El Banco Central de Costa Rica (BCCR) proyecta un crecimiento de 2,6% para el 2021 después del shock económico ocasionado por la pandemia de la COVID-19
El país atravesará durante el 2021 y 2022 una recuperación leve condicionada a dos factores clave, la reestructuración de las finanzas públicas, además una rápida y efectiva campaña de vacunación.
La evolución económica durante 2021 dependerá de la pandemia y el avance del programa de vacunación. Aunque el ritmo de recuperación previsto es importante, no es suficiente para alcanzar el nivel de 2019, el cual se alcanzaría hasta en 2022. Se estima que la actividad económica tomaría fuerza a partir del segundo trimestre del presente año, cuando la población con mayor riesgo complete el plan de inmunización y la movilidad internacional pueda recuperarse con mayor vigor, con el consiguiente impacto en el turismo.
Estos fueron los datos y razones expuestas por el BCCR en la conferencia de prensa en la que dio a conocer el Programa Macroeconómico 2021-2022. Pese al impacto en la economía del confinamiento por la COVID-19, la flexibilización de las medidas adoptadas en el segundo semestre del año pasado, la expansión de la liquidez y las respuestas de política adoptadas por el Central para incentivar la demanda de crédito a menores tasas de interés, favorecieron el desempeño de la economía en meses más recientes.
De esta manera la contracción interanual pasó de ser de -7,6% a -4,5% abriendo espacio para una recuperación en forma de ‘V’ en los próximos dos años.
Proyecciones
El informe destaca una mejoría en el escenario macroeconómico que se refleja en diversos indicadores para el cierre del año y para las previsiones del 2022.
Destaca además que la evolución de los principales indicadores del sector externo estaría condicionada por la recuperación de la actividad económica local y de los principales socios comerciales.
El déficit en cuenta corriente de la balanza de pagos (que es la diferencia entre la salida y entrada de divisas de la economía) será de 3,2% este año pero disminuiría levemente el año siguiente.
Por otra parte, con respecto a uno de los objetivos principales del Central que es el control inflacionario, Rodrigo Cubero, presidente del BCCR, aseguró que este indicador se mantendrá por debajo del límite inferior del rango de tolerancia definido que es de 3% ± 1 punto porcentual.
Dentro de las presiones desinflacionarias el Central destacó la caída en el precio del petroleo a nivel mundial, una brecha del producto más negativa, como consecuencia de la fuerte contracción económica, tanto local como de los principales socios comerciales del país y el estancamiento del crédito al sector privado.
Con la proyección de una inflación por debajo de la meta, la entidad aseguró que mantendrá una política monetaria expansiva, pero prudente y responsable, que permita apoyar la estabilidad macroeconómica y financiera, el crecimiento económico y la generación de empleo.
El Central inyectará liquidez en los mercados si fuera necesario para asegurar su normal funcionamiento; y seguirá con el apoyo a la reactivación de la economía, mediante una postura expansiva de política monetaria y la coordinación de la política prudencial con las demás autoridades financieras, para asegurar el flujo de crédito a los segmentos que así lo requieran, dijo Cubero.
En cuanto al mercado cambiario durante 2020 tuvo dos factores determinantes, el primero asociado a los efectos de las medidas sanitarias de contención adoptadas ante la COVID-19 y el segundo a la incertidumbre asociada al problema fiscal que se profundizó a partir de setiembre de 2020.
“Vamos a seguir participando en el mercado cambiario durante el 2021, solamente para evitar fluctuaciones violentas”, agregó Cubero.
Consumo
La confianza de los consumdiores fue severamente afectada lo que incidió en el consumo. Sin embargo para este 2021 el Central proyecta una recuperación gradual de la demanda interna, principalmente impulsada por la campaña de vacunación y la posibilidad de retorno a la normalidad.
Por componentes del gasto se estima que la demanda interna se recuperaría, con un crecimiento de 2,4%, en promedio, para 2021-2022.
“En particular, el aumento en el consumo de los hogares para el 2021 sería respaldado por el impacto positivo que la recuperación económica tendría sobre el ingreso disponible y el empleo, así como por la mejora en la confianza de los consumidores respecto a los niveles previos a la crisis”, advierte el texto de Proyecciones Macroeconómicas.
Por otra parte las familias tendrían un mayor acceso a bienes y servicios que durante el 2020 estuvieron restringidos.
Para el 2022 el consumo seguiría recuperándose en un contexto de condiciones más favorables del mercado laboral y un nivel de actividad similar previo a la crisis.
Inversión
El Central explicó que la recuperación prevista en la inversión privada estaría relacionada con el supuesto de que los empresarios volverán a recobrar paulatinamente la confianza para invertir, como resultado de la recuperación financiera del país.
“El crecimiento está sustentado en el efecto positivo de la mejor coyuntura externa, condiciones crediticias expansivas que permitirán reanudar los proyectos de inversión que se habían detenido o postergado el año anterior, y la recuperación de la confianza de los agentes económicos”, explicó Cubero.
De acuerdo con las estimacionaciones del Central crecimiento económico estaría liderado por la manufactura y los servicios empresariales; pero con una recuperación generalizada en el resto de las actividades.
La actividad manufacturera crecería por la mayor demanda externa de productos elaborados en empresas del régimen especial y en menor medida, por la evolución esperada de la demanda interna. En esta última se espera recuperación de la actividad agrícola y de la construcción.
Finanzas públicas
Pese al deterioro que se registró en el 2020, tras los efectos adversos asociados a la pandemia por COVID-19, el Ministerio de Hacienda prevé la corrección gradual del desequilibrio fiscal.
Esto, bajo el sustento en esfuerzos de contención del gasto, una mejor recaudación tributaria y el acceso a fuentes de financiamiento externo con mejores condiciones financieras, en relación con las que enfrentaría en el mercado interno.
Para el 2020, se estimó un déficit primario de 3,9% del PIB y un déficit financiero de 8,7%, mientras que para 2021-2022 proyecta una reducción del déficit primario a 1,7% y 0,3% del PIB y del financiero a 7,0% y 5,8%, respectivamente.
Estas proyecciones contemplan la suscripción del convenio de financiamiento con el FMI, así como con el acceso a los créditos de apoyo presupuestario con organismos multilaterales y la colocación de bonos en plazas externas por $1.000 millones cada año (de 2022 a 2025).
Riesgos latentes
Durante la conferencia el presidente de la entidad advirtió que son varios los factores que podrían afectar las proyecciones para el crecimiento de la economía.
A nivel interno, Cubero aseguró que uno de los riesgos latentes es el retorno a las condiciones de confinamiento sanitario, ante un escenario en el que aumente la propagación de la COVID-19 en Costa Rica y el mundo.
Asimismo, un acuerdo fallido con el Fondo Monetario Internacional pondría en jaque el ritmo al que se espera que crezca la producción en Costa Rica.
Bajo un escenario en el que no se logre el ajuste fiscal necesario y el acuerdo con el organismo internacional, el acceso al crédito por parte del sector privado se restringiría en aproximadamente dos puntos porcentuales por año en el bienio 2021-2022. Además, el crecimiento económico sería alrededor de 1 punto porcentual más bajo por año con respecto al escenario base. Además las presiones inflacionarias podrían aumentar en poco más de 3 puntos anuales.
Un deterioro en las perspectivas de las finanzas públicas podría llevar también a presiones sobre el tipo de cambio y generar tensiones en el mercado financiero.
En cuanto a los riesgos externos, está un menor crecimiento de la economía mundial, sobretodo ante un eventual rebrote del virus o retrasos en los procesos de distribución de las vacunas contra la COVID-19.
También se une el comportamiento de los precios internacionales de los derivados del petróleo, que podrían incidir en los términos de intercambio e impactar la actividad de exportación.