Las paradas en la gasolinera llevan dos meses consecutivos en las que se han vuelto más costosas. Entre el 15 de agosto y el 4 de octubre el litro de los tres combustibles del país —las gasolinas súper y regular y el diésel— se han encarecido ¢97 en promedio.
Si bien las escaladas todavía no generan un problema inflacionario en Costa Rica, de materializarse una baja producción de petróleo internacional y de escalar los conflictos geopolíticos en el hemisferio oriental, el aumento de los combustibles podría causar presiones en los precios locales.
Este encarecimiento, de momento, se ve ligero en comparación con el del año pasado, cuando estos tres combustibles superaron la barrera de ¢1.000 por litro e incluso alcanzaron su mayor precio real en 13 años. Sin embargo, este comportamiento no deja de llamar la atención, especialmente cuando la tendencia de su precio durante el 2023 fue primordialmente hacia la baja.
Durante el primer trimestre del año, la gasolina regular llegó a venderse en ¢670, la súper en ¢720 y el diésel en ¢574. Actualmente su cotización subió a ¢780, ¢810 y ¢705, respectivamente.
El incremento en el costo ya se hace notar en el Índice de Precios al Consumidor (IPC). Si bien las variaciones interanuales de este indicador —lo que comunmente llamamos inflación— todavía están por debajo del 0%, los cambios mes a mes sí se notan con más fuerza.
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El pasado setiembre la gasolina y el diésel estuvieron entre los tres bienes que mayor efecto tuvieron en la ponderación del IPC, con un aumento mensual del 6,43% y del 6,77%, respectivamente, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos.
El precio de los combustibles suele ser uno de los elementos que más incidencia tienen sobre la inflación ya que sus efectos se esparcen sobre gran parte de la economía de manera directa o indirecta.
Golpes externos
Estos aumentos son congruentes con el comportamiento del West Texas Intermediate (WTI), el petróleo crudo cuyo precio sirve como referencia para las transacciones en la Bolsa Mercantil de New York. En setiembre el WTI alcanzó los $90 por barril, un dígito al que no llegaba desde noviembre del 2022.
Según analizó el Banco Central de Costa Rica (BCCR) en el último Informe Mensual de la Coyuntura Económica, el aumento ocurre luego del anuncio por parte de Arabia Saudita y Rusia de continuar con los recortes en su producción de 1,3 millones de barriles diarios de crudo hasta finales del 2023, lo que creará un déficit sustancial del mercado hasta el cuarto trimestre. Sumado a las expectativas de una reducción en los inventarios en los Estados Unidos, este recorte pone presiones hacia el alza en el precio del combustible.
Silvia Jiménez, gerente de Inversiones del puesto de bolsa Mercado de Valores, mencionó que esta reducción efectivamente ha tenido un impacto en los precios, aunque lo consideró todavía como “moderado”.
Un tipo de cambio relativamente bajo como el que ha tenido el país durante este 2023 también ha ayudado a suavizar la factura petrolera del país, la cual se paga en dólares.
Lejos del 2022
De momento no se espera una escalada como la del en 2022, en la que el precio del crudo se disparó e impactó con fuerza en la inflación mundial, incluida la de Costa Rica. No obstante, el riesgo nunca es cero.
“La variación del precio internacional de los combustibles depende de muchos factores, por ejemplo, si los conflictos geopolíticos escalan; la reactivación económica de China, que es una de las principales potencias económicas del mundo; y del suministro del crudo por parte de la OPEP (la Organización de Países Exportadores de Petróleo)”, mencionó Jiménez.
Sin embargo, consideró que, por lo menos con lo ocurrido hasta este momento, el impacto se percibe más contenido que el que hubo el año pasado con el estallido del conflicto entre Rusia y Ucrania. En 2022 el WTI llegó a estar por encima de los $120 en el mes de junio.
En ese sentido, la presión en precios de crudo no debería pasarle una alta factura a la inflación, especialmente cuando se encuentra tan baja como la actual (-2,24%). Aún así, si el problema sobre la baja oferta de petróleo persiste por meses, sí pudiese darse este traspaso a la inflación con más fuerza.
Según las proyecciones del BCCR, la inflación subiría al rango de tolerancia de ±1 punto porcentual alrededor del 3% en el primer semestre del 2024.
Tensión geopolítica
El conflicto desatado en Israel a inicios de octubre tuvo una reacción importante sobre la cotización del combustible. Según explica Adriana Rodríguez, gerenta general de Acobo Puesto de Bolsa, los episodios de desestabilización en Medio Oriente suelen incidir al alza sobre el precio de referencia del crudo.
“En Costa Rica, como importadores, nos desfavorecen las subidas sobre ese importante insumo, mientras que las épocas de tensiones geopolíticas mundiales tienen un costo de oportunidad asociado en términos de crecimiento económico y dinamismo del comercio mundial”, mencionó Rodríguez.
En los días inmediatamente posteriores al ataque en Israel, el WTI y el Brent, este último la referencia europea subieron en un 4%. Sin embargo, Rodríguez consideró que estos impactos suelen ser transitorios, como una especie de reacción a la incertidumbre que generan en el ámbito económico.
Esto, sin embargo, no significa que no pueda escalar a un problema de mediano plazo, en especial si otros países que tienen una injerencia más importante en la oferta del crudo se involucran en el conflicto, como podría suceder, por ejemplo, con Irán.
“Estos efectos generalmente dependen de cuánto escalen los conflictos geopolíticos, entre más escalen, más pueden moverse los precios”, comentó Jiménez.