En Costa Rica, las minutas o actas de las reuniones de política monetaria no se publican periódicamente, como sí ocurre en otros países más avanzados, como Estados Unidos y Canadá. Estas reuniones son muy importantes porque definen cuán altas o bajas serán las tasas de interés. El último Informe del Estado de la Nación (IEN) señala que el país debería adoptar un modelo de mayor comunicación alrededor de estas sesiones.
Hacerlo le daría una mayor transparencia a las acciones del Banco Central, además de aumentar la cantidad de información fácilmente disponible para el mercado, pero también podría propiciar algún nivel de autocensura y de malinterpretación.
Transparencia
El IEN señala que, en general, el Banco Central de Costa Rica (BCCR) debe mejorar su comunicación. Uno de los puntos que señala tiene que ver con los acuerdos de política monetaria.
La Junta Directiva del BCCR se reúne, como mínimo, ocho veces al año para discutir hacia dónde va a moverse la política monetaria. Dichas reuniones están en función de encaminar —o mantener— la inflación dentro del rango de tolerancia alrededor de la meta.
La principal herramienta que tiene el Central, aunque no la única, es la Tasa de Política Monetaria (TPM), la cual sirve como referencia para el resto de tipos de interés del mercado. Cuanto más alta sea, más caros serán los préstamos y mayor serán los intereses del ahorro, cuanto más baja sea, sucede lo contrario.
En estas reuniones la junta discute en qué nivel quieren que se ubique la TPM, según las proyecciones de inflación, las cuales son prospectivas. Sobresimplificadamente, funciona de la siguiente manera: si se prevén precios altos, lo más probable es que la tasa suba para desincentivar la producción, mientras que si se prevé una inflación por debajo de la meta, es más probable que la bajen para propiciar la inversión.
Esta es una práctica común en países con metas de inflación, como lo es Costa Rica. Sin embargo, cómo se comunica lo que sucede en cada reunión puede ser diferente dependiendo del país. En Estados Unidos, Canadá y Reino Unido, por ejemplo, las autoridades monetarias publican las minutas de la reunión entre dos y tres semanas después de que estas ocurren (aunque la decisión, con su comunicado, se publica a más tardar un día después).
En estos documentos se resumen los principales aspectos evaluados sobre las condiciones financieras y económicas, además de las perspectivas futuras, la visión de los participantes, la discusión de las acciones de política, los acuerdos tomados y la manera en que votaron los miembros del comité.
En el caso de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), los miembros divulgan dónde intuyen que se ubicará la tasa en el futuro, lo cual también brinda una percepción de hacia dónde creen estos tomadores de decisiones que se moverá la economía.
Prácticas similares se han adoptado también en Latinoamérica. México, Colombia y Chile publican las minutas de sus reuniones de política monetaria en español e inglés y muestran las divergencias en los votos de sus miembros, aunque en Colombia estos votos son anonimizados.
Según el IEN, este estilo de publicación ofrece más información a los mercados para identificar otros elementos que podrían dar pistas sobre las próximas decisiones y sobre las discrepancias entre los miembros del comité. Es decir, le permite al mercado entender mejor qué es lo que está pensando dentro el banco central.
En Costa Rica no sucede así. El Central no publica periódicamente las minutas de las reuniones de política monetaria y tampoco revela la posición de los directivos con respecto a los acuerdos tomados ni sobre a dónde creen que se moverá la TPM en el futuro. Se entiende que parte de esta información queda en las actas, las cuales se pueden solicitar, pero no forman parte del ciclo de comunicación del BCCR, como sí lo hacen los países mencionados anteriormente.
Esto no significa que haya una opacidad total. La Ley Orgánica del Banco Central obliga al ente emisor a suministrar información sobre la situación económica del país y a publicar los acuerdos de la Junta Directiva.
Entre los documentos que produce el Central periódicamente están los Informes de Política Monetaria (trimestral), el Comentario sobre la Economía Nacional (mensual) y el Informe Mensual de la Coyuntura Económica, entre otros, los cuales ofrecen un detalle sobre las principales variables económicas que sigue la entidad.
Además, este 2024 el Central empezó a hacer una conferencia de prensa después de cada reunión de política monetaria en la que el presidente del BCCR expone los motivos que los llevaron a tomar los acuerdos. Esta conferencia incluye un espacio de preguntas para la prensa y acompaña al comunicado en el que se presentan los acuerdos tomados.
Todas estas son acciones que el IEN califica como positivas. No obstante, explica que el hecho de no divulgar las minutas y las posiciones de los miembros de la junta hace que no sigan todas las mejores prácticas internacionales.
¿Vale la pena publicar las minutas?
El IEN señala que sería valioso para el país poder contar con las minutas de las reuniones y las posiciones de los directivos, aunque sea de forma anonimizada. “(Divulgar) esta información podría favorecer la formación de expectativas al dar señales sobre la fortaleza de los acuerdos tomados y sobre la dirección que a futuro podría tomar la política monetaria”, recomienda el IEN.
José Luis Arce, expresidente del Consejo Nacional de Supervisión del Sistema Financiero (Conassif) y director de FCS Capital, también cree que sería beneficioso para la compresión de la política monetaria que las minutas y la votación formen parte de la comunicación permanente del Banco Central.
“No creo que sea sobreinformación, creo que es útil. Al Banco Central le sirve que la gente sepa lo que está pensando porque eso ayuda a la transmisión de la política”, dice.
Arce también ve importante que se incluya si el acuerdo fue unánime —la unanimidad ya es normalmente mencionada— o si hubo posiciones contrarias y el por qué, incluso considera que no es necesario que sean anonimizadas, pues el peso de los nombres de los directivos también puede dar señales importantes al mercado.
Rodrigo Cubero, expresidente del BCCR, piensa que la publicación es beneficiosa en términos de transparencia y rendición de cuentas, como entidad pública, pero intuye que en el neto puede ser más perjudicial. Cubero ve dos posibles elementos negativos: la autocensura de los directivos y la malinterpretación del mercado, especialmente cuando en las sesiones puede que se haga uso de herramientas retóricas o dialécticas.
“En el arte de la deliberación es posible proponer argumentos que pueden sonar descabellados como una forma también de iluminar los que finalmente pueden ser más razonables. Todo ese ejercicio analítico, la retórica, se puede ver restringido por la vía de la autocensura si (los directivos) saben que todo eso se va a publicar”, dice Cubero.
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El expresidente del BCCR también considera que el hecho de publicar las minutas semanas después del acuerdo, como ocurre en la mayoría de países, hace que pierda relevancia más allá del análisis académico, así que ve más valioso nutrir el comunicado que ya se envía el mismo día de la reunión por encima de compartir las minutas.
Cubero considera que dicho comunicado debería incluir, cuando sea necesario, las motivaciones de los directivos que votaron en contra del acuerdo. Más allá de eso, piensa que el comunicado que ya envía el Central después de cada reunión cumple con la mayoría de puntos importantes.
Se le consultó al BCCR si habían considerado recientemente publicar las minutas de las sesiones de política monetaria, además de cuáles ventajas o desventajas ven en adoptar dicho modelo, no obstante, al cierre de edición no se obtuvo respuesta.