A diciembre, la cucharada dulce en suelo estadounidense fue el índice de desempleo fue de 3,5%, la cifra más baja en 50 años y que se mantuvo en noviembre y diciembre del 2019.
Las empresas generaron 145.000 nuevos empleos, aunque las expectativas eran de unos 20.000 adicionales a esta cifra.
Un factor que mejoró aun más en diciembre fue el ingreso de los trabajadores. La remuneración subió en promedio tres centavos, para ubicarse en $28,32 la hora. Esto se traduce en un aumento de 2,9% en los últimos 12 meses.
Aun con la subida, algunos economistas de EE.UU. consideran que la mejoría sigue lejos de considerarse saludable, según una publicación de la agencia EFE.
¿Cuál sector es más dinámico? Sin duda, los sectores de alta tecnología y aquellos que implican mano de obra calificada son los que muestran la tendencia más marcada de aumento en el empleo y la inversión, anotó el economista costarricense Alexánder Monge, quien labora en la Reserva Federal de Saint Louis.
Otro elemento que da más certeza de los pasos que dará esta economía, son las recientes decisiones de la Fed.
Para contrarrestar la caída de la industria manufacturera, la guerra comercial y el menor crecimiento mundial, la Fed bajó sus tasas de referencia en 2019, pero luego decidió mantenerlas sin cambios. La expectativa del mercado dicta que se mantendrá de esta manera por algún tiempo más.
Así, en medio de noticias un tanto más alentadoras, existen retos que persisten y que podrían golpear los resultados de la economía estadounidense.
La incertidumbre sobre el futuro de las relaciones comerciales entre China y Estados Unidos persisten hasta la actualidad.
Dos tercios de las importaciones desde China, valoradas en $360.000 millones, seguían sujetas a las tarifas impuestas por Donald Trump, presidente de Estados Unidos.
Al menos el panorama con China es menos tenso e inclusive se llegó a un acuerdo el 15 de enero. En la primera fase, China aceptó comprarle en dos años $200.000 millones más que en 2017, antes de que se desatara la guerra comercial entre ambas potencias.
Si las negociaciones posteriores entre China y Estados Unidos progresan y son puestas en marcha, esto podría conducir a una reducción de la incertidumbre política y comercial. Incluso, podría permitir que la producción estadounidense y del mundo crezca más de lo proyectado.
Eso sí, la incertidumbre no se disipa del todo. Algunos sectores de la economía (agrícola y manufactura) norteamericana arrastrarán por un largo tiempo el mal sabor de la guerra comercial con China.
Adicionalmente, el conflicto geopolítico que escaló en el arranque del 2020 con Irán, también podría generar presiones en el mercado petrolero e incertidumbre de los mercados.
Un impacto negativo por la movida en los precios del petróleo es cada vez menos importante para Estados Unidos, porque “ha visto crecer muy fuertemente su propia producción petrolera y son cada vez menos dependientes del petróleo importado del Medio Oriente”, explicó Rodrigo Cubero, presidente del Banco Central de Costa Rica.