Luego de la caída abrupta de la economías por la pandemia de COVID-19 se avecinan los periodos de recuperación en muchos países. En el caso de Costa Rica, la recuperación económica podría verse actualmente en forma de “L”, si se analiza la línea gráfica que forma el Índice Mensual de Actividad Económica (IMAE).
¿Qué significa esto? El economista de la Universidad Nacional, Fernando Rodríguez, señaló que es solo una forma de ejemplificar el comportamiento de la recuperación las economías, que podría darse en “L”, en “V” e incluso en forma de “W” en la línea que formen indicadores como la variación del Producto Interno Bruto (PIB) o de actividad económica mensual (IMAE).
La primera se refiere a cuando luego de la caída abrupta en los indicadores económicos de una región, la rehabilitación es modesta y lenta. Esta “L” podría tener pendientes en su recuperación (como el caso del país) o bien ser completamente horizontal, lo que significaría que la caída económica se frenó, pero la economía se mantiene estancada.
“Es de los casos complicados porque aunque se sostiene la caída, no hay una recuperación del ritmo económico previo a la crisis. Es un poco lo que nos puede pasar este año, todavía con el crecimiento previsto para este año no vamos a alcanzar los niveles de actividad económica del 2019.
Por su parte, Adriana Rodríguez, economista y gerente general de puesto de bolsa de Grupo Acobo, señaló que lo ideal ante una crisis económica es la recuperación en forma de “V”, lo que significaría una caída con rebote o un crecimiento acelerado.
“Una recuperación en forma de L es la que no se quiere ver, porque entre más tiempo dure la desaceleración económica, más destruyo tejido productivo y más se me desanima la fuerza laboral, por lo que el nivel de participación en el empleo empieza a descender, es gente que ni siquiera está motivada para seguir buscando”, comentó la economista.
En cuanto al tipo de recuperación en “V”, respondería a diversos aspectos como la capacidad del recurso productivo y los estímulos hacia la economía de un país. No obstante, cuando el estímulo inicial, como por ejemplo una mayor inversión temporal en infraestructura, se retira por algún motivo podría generarse una recaída económica y luego otro episodio de recuperación, lo que se ejemplificaría como una reactivación en “W”.
El Índice Mensual de Actividad Económica (IMAE) correspondiente a febrero de 2021, del Banco Central de Costa Rica (BCCR), reportó que la producción nacional se redujo en 4,7% con respecto al mismo mes del año anterior. La producción de la mayoría de las actividades económicas disminuyó en términos interanuales, con excepciones en manufactura (2,4%), minas y canteras (2,0%), información y comunicaciones (1,7%) y los servicios de enseñanza y salud (0,1 %).
Adriana Rodríguez explicó que si el análisis se centra por industrias, hay ejemplos como las zonas francas que se salen del patrón: el crecimiento de la actividad económica alcanzó 15,4% interanual en febrero.
En el proceso de recuperación del país influyen diversos factores tanto internos como externos, entre ellos el manejo de la pandemia, la reactivación del sector turístico, la recuperación de grandes economías como la estadounidense y las acciones de apoyo o estímulos de parte del Gobierno.
Para este 2021, el Banco Central de Costa Rica (BCCR) proyecta un crecimiento económico de 2,9%, tras una nueva revisión a la alza. En el último informe de Política Monetaria del año anterior, la estimación era de 2,6%.
En términos anuales, si se analiza la evolución del Producto Interno Bruto (PIB) y se incluyen las proyecciones del Banco Central, el gráfico ejemplificaría una forma más similar a una “V”. No obstante, desde antes de la pandemia el país ya sufría desaceleración económica, por lo que el crecimiento del PIB del 2019 fue incluso menor a la que el BCCR espera para este 2021.
Elemento vital: el turismo
Fernando Rodríguez señaló que la economía costarricense está estrechamente ligada a la llegada de turistas al territorio nacional, una actividad que no ha tenido el repunte esperado para este 2021.
La actividad se comportó por debajo de lo que el Banco Central proyectaba; lo que complica el escenario de recuperación del sector turístico. En contraste con otros sectores de la economía, este segmento podría cumplir otro año de contracciones.
“Para el turismo, desafortunadamente, en el 2021 lejos de una recuperación lo que vamos a tener es una contracción adicional a la contracción brutal que ya tuvimos en el 2020″, advirtió Rodrigo Cubero, presidente del BCCR.
Ante la afectación que continuará experimentado, las proyecciones en el rubro de exportación de servicios del país caerían 3,4% este 2021.
De forma general, el Central mantiene en 3,6% el crecimiento estimado para el 2022. Adicionalmente, se revisó al alza la estimación de la tasa de variación del Producto Interno Bruto (PIB) en el 2020, desde una contracción de 4,5% en el Programa Macroeconómico 2021-2022 de enero pasado, a una de 4,1%.
El economista de la Universidad Nacional comentó que ola de COVID-19 que está enfrentando el país y nuevas restricciones podrían ralentizar aún más la recuperación este 2021. Esto aunado a la ausencia de mayores estímulos por parte del Gobierno como por ejemplo en la inversión de infraestructura pública.
“Yo hubiera esperado mantener o incrementar la inversión pública, para generar trabajo donde más problemas de desempleo hay. Lo otro es el ajuste en las transferencias hacia programas sociales (...), hay una mayor demanda de recursos”, comentó Rodríguez, quien además dijo que el sistema financiero costarricense debe buscar la forma de materializar la baja tasa de política monetaria del BCCR a los créditos de la población.
Respecto a otros países de la región centroamericana, donde la recuperación tampoco ha sido vertiginosa, Costa Rica mantiene la desventaja de depender en gran medida de la llegada de turistas al país, la actividad más golpeada por la pandemia.