Las nuevas regulaciones fiscales, incertidumbre económica y largos procesos de inscripción limitaron la creación de nuevas cooperativas en los últimos tres años.
Del 2015 al 2017 se inscribieron un total de 164 cooperativas, es decir, un aproximado de 54 por año. Sin embargo durante el 2018, 2019 y 2020 la cifra disminuyó a 103, lo que implica un promedio de 34 por año.
Según Alejandro Ortega, director ejecutivo del Instituto Nacional de Fomento Cooperativo (Infocoop) esto responde a varios factores, pero en específico se lo atribuye a la incertidumbre económica que ha asediado al país en los últimos tres años.
“La compleja situación económica de los últimos años es una de las principales razones del decrecimiento, impactando los ámbitos económicos y sociales del país de los cuales las cooperativas no son la excepción”, advirtió Ortega.
Adicionalmente Ortega comentó que desde la institución pudieron observar en años anteriores una creación inmadura de cooperativas sin el correcto conocimiento de normas, sin estabilidad financiera e inclusive con poco conocimiento del funcionamiento del mismo.
Esta prematura formación de cooperativas, aseguró, las llevaba a tener un promedio de vida de tres a cinco años. De tal manera que de las 164 instituciones formadas entre el 2015 y 2017, sería menos de la mitad las que aún se mantienen activas.
Fanny Obando, gerente de promoción en Infocoop, aseveró que el ‘valle de la muerte’ de las cooperativas es de tres a cinco años, periodo en el cual al menos 90% de las instituciones dejan de existir.
Bajo esta premisa las autoridades de Infocoop fijaron un nuevo objetivo que consiste en prestar mayor atención a que los proyectos empresariales de las cooperativas sean viables y sostenibles, con una sólida base en su gestión y un mercado garantizado para sus productos y servicios.
Para lograr la meta se tuvieron que establecer una serie de instrumentos de diagnóstico socioeconómico, contable y financiero que le permite al grupo de asociados sensibilizar su proyecto desde las ópticas de la productividad y eficiencia empresarial.
“Es así como muchos de los grupos que inician el proceso, no llegan a la fase final si no reúnen tales condiciones”, agregó Ortega.
Explicó también que de esta forma se minimiza el riesgo de fracaso y mortalidad de las cooperativas, y las personas no quedan frustradas en su intento con respecto al modelo cooperativo.
“La inserción en el mercado les afecta (a las cooperativas) como a cualquier otra empresa. No están blindadas y no gozan de ningún tipo de tratamiento fiscal preferencial”, aseveró Obando.
Otro factor que incidió en la formación de nuevas cooperativas, fueron las condiciones tributarias que empezaron a regir desde el 2019.
De acuerdo con el artículo 31 de la Ley de Impuesto sobre la Renta, el sector debe hacerse cargo de una obligación tributaria, la cual consiste en cuantificar y retener el impuesto sobre los excedentes o utilidades cancelados a sus asociados, según una tarifa diferenciada y escalonada, explicó Rafael González, socio de Impuestos y Legal de Grant Thronton.
En los casos de las cooperativas de ahorro y crédito, la retención se realiza sobre los rendimientos de los ahorros y los generados por los títulos valores emitidos.
González destacó, además que esta es una obligación a nivel de excedente distribuido, es decir para cada asociado, pero en el caso del excedente neto es un rubro que aún no presenta mayor afectación.
Cooperativas en detalle
Al cierre del 2020, 31 grupos cooperativos lograron obtener su personería jurídica y empezar a operar como emprendimientos en áreas como agricultura, servicios, informática, comercialización y consumo, entre otras.
Sin embargo, esta es la cifra de agrupación más baja en los últimos cinco años.
De los 31 grupos, 17 son de autogestión o trabajo asociado y 14 de gestión o tradicional.
Las cooperativas de gestión o tradicionales son las más comunes, de manera tal que en los últimos seis años datos del Infocoop muestran que se han creado 168 bajo esta modalidad.
En las cooperativas tradicionales las personas asociadas deben aportar un capital social y a cambio reciben servicios en su respectiva área asociada.
Seguidamente están las cooperativas de autogestión, las cuáles encabezan la lista en 2020 y representan el segundo modelo más cotizado.
Para estas, son los mismos asociados quienes tienen el control de los medios de producción en su calidad de propietarios y a la vez, trabajadores de la empresa. De esta manera llevan a cabo la producción de bienes y servicios mientras participan de la distribución de las utilidades.
Regiones
A lo largo de los años la formación de nuevas cooperativas está dominada por la región Central, la cual desde el 2015 consolidó al menos 13 operaciones de este tipo, por año.
Por otra parte la región de Huetar Caribe y Pacífico Central le siguen en cuanto a la creación de cooperativas por año.
Huetar Caribe abrió 25 nuevas cooperativas en el 2015, colocándose así como la región con mayor inversión de este tipo.
Desde entonces en la región hubo una disminución de nuevas cooperativas, pero se mantiene segunda en el listado actualizado al 2020.