Para junio de 2023, el crédito en dólares de la banca pública al sector privado no financiero creció en 7,89%, ligeramente más que en los bancos privados (7,69%). Esta tendencia es corta, lleva apenas tres meses en números positivos, sin embargo, es la primera vez que se ve un crecimiento interanual para este sector desde abril del 2017.
En los últimos diez años los bancos privados no solo han acaparado la mayoría del crédito en moneda extranjera sino que, año a año, se llevan una parte más grande de la tajada. En junio de 2013, el 58% del crédito en divisas entregado por los bancos pertenecía al sector privado, para ese mismo mes del 2023 el número aumentó a un 72%.
No obstante, desde el pasado mes de abril se observa un repunte importante en la colocación de crédito en moneda extranjera por parte de la banca pública, al punto de alcanzar y sobrepasar ligeramente —por lo menos para junio— la tasa de crecimiento de los bancos privados, los cuales llevan diez meses en números positivos después de una contracción en los préstamos de esta denominación durante una buena parte del 2021 y 2022.
Crecimiento del crédito
Este fenómeno se da en medio de un repunte generalizado del crédito, el cual ha aumentado un 5,7%, impulsado tanto por las operaciones en colones como en moneda extranjera. Un año atrás, en junio del 2022, el incremento había sido del 4,2% y respondía únicamente a la moneda local, los préstamos en divisas, en cambio, decaían.
Actualmente, el crédito en colones todavía crece (5,4%), pero se ha desacelerado en comparación con el de moneda extranjera, el cual aumentó a 6,5% y lleva ocho meses seguidos en aceleración, según datos del Banco Central de Costa Rica (BCCR).
De la mano de este aumento, la participación relativa del crédito en divisas dentro de los créditos totales mostró en los meses recientes un leve repunte: en mayo se ubicó en un 32,1%, el 2023 lo inició en un 31,6%.
En su Informe de Política Monetaria, el BCCR señaló que este aumento es consecuente con el encarecimiento del crédito en colones, dado el aumento en las tasas de interés activas en esa moneda.
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Además, la expectativa de un tipo de cambio que ha experimentado una drástica caída en el último año también aparece como un incentivo dentro de la ecuación, en especial para los deudores que no tienen una cobertura cambiaria. Es decir, quienes reciben sus ingresos en colones pero deciden tomar un préstamo en otra moneda.
Desde junio del 2022, el tipo de cambio ha disminuido alrededor de un 20%, pasando de cerca de ¢700 a alrededor de ¢540. Esta disminución facilita tanto el pago de las mensualidades como el de las primas.
Por otra parte, la Tasa Activa Negociada (TAN) en colones ha crecido en un 46,07% desde enero del 2022, mientras que su contraparte en dólares lo ha hecho solo 29,44%.
Básicamente, hay una conjugación de dólares y préstamos más baratos (en comparación con su contraparte local). Aún así, estas condiciones parecieran ser de un plazo relativamente corto. Es decir, no es realista apostar a que se perpetúe la caída en el tipo de cambio. Lo mismo se puede decir del comportamiento de las tasas. De hecho, ante los mejores resultados inflacionarios, se espera que paulatinamente se reduzcan los intereses en colones.
A los dólares, en cambio, podrían faltarles más tiempo para que se disminuyan sus tasas debido a que su comportamiento responde a factores internacionales, más específicamente al accionar de la Reserva Federal de los Estados Unidos, la cual, por lo menos hasta ahora, no ha dado muestras de que vaya a reducir sus tasas pronto.
Kattia Ramírez, subgerenta General de Riesgo y Crédito del Banco Nacional, menciona que ha habido un aumento en la demanda de crédito en dólares dentro de los clientes de la entidad y coincide con que ese incremento se relaciona con la disminución en el tipo de cambio.
“Es importante señalar que es diferente el diferencial cambiario que se ha observado en estos seis meses, que la depreciación o apreciación esperada en el futuro, razón por la cual el Banco Nacional se enfoca principalmente en colocar este tipo de créditos en clientes sin exposición a riesgo cambiario, cuyos ingresos sean en la misma moneda o cuya situación financiera sea lo suficientemente solvente como para soportar el efecto de posibles aumentos en el tipo de cambio en el futuro”, dice Ramírez.
Según información proporcionada por el Banco Nacional, las operaciones en dólares de esta entidad crecieron un 15,22% al pasar de $2.069 millones a $2.384 millones entre diciembre de 2022 y junio del 2023. Las actividades económicas que más generaron este incremento en la cartera fueron: servicios ($216 millones), vivienda ($50,9 millones) y turismo ($15 millones).
El Banco de Costa Rica, por su parte, señala que —además de los incentivos del tipo de cambio y las tasas de interés— también ha jugado un rol importante la reactivación económica y el auge en el desarrollo de proyectos de carácter inmobiliario y turístico del último año, los cuales, según explica, han requerido el financiamiento en moneda extranjera. En ese sentido, el aumento en la demanda de este tipo de créditos lo han notado más a nivel empresarial que en el personal.
Riesgo
En pasadas ocasiones —por ejemplo, en la Memoria Anual de 2021— el Banco Central ha explicado que el otorgamiento de crédito en dólares implica un riesgo de impago para el sistema financiero debido a las fluctuaciones que puede llegar a tener el tipo de cambio. Ese riesgo se magnifica cuanto mayor sea la proporción del crédito otorgado a deudores cuya principal fuente de ingresos no está en la divisa.
No obstante, esa proporción ha ido a la baja en los últimos años, aunque sigue siendo la mayoría: el 2020 cerró el año con un 66% de los créditos bajo de ese tipo de deudores —entonces se categorizaban como “no generadores— y en junio del 2023 ese número cayó a un 59%, ahora categorizados como deudores sin cobertura cambiaria.
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Entre 2020, 2021 y buena parte del 2022, la caída en el peso de este tipo deudores fue acompañada por una disminución en la relación del crédito en moneda extranjera al total de la cartera. Sin embargo, esa relación se ha invertido en 2023 y ahora es el crédito en dólares el que gana más peso.
Aún así, la proporción de préstamos a deudores sin cobertura cambiaria ha disminuido. En su Informe Mensual de Coyuntura Económica del pasado mes de junio, el Central comentó que el incremento en los nuevos créditos en dólares —desde octubre del 2022— se concentró mayoritariamente en deudores que sí tienen cobertura al riesgo cambiario.
Según las definiciones de la Superintendencia General de Entidades Financieras (Sugef), hay tres tipos de coberturas para este tipo de operaciones:
- Cobertura natural: El deudor cuenta con un flujo regular de ingresos en la misma moneda extranjera en la cual está denominada la operación crediticia.
- Cobertura financiera: Incluye un derivado financiero con una institución financiera.
- Cobertura mixta: Utiliza una combinación de ambas.