Hace poco más de 10 meses, un bitcoin costaba $1.000 y hoy los que lo compraron en aquel momento habrán contabilizado una ganancia del 1.100%.
En las últimas semanas, el bitcoin ha crecido en popularidad y en precio, pero también ha ganado cuestionamientos sobre su volatilidad y también sobre si su valor –que era casi $17.000 al cierre de esta edición– es sostenible; igualmente hay dudas de si ese es realmente su valor o si es meramente especulativo.
El bitcoin, y en general, las criptomonedas, comenzaron a ganar popularidad por su carencia de regulación, porque no estaba amarradas a un banco central y porque las transacciones eran considerablemente económicas.
Hasta hace unos meses, un usuario podía pasar de un monedero a otro tres bitcoins ($3.000 aproximadamente) y no tenía que pagar ningún recargo para que la transacción fuera aprobada.
La criptomoneda comenzó a ganar adeptos y potenciales clientes cuando empezó a ser aceptada en muchos países del mundo y en plataformas para pagar servicios.
Por ejemplo, si una persona en Costa Rica deseaba pagar los servicios de un diseñador gráfico en India, por medio de la plataforma blockchain y con bitcoins, podía realizar el pago sin costo alguno, algo que no hubiera sido posible con transferencias bancarias o en los canales de pago electrónicos.
El 'Uber' de los bancos centrales
A los usuarios del blockchain les llamaba la atención que no fuera una actividad regulada y mediada por un Banco Central, por lo que, además, se prestó en para actividades ilícitas.
Sin embargo, la tecnología con la que funciona hace un registro de todas las transacciones que se han hecho con un bitcoin desde el momento en que fue creado.
Pronto, los bitcoins comenzaron a ser utilizados por inversionistas, que crearon instrumentos de inversión en criptomonedas y por algunos otros curiosos que, cuando los precios estaban bajos, podían comprar la moneda completa, un beneficio que ahora solo tienen unos pocos debido a su alto precio.
Ante la efervescencia y la popularidad, el bitcoin comenzó a subir a partir de mayo. En ese momento, se ubicaba en $1.400 y un mes después valía casi el doble ($2.452).
Así continuó su tendencia ascendente hasta las primeras semanas de diciembre.
Durante segunda semana de este mes, cuando ya había alcanzado los $15.000, el bitcoin comenzó escalar con fuerza cuando la empresa Chicago Board Options Exchange anunció el inicio de las transacciones de la criptomoneda con contratos a futuro.
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Con estos instrumentos, los inversionistas podrían apostar sobre la evolución de una moneda, en este caso de bitcoin y determinar si subirá o bajará.
Empero, los mismos motivos que hicieron que ganara popularidad son los mismos que ahora lo convierten en un híbrido que para algunos es un bien, para otros un medio de pago y para unos más, un commodity que genera incertidumbre.
El bitcoin es cuestionado por la capacidad de su plataforma para aprobar transacciones y por tener un valor que para algunos, no es real, pues no determina la capacidad de compra de la criptomoneda.
La plataforma ha perdido su naturaleza y al haber tantas transacciones por validar, se comenzó a cobrar una comisión por la transacción realizada, de tal forma que, a mayor comisión, más rápido se valida la transacción.
Si por ejemplo, necesito hacer una transacción de tres bitcoins, tengo que pagar estos tres bitcoins y un poco más para que sea aprobada.
En promedio, dependiendo del volumen de la transacción, se puede estar pagando entre $50 y $150 por transacción, aunque en algunos casos, el monto es más alto.
Por lo contrario, si un cliente decide no pagar por la transacción, entonces queda rezagada y no pasa.
Solo el pasado martes 12 de diciembre se habían realizado 673.000 transacciones y se habían tranzado 290.000 bitcoins; por los que se habían pagado 525 en comisiones. Tomando en cuenta el valor más bajo de la comisión ese día ($50), el monto cancelado por este rubro superó los $26.000.
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Otro de los factores que están afectando la criptomoneda es que, al aumentar su precio, los usuarios no lo están utilizando como un método de pago, sino como una reserva de valor.
Daniel Rojas, ingeniero consultor en criptomonedas, explicó que al ser más caro no solo en unidad sino en tarifa de transacción, no es rentable como un medio de pago.
“La gente no quiere gastar sus bitcoins y están recurriendo a otras criptomonedas de menor valor como medios de pago. Quieren comprar, pero no todos quieren vender”, explicó Rojas.
Agregó que a los negocios no les sirve aceptar bitcoins porque hace un año las transacciones eran más baratas y resultaba rentable, pero ahora los costos de transacción son muy elevados.
Además, para muchos el precio tiene un importante valor especulativo y eso puede hacer que en cualquier momento la burbuja estalle.
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Pascal Rohner, director de inversiones de la firma Private Investment Management, aseguró que no recomienda el bitcoin como una inversión, no solo por que que actualmente es “pura especulación”, sino porque no hay forma de saber su valor real.
“No significa que la burbuja se va a romper de una vez, mientras la gente lo crea puede subir, pero puede caer hasta un 90%. Sabemos que esta fiesta puede continuar, pero es un riesgo enorme” aseguró Rohner.
Este economista afirma que, al día de hoy, este tipo de inversiones representan lo mismo a apostar en un casino, pero no son una inversión seria.
Ante el comportamiento del bitcoin, otras criptomonedas como el Ethereum o el Litecoin, han subido de precio: El primero pasó de $7,98 a inicio de año a $463 y el segundo, de $4,51 a $102.
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Aunque algunos inversionistas aseguran que para el 2018 el bitcoin va a alcanzar los $40.000 y que, posiblemente, llegará a $1 millón en los próximos años, si la burbuja no estalla antes.
Entre tanto, otros esperan que siga siendo valorada como un medio de pago y no como una reserva de valor.
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Rohner, por ejemplo, es del criterio que el precio del bitcoin inevitablemente tenderá a caer, sin embargo, él cree en el potencial en la tecnología que se utiliza para sus transacciones: el blockchain.
Según explica, esta plataforma puede ser una revolución e, incluso, en ella se podrían desarrollar inversiones de más largo plazo que las que se podrían hacer con el bitcoin y eso tendrá un impacto en el sistema financiero en los próximos años.
Por su parte, Douglas Montero, director de Aldesa Fondos de Inversión, considera que la volatilidad de la criptomoneda y la reciente introducción de los futuros, abre una fuerte posibilidad de que el precio se devuelva, es decir, de que caiga, aunque eso puede provocar que vuelva a subir.
“Apostar en contra puede hacerles perder dinero en el intento. Muchos apostaron en 1998 a que las empresas de tecnología caían y eso solo sucedió hasta el 2000. Las acciones de Qualcom antes de la crisis subían más del 2.000% y algunas otras subían 1.000%, pero el Bitcoin ha subido 1.100%”, explicó Montero.
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