La reciente caída en el valor del euro frente al dólar podría traer consecuencias directas e indirectas sobre el comercio del país aunque existe un océano de distancia.
Para entender cómo podría afectarnos, primero hay que contextualizar el desplome. Su caída no es habitual, es la primera vez desde el 2002 que su precio llega a la paridad con el dólar. Este miércoles 13 de julio incluso llegó estar por un momento debajo de ese umbral simbólico.
Es decir, con un dólar se podía comprar más de un euro.
Europa ha sido de las zonas más afectadas por la guerra en Ucrania: en junio pasado alcanzó un 8,6% de inflación interanual —la más alta de su historia— y que viene impulsada por el aumento en los precios de la energía y los mercados internacionales de alimentos, en particular cereales y granos, debido la imposibilidad de Ucrania para exportar su producción.
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Ante el riesgo de que Rusia corte el suministro de gas a Europa, una zona altamente dependiente de este, se ha generado incertidumbre sobre una posible recesión y hace que los inversores ya no vean seguridad en su moneda. A esto se le suma que las tasas de interés de la Reserva Federal de Estados Unidos (FED) han subido a una mayor velocidad que las de las 19 naciones de la zona euro, haciendo más atractivos los bonos del Tesoro estadounidense que la deuda europea. Es decir: se propicia un éxodo hacia el dólar en busca de refugio.
Este cóctel ha propiciado una caída del 11,7% en la moneda entre el primero de enero y el 13 de junio del 2022, en comparación con la divisa estadounidense, lo cual ha traído un debilitamiento a la zona euro, la tercera región a la que Costa Rica más le exporta y le importa.
“¿Hasta dónde puede ir esta caída? Esto depende probablemente de la voluntad de Rusia de agravar la guerra económica contra Europa”, comentó Jane Foley, de la firma Rabobank, a AFP. Foley destacó que “adivinar” las intenciones del presidente ruso Vladimir Putin no es fácil.
Según los datos de Depository Trust & Clearing Corporation, los comerciantes han estado haciendo más apuestas en torno al nivel de $0,95 por euro, con $0,98 actuando potencialmente como un mínimo a corto plazo, mientras que estrategas de Deutsche Bank calculan un bajón entre $0,95 y $0,97.
Afectación directa a exportadores
Quienes más recientemente se han podido ver afectados son los exportadores que comercian con la región. “La consecuencia es una menor cantidad de ingresos obtenidos debido a la conversión del euro a otras monedas”, explica Germán Morales, miembro de la junta directiva de la Cámara de Exportadores de Costa Rica (Cadexco).
De los $15.529 millones que Costa Rica exportó en 2021, un 17,39% fueron a la Unión Europea (UE), según datos de La Promotora del Comercio Exterior de Costa Rica (Procomer).
“Hoy nos está afectando directamente”, dice Alberto Bonilla, gerente de ventas de ByC Exportadores del Valle, empresa que vende a Europa yuca, ñampí (taro), chayote y calabaza.
Según explica Bonilla, una factura en euros que su empresa haya hecho hace, por ejemplo, un mes atrás, cuando la divisa valía cerca de $1,7, cuando se la paguen, hasta 30 días después, vería una reducción aproximada al 7% de su valor en el momento en que pase el monto a otra moneda, tomando en cuenta que siga la paridad con el dólar que por ahora mantiene la divisa.
No es obligación de los exportadores vender en euros, sin embargo es una práctica que se suele utilizar como una cortesía para mejorar la relaciones comerciales. “Es como un servicio al cliente que les damos”, dice Bonilla. También agrega que seguirán vendiendo en esta moneda, pese a la baja, para no crear fricciones con el cliente, pero la empresa empezará a aumentar ligeramente el precio para compensar la depreciación.
Un aliado en aprietos
Las afecciones indirectas tienen que ver con el futuro económico de la Unión Europea. Con su moneda en caída y a las puertas de una recesión, la zona euro ya no tendría el mismo músculo financiero de antes.
Por un lado, una EU en recesión podría traducirse en una menor cantidad de turistas europeos que entran a Costa Rica. En el segundo semestre del 2021, de las 830.532 visitas turísticas que tuvo el país, un 18,85% vinieron de Europa, la segunda zona con mayor porcentaje después de América del Norte. Y ya se tiene la pandemia como ejemplo de las consecuencias económicas que podrían azotar a un país que depende tanto del turismo como Costa Rica cuando se le cierra el grifo de entrada de divisas.
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Por el otro, una mayor inflación y una moneda más débil podría significar que los importadores europeos reduzcan los bienes que traen, por ejemplo, desde Costa Rica. Esa preocupación ya está en la cabeza de Cadexco y de empresarios como Bonilla, quien vende un 60% de sus productos al viejo continente.
“Si Europa entra en recesión y nosotros tenemos una mayor inflación, entonces es probable que el gasto que hagan los europeos en importaciones de Costa Rica vaya a ser menor, porque van a tener un menor poder compra”, explica el economista y asesor financiero internacional, Douglas Montero.
Otros posibles efectos
Entre las consecuencias menos negativas, es posible que los importadores costarricenses de bienes europeos vean reducido el precio de los productos que traen el país, ya que el euro vale cada vez menos. Un bien que a inicio del 2022 les costaba $1.000, ahora podría valerles alrededor de $950, según este ejemplo hipotético y asumiendo que hagan la compra en la divisa europea.
Empero, esta reducción tiene un gran asterisco de advertencia, ya que dependería de si el ensamblaje de producto requirió que el vendedor de la UE comprara materias primas de otra región para fabricarlo.
Montero pone como ejemplo la importación de un automóvil del año. Si bien la cantidad de euros del precio va a ser menor al convertir la divisa, para ensamblar el carro el fabricante requirió de componentes importados y, si tomamos en cuenta que al tener una moneda más débil las importaciones le salen más caras a la UE, es posible que ese encarecimiento se vea reflejado en el precio final del producto. Esto significa que aunque la factura “valga menos”, puede venir inflada por la misma depreciación.
“Entre más se tenga que importar para producir en la eurozona, más posibilidades de que cueste más importarlo. Por el contrario, si los países de la eurozona no tienen que importar muchos componentes para ese bien, tiene más sentido que entonces sí se pague más barato”, explica Morales
“Me parece que nos puede afectar más de lo que nos va a beneficiar de alguna forma porque las importaciones se nos van a disminuir, los turistas van a llegar en menor cantidad. Podría pasar que, en cambio, los turistas ticos pudieran ir a Europa porque ya el euro no es superior al dólar, pero eso sería una pequeñez con relación a las otras consecuencias que podríamos tener”, agrega Montero.
Por su parte, Luis Diego Herrera, analista económico de Acobo, considera que la influencia de la caída del euro en el país no será tan grande ya que la divisa que mueve a Costa Rica es el dólar. Tampoco cree que las afecciones en las importaciones y exportaciones sean considerables debido a que la depreciación con respecto al dólar es una tendencia en casi todas las monedas del mundo, incluyendo el colón.