Salir a comer a un restaurante es uno de los placeres que se tuvieron que reducir debido a la alta inflación.
Una entrada, plato fuerte y un par de bebidas en muchas ocasiones puede costar más de ₡20.000, un gusto que por una salida, no todas las personas se pueden dar.
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La inflación pareciera ser el tema ineludible del 2022. Con un encarecimiento interanual del 12,13%, no es de extrañarse que la frase “qué caro está todo” reine incluso en la más casual de las conversaciones.
Esta cifra es la más alta que se ha registrado en Costa Rica desde marzo de 2009, para ese entonces la inflación interanual llegó a 12,32%.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), las divisiones con mayor efecto en la variación mensual del Índice de Precios al Consumidor fueron alimentos y bebidas no alcohólicas.
Este encarecimiento también se trasladan a los restaurantes. Sin embargo, se pueden aplicar algunos consejos útiles para hacer más inteligente la compra dentro de un restaurante. Pero también es importante que no deje que su estómago piense por usted.
1. Adiós al menú tradicional
¿Quién dice que tiene que pedir entrada, plato principal y postre? Usted puede jugar con las opciones que le ofrecen los restaurantes con respecto a las entradas.
Dependiendo del precio y del lugar, una o dos entradas le pueden salir más económicas que un plato principal e incluso le servirá para poder degustar de opciones más variadas.
También puede pedir dos guarniciones y compartir con otra persona el plato principal, así pagará solamente la mitad.
En muchos locales, el plato fuerte es lo suficientemente grande como para que pueda ser compartido. Pregúntele al mesero por el tamaño de las porciones.
También se puede eliminar el postre en el restaurante, y después ir a una heladería que es mucho más económico.
“Siempre es primordial manejar el presupuesto de forma que tenga claro cuánto y qué es lo que voy a consumir”, explicó Jorge Benavides, economista.
2. Reconsidere sus bebidas
Una situación que es muy común es que las cuentas en los restaurantes se disparen por las bebidas.
¿Un coctel de ₡7.000? Podría valorarlo y buscar una opción mucho más económica.
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Antes de salir de casa o del trabajo pregúntese ¿cuánto dinero puedo gastar? ¿Qué quiero consumir?
Siempre es importante conocer los precios que existen en el mercado para que pueda tomar estas decisiones de forma acertada.
“De acuerdo con el presupuesto y el tipo evento, lo mejor es navegar en Internet y consultar qué hay cerca de mi casa, puedo ver los menús digitales antes y así planear qué es lo que vamos a pedir antes de llegar al restaurante”, explicó Mónica Quirós, asesora en finanzas personales.
3. Platos ejecutivos
La hora ideal para salir a comer a un restaurante es el almuerzo, en lugar de la cena. Debido a que al mediodía suelen existir promociones o los famosos platos ejecutivos en los que se ofrecen a un mucho mejor precio que si se sale en la noche.
Las salidas para cenar y durante los fines de semana suele ser más costoso porque no ofrecen estas opciones que se quedan para de lunes a viernes.
Puede consultar siempre por promociones, combos o descuentos que se realizan para que pueda planificar sus salidas y así tener en el radar cuáles días y a cuáles horas le sale más barato comer afuera.
También existen las famosas “happy hour” donde puede aprovechar bebidas 2x1 con acompañamientos que le salen más económicos que pagar una cena completa.
4. No ir con tanta hambre y guardar las sobras
“Lo mejor es comer un aperitivo antes de ir al restaurante para no llegar con tantísima hambre. Consumir agua, semillas o una fruta”, recomendó Quirós.
Cuando se asiste a un restaurante con mucho apetito suele suceder que se pierde el control de los gastos. Tener mucha hambre hace que se quiera pedir más de la cuenta e inclusive al final que sobre comida.
Para evitar este tipo de situaciones lo mejor es no llegar con demasiado apetito que vaya a ocasionar estos gastos de más, o bien, ser consciente de que se tiene mucha hambre, pero no ser desmesurado y mantener siempre el balance entre lo que se quiere gastar y lo que se va a consumir.
En caso de que queden sobras, lo mejor es guardarlas y llevarlas a casa, así tendrá otra comida para el día siguiente.