La economía estadounidense muestra indicios alentadores de una recuperación tras la dura conmoción provocada por la pandemia, pero los titulares del Tesoro y de la Reserva Federal indicaron este martes que todavía puede ser necesario más estímulo para cimentar la reactivación.
Después de que la economía estadounidense registrara datos muy alentadores del empleo en mayo - atribuidos en gran medida a los programas de ayuda aprobados por el Congreso - la confianza del consumidor en junio publicada este martes sumó optimismo.
"Hemos entrado en una nueva fase muy importante y lo hicimos antes de lo previsto", afirmó el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, ante el Comité de Servicios Financieros de la Cámara Baja durante una audiencia para discutir la implementación del cuantioso programa de ayuda financiera para la crisis aprobado a finales de marzo.
En su testimonio Powell destacó que contener el virus y restaurar la confianza son las claves para la recuperación de la economía, junto con la implementación de políticas a todos los niveles del gobierno para "dar un alivio y un puntal para la economía mientras sea necesario".
"Una recuperación plena es improbable hasta que la gente sienta que es seguro volver a realizar una amplia gama de actividades", advirtió en un momento en que el oeste y el sur de Estados Unidos sufren un aumento de los casos de coronavirus.
Pese a la magnitud del choque, que el Fondo Monetario Internacional pronostica que provocará una contracción de la economía estadounidense de 8%, hay algunos signos alentadores, entre ellos una caída del desempleo en mayo, un repunte de las ventas minoristas y del gasto del consumidor.
A estos indicadores se suma la mejora de la confianza de los consumidores en mayo y en junio, pese a que según los datos de los subsidios semanales los despidos provocados por la pandemia persisten, con cerca de 1,48 millones de nuevas peticiones de ayuda por desempleo la semana pasada.
Una ayuda “dirigida”
El Congreso adoptó a fines de marzo un enorme plan de ayuda de urgencia de más de $2 billones, llamado CARES Act, destinado a atenuar el impacto de la crisis sobre las empresas y los trabajadores estadounidenses más vulnerables.
La Cámara de Representantes adoptó en mayo un gigantesco plan de ayuda por 3 billones de dólares, pero los republicanos que tienen mayoría en el Senado piden cambios antes de revisarlo.
El secretario del Tesoro, Steve Mnuchin destacó de su lado ante los legisladores que la "tremenda cantidad de fondos" ya aprobados por el Congreso está ayudando a apuntalar la economía, que debería mejorar en la segunda mitad del año.
Mnuchin destacó que los datos muestran que esta ayuda ha alentado la recuperación y que en mayo se crearon 2,5 millones de empleos.
"Aunque la tasa de desempleo sigue estando en una cota históricamente alta, estamos viendo indicios adicionales de que las condiciones van a mejorar significativamente en el tercer o cuarto trimestre de este año", añadió.
El funcionario precisó que va a iniciar conversaciones para un plan adicional de ayuda.
"Esperamos con ansias trabajar con el Congreso de una forma bipartidista en julio para cualquier otra legislación que sea necesaria", agregó.
Pero precisó que cualquier ayuda adicional debería estar “dirigida hacia ciertas industrias que han sido especialmente afectadas por la pandemia, con un hincapié en el empleo”.