Una vez que las personas cuentan con los requisitos de pensión básica, como edad y cuotas, llega el momento de recibir los fondos del Régimen Obligatorio de Pensión Complementaria (ROP). La manera en que se reciba el ROP dependerá de la modalidad de retiro que seleccione la persona, esta es una decisión que no se debe tomar a ligera ya que determinará la mensualidad a recibir y la longevidad de los recursos.
Actualmente hay siete modalidades de retiro para el ROP: cuatro contempladas originalmente en la Ley de Protección al Trabajador (la que da vida a este fondo) y tres más que se agregaron en 2020 por medio de dos transitorios.
Comencemos por las originales.
Renta permanente: en esta modalidad el pago mensual no se hace con el capital acumulado sino con los frutos de las inversiones que se realicen con este. Es decir, dependerá de los rendimientos que logre sacar la Operadora de Pensión Complementaria (OPC) a la que esté afiliado, ya sea por intereses o por mejorar en los precios de los títulos.
Retiro programado: con el retiro programado la mensualidad surge como resultado de la división del capital acumulado (incluidos los rendimientos) por el monto del valor actuarial necesario unitario (valor de una unidad de pensión). Esto se hace por medio de una tabla de mortalidad existente en el país, que llega hasta los 115 años. Aquí, a diferencia de la renta permanente, sí está retirando periódicamente parte del capital.
Renta temporal calculada hasta su expectativa de vida condicionada: esta modalidad comparte ciertas características con el retiro programado en cuanto toma el capital y lo divide entre plazos, sin embargo el cálculo toma en cuenta la expectativa de vida existente a la hora del retiro.
Renta vitalicia: este caso es especial debido a que en la actualidad no se ofrece. En esta modalidad el afiliado contrata con una entidad aseguradora autorizada en el país una renta vitalicia mensual, por lo cual a esta última se obliga al pago de dichos frutos, desde el momento en que se suscribe el contrato hasta su fallecimiento. A diferencia de las otras tres opciones, esta modalidad no la brinda una OPC sino una aseguradora, sin embargo hasta la fecha ninguna de estas entidades ha ofrecido el producto.
A estas cuatro opciones se les agregaron tres más por medio de los transitorios XIX y XX que agregó la Ley 9.906 en 2020.
Transitorio XIX: este transitorio permite dos modalidades más, siempre y cuando el afiliado se haya pensionado antes del 31 de diciembre de 2020 y no haya retirado el total acumulado. La primera modalidad es la del retiro de los 30 meses, en esta el monto que el pensionado tenía acumulado en el ROP lo puede retirar en 30 meses hasta agotar el saldo.
El otro portillo que abre es el del retiro acelerado: aquí la modalidad permite recibir la totalidad de su saldo acumulado en cuatro tractos de 25%. Los depósitos se realizan entre períodos de nueve meses.
LEA MÁS: El ROP: La ballena en el estanque que presionó al alza el tipo de cambio de un coletazo
Transitorio XX: este transitorio está disponible para las personas que se hayan pensionado a partir del 1°. de enero del 2021 y hasta el 18 de febrero del 2030 y se le conoce como la desacumulación de acuerdo a cuotas o renta por cuotas. En esta modalidad el pensionado recibe la totalidad de saldo según la cantidad de cuotas que aportó durante su vida laboral. Explicado sencillamente: si aportó diez cuotas, recibirá el total de su monto acumulado (más rendimientos, por supuesto) dividido en diez mensualidades.
¿Cómo sé cuál me sirve más?
Adrian Pacheco, intendente de Pensiones, recomienda siempre acercarse a la operadora para recibir asesoramiento sobre cuál modalidad suple mejor las necesidades de cada pensionado. Este es un servicio que brinda cada OPC, sin embargo Pacheco menciona que si el afiliado no se sintió satisfecho con la información brindada por su operadora, puede acercarse a la Superintendencia de Pensiones (Supén) para ser atendido.
Cada una de las modalidades tiene sus pros y sus contras y tienen como objetivo saciar diferentes filosofías de retiro. Partiendo del hecho de que cada persona tiene diferentes necesidades, hay tres preguntas claves que le pueden ayudar a determinar cuál modalidad se acopla mejor a su condición:
¿Cuán longevo quiere que sea su flujo de dinero? Aquí lo que hay que responderse es si desea que le llegue una mensualidad por parte del ROP durante toda (o gran parte) su vejez o si prefiere un retiro acelerado, con los riesgos que eso conlleva a largo plazo.
¿Cuáles son sus obligaciones económicas? El pensionado tiene que medir su presupuesto para saber, primero, cuánto es el mínimo de mensualidad que necesita y, segundo, si ese monto lo utilizaría para hacerle frente a gastos fijos, de ser ese el caso, lo más probable es que necesite que la mensualidad sea lo menos volátil posible.
¿Desea agotar los fondos? Quien vaya a disfrutar de la pensión también tiene que pensar si desea agotar el capital del ROP (ya sea a corto o largo plazo) o si desea heredar parte de los recursos a sus beneficiarios.
¿Cuál modalidad lo cubre por más tiempo?
Las tres modalidades originales tienen un fin más longevo: buscan proteger a mayor plazo los ingresos de los afiliados, mientras que las que se añadieron con los transitorios XIX y XX de la Ley 9.906 son soluciones más cortoplacistas en los que el pensionado recibe la totalidad de los fondos en una breve ventana de tiempo.
Si lo ve a largo plazo, lo más probable es que la mejor opción para usted se encuentre entre las tres originales, si no, puede irse a uno de los transitorios, aunque recuerde que si se retiró después del 2021 solo puede seleccionar las opciones que le da el transitorio XX.
También tiene que tener en cuenta que con estas opciones cortoplacistas estaría renunciando al flujo constante de dinero que le darían las demás modalidades, esta es una alternativa que solo se recomienda cuando el pensionado tiene una posición económica muy cómoda y puede garantizarse, por medio de otros ingresos pasivos, un monto digno para vivir el resto de su vejez. También está el caso contrario: si tiene una deuda grande por saldar y está dispuesto a sacrificar parte de sus ingresos futuros para finiquitarla.
La modalidad más longeva es, en cambio, la renta permanente, ya que no gasta el capital sino que genera la mensualidad a través de los rendimientos de las inversiones. Además tiene otra característica de largo plazo (que puede ser positiva o negativa, dependiendo de cada afiliado) y es que, al no gastar el capital, cuando la persona fallece ese dinero le queda a los beneficiarios como una especie de herencia adicional.
Las demás modalidades, al consumir el capital, tienen la desventaja de que lo desprotegen una vez se agotan los fondos, aunque eso se daría ya en el ocaso de su vejez. En el retiro condicionado a la expectativa de vida, una vez el pensionado la supera, se queda sin los fondos del ROP, es decir, hay un mayor riesgo de longevidad. El retiro programado tiende a durar más, ya que probablemente no supere los 115 años que se utilizan en el cálculo, pero también se irá diluyendo con los años y su grosor dependerá de cuán grandes fueron sus aportes durante su vida laboral.
¿Cuál garantiza más constancia mensual?
Aunque las tres modalidades contempladas en la Ley original están constituidas para cubrirlo a largo plazo, hay algunas que se diseñaron para darle un flujo más constante a cambio de un menor potencial, esta es la condición que separa al retiro programado y la renta condicionada a la expectativa de vida de la renta permanente.
En la renta permanente el pensionado está más expuesto a las volatilidades de las inversiones de los fondos, ya que su mensualidad está compuesta de los rendimientos de estas. Esto es un arma de doble filo, ya que se ve beneficiado cuando las rentabilidades son altas, pero perjudicado cuando los mercados presentan bajones, como los que se vivieron con las crisis de 2008 y 2022.
Para Héctor Maggi, gerente general de la OPC de la Caja Costarricense del Seguro Social, si el pensionado necesita de su mensualidad del ROP para hacerle frente a sus gastos fijos, lo ideal sería buscar una modalidad más constante, como el retiro programado, y no una fluctuante, como la renta permanente.
Renta permanente, la favorita
La renta permanente ha sido la modalidad más escogida por los pensionados con un porcentaje de elección de alrededor del 55% con datos a noviembre del 2022.
Para Óscar Benavides, director de Negocios de Popular Pensiones, la principal razón por la que la gente elige esta modalidad es porque solía darle una mayor mensualidad al afiliado. “Los niveles de rentabilidad generados en el sector durante los años anteriores han correspondido a rentabilidades muy altas, lo cual hacía que la mensualidad de la renta permanente estuviera en la mayoría de los casos como la más alta, lo cual la posicionó como la alternativa preferida”, explica.
Sin embargo, esa ventaja se diluyó en 2022 cuando la caída de los mercados ante la inflación galopante y la crisis de logística se trajo abajo los rendimientos de las inversiones de las OPC. Para aminorar los daños, la Supén aumentó el cálculo que se realiza en la renta permanente para que tomen en cuenta las rentabilidades de los últimos 36 meses y no solo los últimos 12 meses, como sucedía antes. Con este cambio se trataron de diluir las volatilidades de corto plazo en el cálculo de la renta permanente.
De momento, según Benavides y dada la coyuntura actual, el retiro en cuotas aportadas suele tener las mayores mensualidades, sin embargo considera posible que esta modalidad se haga menos atractiva conforme pasen los años, “dado que los afiliados tendrán mayor cantidad de años aportados y la desacumulación a mayor cantidad de meses generará mensualidades menores en relación con algunos de los otros productos”.
El director de Negocios de Popular Pensiones ve probable que en los próximos años tome mayor auge la renta temporal calculada a la expectativa de vida condicionada, debido a que la desacumulación a un plazo menor al retiro programado generaría una mejor mensualidad. Esto tomando en cuenta que las personas suelen buscar la modalidad que les brinde un mayor flujo de dinero mes a mes.
LEA MÁS: ¿Vale la pena postergar la pensión? Caída en rentabilidades de los fondos se sentiría menos
“Adicionalmente, no hay que perder de vista que el sistema de pensiones complementarios aún no está maduro”, explica Alejandro Solórzano, gerente General de la OPC Vida Plena, “el tiempo máximo que ha cotizado una persona hoy es de 22 años y el sistema está diseñado para períodos de cotización de entre 35 a 40 años. Conforme las personas cotizan más tiempo, la tasa de reemplazo subirá, haciendo que otras modalidades se vuelvan más atractivas como las rentas vitalicias o las programadas”.
Actualmente, los afiliados tienen la ventaja de que la decisión, salvo que agoten el saldo, no es permanente: la normativa permite el cambio de modalidades si así lo quisieran.