La cartera de créditos de la banca se desacelera desde mayo del 2017, ante la menor demanda de los consumidores de préstamos y la previsión es que su lento crecimiento se mantenga a lo largo del año en curso.
Desde entonces, el saldo de los préstamos redujo su crecimiento en seis puntos porcentuales. Crecía a un ritmo de 13,3% pero a enero repuntó solo 6,9%.
Los resultados muestran una desaceleración tanto en las carteras de los bancos estatales como privados y sin importar la moneda, lo que evidencia que la coyuntura económica ha impulsado a que en general las personas pospongan su decisión de endeudarse.
¿Qué explica este comportamiento? En la acera de la moneda nacional, el alza en las tasas de interés encareció los préstamos mientras, en dólares, la incertidumbre generada justo en mayo del año pasado (cuando el precio del dólar llegó casi a ¢600) movió a los clientes a posponer sus decisiones de financiarse.
- Saldo de la deuda a enero 2018: ¢15,7 billones
- Repunte de la cartera de la banca: 13,30% en mayo 2017 y 6,9% en enero 2018
- Crecimiento en dólares a enero: 9,7% en 2017 y 3,8% en 2018
- Dinamismo en colones a enero: 14,5% en 2017 y 10% en 2018
Las dudas sobre si es momento para adquirir una deuda en moneda extranjera se mantienen, puesto que el crédito todavía en enero pasado mostraba niveles menores a los vistos hace un año.
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Sumado a esto, la regulación cambió entre el 2016 y el año pasado, y desde entonces los bancos deben hacer mayores estimaciones de crédito para clientes no generadores de dólares. También, deben contar con un mayor requerimiento patrimonial para cubrir los riesgos que se derivan de este mismo tipo de clientes.
Esto ha golpeado los créditos hipotecarios de vivienda y de vehículos, en los que una buena porción de la deuda pertenece a personas que no ganan en dólares.
Los créditos, principalmente de vivienda, se encarecieron y esto no solo impactó a la banca privada - que es la que coloca mayormente en moneda extranjera - sino también a la banca pública, explicó Maurilio Aguilar, directos de Riesgo Corporativo del Banco Popular.
Aunque esos podrían ser los créditos más golpeados, en términos generales, la banca percibe un saldo que no creció o redujo el ritmo en casi todas las actividades económicas.
La banca privada registra un crecimiento positivo en ambas monedas, pero las dos carteras han bajado el dinamismo. La de colones todavía más.
En contraste, el saldo del crédito en dólares de la banca estatal, por su giro de negocio (más concentrado en colones), registró una diferencia negativa de 11 puntos porcentuales de abril 2017 a enero 2018, cuando pasó de crecer 8,40% a contraerse 2,97%.
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Al primer mes del año en curso, la banca pública cumplió cinco meses (setiembre a enero) de mostrar cifras negativas en la cartera en moneda extranjera.
Aunque los préstamos en colones de los bancos públicos sí crecen, el ritmo es menor que lo registrado a mediados del año pasado.
En adelante, las proyecciones de la banca sobre el comportamiento que tendría el crédito en 2018 son bastante conservadoras.
Su previsión se fundamenta en los resultados que mantiene el mercado hasta el momento así como en el lento crecimiento económico que registra Costa Rica.
Sin una actividad económica dinámica, es poco probable que los resultados de la banca mejoren, pero si la producción da un giro se traducirá, como efecto dominó, en mejores cifras de financiamiento.
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Las expectativas de la banca, se alinean a lo estimado por el Banco Central en su Programa Macroeconómico para el periodo 2018-2019. En este documento la autoridad monetaria estima que el crédito al sector privado crecerá 6,9% en 2018, prácticamente la misma cifra que en 2017.
Según el Central, los préstamos en dólares repuntarían solo 1% y en colones 10,9%.
La dinámica esperada tanto por el Central como por el sector bancario podría cambiar una vez pasada la segunda ronda electoral, cuando exista más certidumbre del modelo económico que seguirá el nuevo gobierno.
Mayor estrujamiento en la banca pública
Los bancos estatales coinciden en que la desaceleración de la colocación de sus préstamos en moneda extranjera no se puede fundamentar en un solo factor, sino que obedece a una serie de eventos internos y externos.
De entrada, al estar enfocados en el crecimiento del portafolio de crédito en colones, un mínimo movimiento hace que reduzcan más la oferta en dólares.
Por ejemplo, el Banco Nacional registró un dinamismo de 15% en colones durante el 2017, pero la cuenta en dólares se mantuvo prácticamente igual a la del año previo.
El Banco Popular, por su lado, registró un crecimiento interanual de 12,53% en colones y de 2,53% en dólares, a enero de 2018.
Por último, el Banco de Costa Rica registró un crecimiento del 5% en el saldo de sus préstamos en 2017, focalizado en colones.
Uno de los principales hechos que ha restringido el repunte de la cuenta en dólares fue el cambio en la normativa de la Superintendencia General de Entidades Financieras (Sugef), para el otorgamiento de crédito en dólares, que desestimuló la oferta en esa moneda.
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A final de cuentas ese era el objetivo de la regulación, reducir la dolarización de la cartera que pertenecía a clientes no generadores de dólares (que alcanza cerca del 70% del saldo principal de la deuda en esta moneda).
Las novedades de las que habla la banca están incorporadas en la normativa Sugef 1-05, Reglamento para la Calificación de Deudores, publicada a mediados de diciembre del 2016.
Otro factor es el menor crecimiento económico y la incertidumbre, que impacta el comportamiento del crédito.
“Un menor crecimiento de la economía en el 2017, y la incertidumbre que siempre ocasiona un año preelectoral, hace que el sector privado demande menos recursos, principalmente en esa moneda”, explicó Juan Carlos Corrales, gerente del Banco Nacional.
También, el alza de las tasas de interés en colones, impulsado por los incrementos en la Tasa de Política Monetaria (TPM) y el que los clientes invirtieran en la moneda nacional, influyó en la liquidez y en que la banca estatal pensara más en la estrategia de cómo manejar los recursos disponibles.
“Se originó un leve incremento en la participación del fondeo en colones, debiéndose valorar el destino de esos recursos para mantener consistencia a nivel del margen financiero (costo del fondeo versus rentabilidad), del cumplimiento de indicadores como calces de plazos por moneda e indicadores y reservas de liquidez, y de la adecuada gestión del riesgo cambiario”, explicó Rossy Durán, gerente de Finanzas del BCR.
Una explicación adicional es el alza de las tasas de interés en el exterior, que aumenta el costo del crédito en dólares e incentiva la colonización de las carteras.
Si a todo esto se suma la segunda ronda electoral, es poco probable que el crédito encuentre incentivos para dinamizarse en lo que resta del 2018, más allá de lo que ha mostrado hasta el momento.