Como a muchas otras economías, la pandemia de COVID-19 golpeó a Estados Unidos de manera implacable. A pocos días de las elecciones presidenciales, esa potencia se debate con un alto déficit fiscal, bajas tasas de interés y un lento proceso de reactivación. ¿Cómo afecta esto a Costa Rica?
De acuerdo con datos de la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO por sus siglas en inglés) y publicados por el Wall Street Journal el déficit presupuestario se triplicó de un año a otro con el impacto de la pandemia.
Estados Unidos pasó de tener un $984.000 millones en setiembre del 2019 a cerrar el año fiscal este setiembre con un déficit de $ 3,1 billones. Este es el déficit más alto que ha tenido el país desde 1945.
Por otra parte, las medidas y ayudas económicas para combatir el coronavirus y amortiguar los efectos en la economía de EE. UU. implicaron un aumento del gasto federal y a la vez un crecimiento de la deuda a más del 100% de su producto interno bruto (PIB).
“Se espera que para el próximo año la deuda supere en un 20% el PIB, es decir que por cada dólar que genera el país deba pedir $20 prestados”, agregó el economista Douglas Montero.
Tanto Donald Trump como Joe Biden, candidatos a la ocupar la oficina oval, tienen promesas de campaña con respecto a la recuperación económica del país. Por el lado republicano aseguran que se extenderá la regla fiscal implementada en el 2017, cual baja el monto cancelado en impuestos por las grandes empresas y promueve el desarrollo de manufacturas dentro del territorio.
Biden, por el contrario, desea revertir los recortes de impuestos, además pretende aplicar un tributo sobre salarios a personas que ganen más de $400.000 anuales.
En cuanto al comercio, Trump mantiene su guerra comercial con China mientras que Biden desea invertir a nivel local para tener como modelo de negocio una economía consolidada antes de invertir en otros países. También aseguró que para confrontar a China sobre temas de propiedad intelectual y las transferencias de tecnología se debe formar una coalición con aliados y socios.
El demócrata desea aumentar en $15 el salario mínimo.
En lo que ambos candidatos coinciden es que crearán puestos de trabajo mediante inversiones en infraestructura.
Desempleo
En febrero, previo a la primera ola de COVID-19, el desempleo se situaba en sus niveles más bajos desde hacía 50 años, la tasa estaba en un confortable 3,5%.
Sin embargo, en abril llegó a sus indicadores más altos con un registro de 14,7% lo que implicó alrededor de 20 millones de personas sin trabajo.
Posteriormente, cuando la economía se recuperaba poco a poco de la parálisis provocada por la emergencia sanitaria empezó a mejorar las tasa de desempleo.
Las cifras de agosto fueron mejores de lo previsto con un indicador que descendió hasta el 8,4%.
Sin embargo, datos de Wall Street Journal muestran que debido al retraso de la puesta en marcha del programa de ayuda económica, que implica una inyección de recursos, durante las última semana aumentó el número de estadounidenses que presentaron solicitudes de beneficios por desempleo.
Las nuevas solicitudes totalizaron 787.000 la semana pasada, el más bajo desde los primeros días de la pandemia de coronavirus. Los economistas encuestados por Dow Jones esperaban 875.000.
Planes de reactivación.
Montero explicó que la rápida reacción en la toma de decisiones para contrarrestar los efectos de la recesión por parte de la Reserva Federal han permitido que el país incursione en una rápida recuperación.
El informe del índice de compradores realizado por el Instituto de Gestión de Suministros (Institute of Supply Management, ISM) tiene dos indicadores: el índice de manufactura y el de servicios. Para la lectura de setiembre ambos indicadores estaban varios puntos arriba de 50.
Si estos son mayores de 50 indica que la economía está en un proceso expansivo, mientras que si están por debajo de ese rango es señal de que se encuentran en recesión.
Es decir, aunque el golpe ha sido fuerte se espera una recuperación del 5% en EE. UU. para el próximo 2021 y ese nivel reposan las expectativas.
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Como parte de la estrategia de recuperación económica el gobierno de Estados Unidos ha diseñado dos planes de estímulo a la economía, el segundo está actualmente en discusión.
En marzo con la llegada de pandemia el país inyectó $2,2 billones mediante la ley Cares, esto como medida para contrarrestar los efectos del confinamiento, actualmente falta el acuerdo sobre cuánto gastar o de qué forma hacerlo.
El gobierno propone $1,8 billones y los demócratas $2,2 billones.
Los objetivos de inversión en el plan aún están por definirse, de momento en la mesa está la posibilidad de distribuir el dinero en estímulos de hasta $1,200 para adultos que califiquen dentro del marco de la legislación de la primera ley Cares, además $1,000 para menores.
Para los desempleados la propuesta establece brindarle a las personas que están sin trabajo y llenaron la solitud de ayuda un monto total de $400 por semana, $200 menos que el primer plan Cares.
Además pretende brindar un financiamiento para las pruebas y el rastreo del coronavirus. Finalmente desean incluir $300.000 millones para ayudar a pequeñas ciudades y estados. Estos son algunos de los proyectos que están sobre la mesa.
Cualquier plan que sea adoptado en la Cámara de Representantes, controlada por los demócratas, deberá luego ser votado por el Senado para entrar en vigor.
Los economistas afirman que la economía estadounidense se ha mantenido gracias a la inyección masiva de dólares en apoyo a empresas y hogares a principios de año, pero necesita más estímulo para evitar otra recesión.
No obstante, datos de desempleo y el comportamiento de los mercados financieros muestran que el país está perdiendo fuerza en el proceso de recuperación.
Impacto en negocios
De cara a las elecciones presidenciales, uno de los temas de más relevancia desde Costa Rica es cómo se verán impactadas la IED y las grandes y pequeñas empresas con las promesas de campaña y decisiones de los candidatos a la presidencia.
Durante la primera campaña de Donald Trump bajo el eslogan de ‘Hagamos a Estados Unidos grande otra vez’ (Make America Great Again), el mandatario aseguró que mejoraría los impuestos y las condiciones para que las empresas mantuvieran sus compañías dentro de territorio estadounidense.
Bajo esta premisa, inició un temor por perder IED en Costa Rica, pero datos del Banco Central de Costa Rica (BCCR) muestran que contrario a lo esperado, la inversión desde Estados Unidos ha aumentado, excepto en el 2018.
Por otra parte, las pequeñas empresas han estado en el lado perdedor de la economía estadounidense durante décadas, pero es un problema que se ha profundizado con la crisis sanitaria.
Miles de pequeñas empresas han sido expulsadas del negocio, mientras que sus contrapartes más grandes han sobrevivido en gran medida y, en algunos casos, incluso han prosperado.
“El peligro de que las pequeñas empresas no sobrevivan es que el poder económico de Estados Unidos residirá en menos manos, disminuyendo la innovación y el espíritu empresarial que ha ayudado en otras ocasiones a impulsar el éxito del país”, según dice una de las publicaciones de Wall Street Journal.
En 1989, las empresas con menos de 100 empleados representaban el 40% de los trabajadores contratados por todas las empresas estadounidenses, según la Oficina del Censo. Los datos recientemente publicados muestran que, a partir de 2018, había caído al 33%
Las firmas estadounidenses están en general optimistas sobre las perspectivas económicas gracias a una lenta reactivación que permite a algunos sectores recontratar trabajadores, pero la situación difiere según el sector de actividad, de acuerdo con una encuesta difundida el miércoles por la Reserva Federal.
Inflación y Tasas de interés
El 16 de setiembre la Reserva Federal (FED) tuvo su última reunión previa a las elecciones. En ese entonces definió que sus tasas de interés de referencia se mantendrían en el rango entre el 0% y el 0,25%, porcentaje que había fijado en marzo ante el avance de la pandemia.
Lo anterior, asegura la FED, es una medida de mitigación ante la inactividad económica y a la vez promotor de consumo y crédito. Este rango es posible que se mantenga hasta el 2023.
La meta de la FED es mantener la inflación en un 2%, sin que eso implique un aumento en la tasas de interés. Durante la última revisión este índice se colocó en un 1,2% en lugar del 0,8% que era la expectativa inicial para este año, el gobierno espera que para el 2023 puedan alcanzar su meta.
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Materias primas (Commodities)
Durante el gobierno de Donald Trump, EE. UU. se convirtió en uno de los principales países generadores de combustibles, esta materia prima también recibió un fuerte impacto con la pandemia: llegó a su histórico más bajo.
Desde entonces, el país ha intentado recuperar los precios de principio de año pero la segunda ola de contagios en Estados Unidos y Europa debilita las expectativas de una reactivación del consumo.
El panorama para la segunda semana de octubre es diferente a lo esperado por los analistas. Las reservas comerciales de petróleo crudo bajaron pero las de gasolina subieron.
Según el informe semanal de la Agencia estadounidense de Información sobre Energía (EIA), las reservas de crudo se ubicaron en 488,1 millones de barriles (mb) al 16 de octubre.
En tanto las reservas de gasolina aumentaron 1,9 mb cuando los analistas esperaban un descenso de 1,5 mb.
Esto produjo que los precios del barril de crudo WTI en Nueva York, el martes 20 de octubre, acentuara sus pérdidas a 3,7% para colocarse en $40,14 dólares.
En un panorama más positivo los precios del carbón térmico entregado al noroeste de Europa subió un 50% desde su mínimo de mayo, esta materia prima no había costado tanto desde finales de octubre del 2019.
También los precios del aluminio aumentan a medida que se acelera la demanda china.
El economista Alberto Franco, insiste en que Estados Unidos al tener una economía tan diversa no es vulnerable a cambios en el precio de los commodities.
“Si bien es un país productor y exportador mundial importante de varios productos básicos, su sector terciario (de servicios) representa más de dos terceras partes de su PIB”, agregó.
Bonos del Tesoro
En cuanto a los bonos del Tesoro, pese a que el Gobierno Federal tiene un alto déficit y una deuda que recién superó un monto equivalente a más de 100% del PIB, el país cuenta con una buena calificación de riesgo ante un eventual impago de su deuda, por lo que sus bonos mantienen buenas tasas de interés.
Además el hecho de que el dólar es la principal moneda de reserva del mundo, le permite acceder a los mercados internacionales en condiciones financieras más favorables.
Es decir, que a pesar de la magnitud del desequilibrio fiscal, el Gobierno Federal de EEUU, cuenta con condiciones que le permiten continuar estimulando la economía.
Mercado accionario
El pasado martes 20 de octubre la bolsa de Nueva York terminó con un alza moderada por un optimismo del mercado sobre la posibilidad de un nuevo plan de estímulo económico en Estados Unidos.
El índice principal Dow Jones terminó con una variación positiva de 0,40% respecto a su jornada previa.
El tecnológico Nasdaq cerró con subida de 0,33% y el S&P 500 —de las mayores empresas en bolsa— ganó 0,47%.
Sin embargo, al final de la jornada los índices perdieron parte de sus ganancias ante la demora en confirmarse un acuerdo del segundo plan de ayuda económica por el COVID-19 en el Congreso.
Conexión con Costa Rica
La reactivación de la economía estadounidense incide directamente en Costa Rica pues Estados Unidos es el principal socio comercial e inversor extranjero del país.
Al cierre del 2019 en Costa Rica las exportaciones de bienes registraron un valor absoluto de $11.496 millones. Por su parte las exportaciones de servicios mostraron un crecimiento de 53% en el 2019.
La participación de los Estados Unidos en estos montos de exportación es del 42%, es decir, casi la mitad de los bienes y servicios van dirigidos a ese país.
De esa manera, cuando cayó la economía estadounidense, Costa Rica se vio directamente afectada con la disminución de las exportaciones, la caída del turismo a cero y una inversión extranjera directa moderada.
Durante agosto, datos de la Promotora de Comercio Exterior (Procomer), muestran que las exportaciones se han ido recuperando pero sigue en números rojos.
La variación porcentual del acumulado de agosto arroja una caída de 1,5%. De los siete grupos de productos exportados, tres presentan retrocesos, uno se mantiene sin cambios y los restantes tres muestran un leve aumento en comparación con agosto del año anterior.
“El grado de la vinculación es muy estrecho a través de los canales de comercio exterior e inversiones productivas. La salud de la economía nacional está muy directa y positivamente correlacionada con el desempeño y perspectivas para la economía de nuestro vecino del norte”, agregó el economista Alberto Franco.
Por otra parte, una de las principales fuentes de ingresos de divisas al país proviene del turismo.
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Durante el 2019 el sector mostró un crecimiento de 4,1% con respecto al año anterior. El Instituto Costarricense de Turismo (ICT), en su informe anual de resultados del 2019 evidenció que 1,3 millones de llegadas internacionales al país prevenían directamente de EE. UU.
Estas cifras eran las que deseaban mantener, inclusive el año inició con un fuerte ingreso de turistas. Pero debido al shock ocasionado por el COVID-19 Costa Rica se enfrentó por primera vez a una temporada cero.
“Uno de los grandes retos no solo son las exportaciones de bienes y servicios usuales, sino que hay poner atención al turismo, este va a tener una más lenta recuperación”, destacó el economista Víctor Umaña.
Las llegadas internacionales de enero a setiembre 2020 suman 889.218 personas. Esto representa un -62,7% con respecto a igual período del año anterior.
Para el mismo mes se contabilizaron 3.817 llegadas internacionales de las cuales 1.471 vienen de Estados Unidos.
Conforme el aumento salarial en suelo estadounidense retome su ritmo y mejoren las tasas de desempleo es más probable que en la mente de los estadounidenses exista la posibilidad de retomar viajes y se incentive el consumo. Por esta razón es clave para el país una pronta recuperación de la confianza entre los estadounidenses.